Cuando política y videojuegos se dan la mano

Si me leéis y sois españoles, espero de veras que votárais el domingo pasado, que votar es algo importante y que todos debemos hacer siempre. Y no os digo que tengáis que votar a un signo o a otro, sino simplemente que lo hagáis porque la política es una parte fundamental de nuestras vidas que lo impregna todo. Ya sea a nivel local o global, hay que estar al tanto de estos temas, sobre todo si nos meten visiones políticas por las orejas sin que nos demos cuenta, como pasa a menudo con los videojuegos. 

 

No hablo de mensajes subliminales, ojo. Ningún juego, que yo sepa, se ha marcado un ANIRAM AL NE ETATSILA. Sin embargo, raro es el shooter que no tiene un mensaje militarista positivo y que hace ver al soldado como un hombre blanco heterosexual al que debemos aspirar. No se que haya nada malo en ser soldado o blanco y hetero, pero el mensaje es claro: ser militar sirve de algo, hay gente mala que no se merece más que un tiro en la cabeza y un largo etcétera de mensajes que puede expresar una pistola.

 

 

Call of Duty e imitadores son un ejemplo clásico de política y cultura metida en el juego como si no pasara nada, y por fortuna tenemos juegos como Spec Ops The Line que, sin ser tan sutiles y teniendo aún así muchos de esos defectos, intenta darle la vuelta a ese mismo mensaje político. 

 

Todo esto lo vengo a comentar porque sigo dándole vueltas a Assassin's Creed Syndicate y lo único que me gustó de este y que me ha hecho valorar un poquito más a Unity y Ubisoft: que la compañía intenta traducir la inestabilidad de nuestro mundo occidental y de las protestas populares que están ocurriendo a través de sus juegos y de retrotraerse a épocas pasadas donde ocurría algo similar. 

 

Es curioso porque nunca nos paramos a pensar en estas cosas y de casi todos los juegos se puede sacar algo. ¿No es gracioso que en un EEUU destrozado se usen chapas como dinero porque, bueno, el capitalismo y la propiedad privada deben seguir existiendo en esta distopía de "el país más importante del mundo". Es una interpretación, claro, sobre todo porque es más evidente que EEUU y Rusia no se destruyeron de milagro en el siglo XX. 

 

 

Hasta de The Witcher 3 podemos aprender algo, caray. La segregación de clases y de razas es un tema fundamental en el juego, igual que lo fue en el segundo. En el primero también estaba ahí, aunque de The Witcher 1 me quedo más con que Geralt es un detective que destapa una organización criminal que trafica con droga (el fisstech de las narices). Y pese a que la ambientación es medieval, el mensaje está ahí para asumirlo.

 

Luego el juego puede hacerlo mejor o peor, por supuesto, y Assassin's Creed se pierde por completo en el hecho de que es un juego de mundo abierto y que su historia tiene que volver siempre, sí o sí, a que los templarios con mu malos y los Assassin son los buenos; pero el trasfondo se puede asumir un poquito. Los videojuegos siguen siendo un medio donde los espacios son lo más importante, y tener cierta ambientación ya hace bastante por ellos y por su mensaje, incluso si este luego no cala por otros motivos.

 

Mucha gente sugiere que toda obra de ficción viene a ser una interpretación de nuestro mundo desde un punto de vista imaginativo, y no les falta razón. Y quien me diga que no se puede hacer en cualquier juego, que me responda a una cosa: ¿acaso salvar siempre a la princesa no es un comentario sobre el papel de la mujer en nuestra sociedad? Que Anita Sarkeesian puede tener opiniones muy controvertidas, pero en cuanto a Super Mario Bros y la damisela en apuros no debería haber muchas dudas.

 

Así que lo dicho, cuidado con cómo nos puede afectar jugar a un juego con las defensas bajas, que sus mensajes calan de un modo u otro. 

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