Cuando Pokémon deja de ser "Pokémon"
Hace no mucho se quejaba mi querido compañero Álex Pareja de que Pokémon no dejaba de ser lo mismo. Y no le falta (cierta) razón. Lo que pasa es que nos sigue gustando. A día de hoy, cuando juego a mi queridísimo Pokémon Zafiro Alfa no puedo evitar echar la vista atrás y pensar en aquellos momentos en los que le robaba la Game Boy ladrillo a mi hermano para jugar a Pokémon Azul. Pokémon, si es ese Pokémon que nos cuenta siempre la misma historia de distinta forma (aunque sea con cambios sutiles) me encanta. Cuando Pokémon deja de ser ese Pokémon de “Hazte con todos, acaba con el Team Rocket, salva a la animadora, salva al mundo y gana al Alto Mando” ya no me gusta.
Juegos de Pokémon hay muchos. Cada uno ha encontrado su público, especialmente en el sector infantil, pero el que siempre se mantiene por encima del resto es el juego “canon”, oséase, el que corresponde a Plata, Perla, Zafiro, X, etc. La gente empezó a hablar de Mundo Misterioso y mis amigos intentaron vendérmelo, pero hasta ahora, y quitando Pokémon Colosseum (que no lo jugué porque no tenía la consola), no hay juego de Pokémon que se haya salido de lo normal y me haya llamado la atención.
He llegado a esta conclusión tras conocer y ver el tráiler de Pokémon Picross, el nuevo juego gratuito en el que capturamos Pokémons completando diferentes puzles. El título, con un total de 300 puzles, se presentaba para Nintendo 3DS en formato digital, a través de eShop y ni aunque me dieran dinero por descargármelo lo haría. Bueno, vale, seamos sinceros: si me dieran bastante dinero sí que lo haría. Pero no se va a dar el caso, ¿verdad? Tacaños.
Lo cierto es que, descartando el juego online de Pokémon GO para móviles, nada ha conseguido llamar mi atención más allá de “la línea argumental” principal. Será que no me canso de jugar siempre a lo mismo, así que aquí hay algo que se está haciendo muy bien desde Nintendo y Game Freak. ¿Cómo haces que un juego que te cuenta lo mismo que el anterior te siga atrayendo? Pokémon, desde Azul y Rojo (y Verde en Japón) allá por 1996 – 1999 en Europa, donde Pokémon Azul llegó en lugar de Pokémon Verde. No era el mismo juego con distinto nombre, sino una mejora a nivel gráfico y de contenido que también se aplicó en Pokémon Rojo – hasta este último año, con Pokémon Zafiro Alfa y Rubí Omega, nos ha contado siempre la historia de un niño (o una niña) que tiene varios objetivos principales en su vida: Ser un Maestro Pokémon y hacerse con todos para rellenar la Pokédex. Por supuesto, con cada título se nos ha añadido algo más a la colección: Concursos, bayas, pokélitos, la relación con nuestros Pokémons, la crianza... Además de los 469248626 mil millones de Pokémon, con los que en más de una ocasión se les ha agotado la imaginación.
Es como si escribiéramos una serie de libros que contasen siempre la misma historia, pero cambiando el aspecto del protagonista y añadiendo capítulos. Algunos con haberse leído el primer libro habrán tenido suficiente, pero otros sentirán curiosidad por ver qué se añade al siguiente de la saga. Me parece que yo siento algo parecido. La saga principal de Pokémon es esa colección de libros, todos con la misma historia pero cada uno con su encanto, mientras que el resto de juegos de la franquicia se me antojan como un fanfic, como un juego hecho por amantes de Pokémon, pero que no dejan de ser “aficionados”. Ojo, no me refiero con esto que Mundo Misterioso y el resto de títulos no tengan su trabajazo detrás. Se trata, más bien, de que quizás para mí no tengan ese “algo” de los juegos principales, por mucho esfuerzo que se haya puesto en ellos.
¿Qué tienen los juegos de Pokémon que los convierten en lo que son? ¿Y qué le falta al resto de la franquicia para llegar a ser como ellos, para gustarme? O a lo mejor es sólo problema mío, que salí así de fábrica.
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