Cuando muere un videojuego...

Qué triste es cuando muere un videojuego. Y no, no me refiero a que se te caiga el disco de la caja y termines pisándolo, con la mala suerte de partirlo. Se trata de una defunción en la que, por mucho que tengas el hardware adecuado y un ejemplar en perfecto funcionamiento, no podrás volver a hacer que ese juego vuelva a vibrar con los colores de la vida.

Este pensamiento se me ha venido a la cabeza cuando he visto que Capcom, tal y como anunciara el pasado mes de enero, acaba de cerrar los servidores de Monster Hunter Tri, la fantabulosa versión que la compañía nipona sacara para la todavía hoy popular Wii de Nintendo. La causa que pone sobre la mesa la productora nipona es la de redestinar los recursos de esta versión hacia Monster Hunter 3 Ultimate, la todavía calentita entrega de la serie para Wii U. Es de suponer que se habrán hecho los pertinentes estudios en pos de comprobar la inviabilidad de seguir manteniendo el servicio en Wii, si bien me consta que en países como Japón y Alemania el juego seguía teniendo una comunidad de jugadores de lo más activa.

En el caso de Monster Hunter Tri siempre cabe la posibilidad de retomar la épica del cazador de monstruos en solitario, algo que es ciertamente incomparable a la experiencia multijugador, pero que al menos implica el hecho de que el juego sigue vivo. Sin embargo, otros ejemplares no han tenido tanta suerte, siempre con la dependencia de la conexión con los servidores de la compañía como principales valedores de la catástrofe. Y digo catástrofe porque en determinados casos ha sido especialmente dramático el asunto.

Uno de los casos más sonados fue el de Halo 2 en su versión Xbox. Habiendo sido uno de los más notables abanderados del online en el mundo de las videoconsolas, la obra de Bungie consiguió alargar el funcionamiento de su multijugador online mucho más allá de la 'muerte' de la máquina que lo acogía, con una Xbox 360 que estaba mucho más que implantada en el mercado mundial. Así, en abril de 2010 Microsoft desconectó el servicio en línea del juego, acabando así con toda una leyenda que, recordemos, fue despedida por todo lo alto, con sus más acérrimos fans llevando a cabo una maratoniana partida en la que, cuando cayera la conexión del último jugador, todo acabaría.

A colación del tema que tocamos, si hay una noticia que temen los usuarios activos de la segunda mano más viejuna -esos que en tiempos de crisis compran un FIFA 10 en el año del FIFA 13- es aquella en la que, casi anualmente, Electronic Arts suelta la lista de los títulos que cierran su servicio en línea. Por norma, caen las franquicias deportivas con por lo menos un par de años de veteranía (FIFA, Madden, Tiger Woods...) y algún que otra obra que, como fue en el caso de Battlefield 2, estaba especialmente preparada para el juego online. Con los otros ejemplos siempre quedará el multiplayer local, pero con el título de Dice solo nos queda un bonito posavasos que ocupa sitio en la estantería.

Tintes de desastre cobra esta circunstancia cuando se trata de un MMORPG, género que depende de forma absoluta del servicio dispuesto por la compañía a través de la red de redes. Cuando el producto deja de ser rentable (cosa habitual con la competencia de World of Warcraft), cerrojazo al canto. Por citar algunos ejemplos que han sufrido tan triste catástrofe, tenemos a City of Heroes, Tabula Rasa, Everquest Online Adventures, ArchLord, Rising Force Online, Sevencore, Priston Tale 2... Imaginad la situación de esos usuarios que, con meses o años de trabajo, llevaban unos personajes de órdago. En cualquier caso, en muchos de estos títulos las despedidas eran auténticas fiestas, que han mostrado desde alucinantes batallas campales hasta lo que podría ser la celebración de un macro-funeral. Impactante cuanto menos.

Y es que la muerte de un videojuego no es algo que debería dejarnos indiferentes... Visto lo visto, es fácil pensar que aquel título online que tanto te gusta y al que tanto juegas bien que puede ser el siguiente.