1. Mundogamers
  2. Noticias

Cookie Clicker sigue evolucionando

Haz el favor de llamar a tu abuela
Por Kysucuac

No sé cómo lo conocí. Sólo sé que hice click y vendí mi alma al diablo. Un solo click y ya estaba perdida. Tétrico, ¿verdad? Parece que hablo de cualquier página web de las que te dan un susto o de las que te roban la cartera, como Aliexpress o la plataforma de Valve (ay, Steam a veces se lleva un dinero que no tengo). Pero lo cierto es que no, hablo de algo aparentemente mucho más inofensivo, pero igual o más adictivo. No sé si podemos calificar de juego a este... lo que sea, pero desde luego entretenido es. Y mira que no hay que hacer absolutamente nada. ¿Sabéis ya de lo que hablo?

 

Pues sí, Cookie Clicker. Hasta le dediqué mi primer vídeo de mi ya abandonado canal de Youtube. Mi reino por una galleta es la mejor manera de definir tu vida después de probarlo. Esta creación del demonio – conocido, en este caso, como Orteil – nació hace ya unos cuantos años (concretamente, en agosto de 2013 vio la luz por primera vez), pero ha seguido ahí, en la sombra. Yo lo conocí, hice click y se acabó mi vida. Tal cual.

 

Lo sorprendente no es el tiempo que perdí (en realidad, era toda una inversión) en ese endiablado universo galletil, sino que el juego, lejos de desaparecer, ha evolucionado. Seguimos haciendo click en la galleta gigante, sí, pero hay algo más, mucho más. Bueno, a ver, que yo me estoy viniendo arriba con esto y lo mismo no sabéis de lo que estoy hablando. Si habéis hecho click en el enlace a mi vídeo absurdo, ya lo sabéis, pero si habéis decidido conservar vuestra salud mental, no. Cookie Clicker consiste, básicamente, en hacer click para conseguir galletas. A su vez, las galletas te permiten comprar objetos (o abuelas) para conseguir... ¡exacto, más galletas! Y crear tu imperio gallético hasta el infinito.

 

A mí me asusta que algo tan sencillo y “tonto” como esto haya tenido éxito, siga vivo y, lo peor de todo, siga creciendo. No sólo por el número de galletas, sino porque a su alrededor se ha generado todo un mundo. Y no, no hablo únicamente del merchandising, sino de que una simple galleta haya conseguido desarrollarse como juego, añadiendo nuevos objetos y nuevas estrategias. ¡Como lo oyes, estrategias! Maeh mía.

 

Pero es cierto. Después de... no sé, ¿dos años? Sin acordarme siquiera de que esta maldición existía, volví a entrar en Cookie Clicker. Empezando de cero, claro, ya que cambié de ordenador, de navegador y demases. Una lástima, yo también construí un gran imperio. Pero no pasa nada, es lo bueno de este juego, que vuelves a la fama y la fortuna sin demasiada dificultad. O eso pensaba yo. Para que os hagáis una idea, antes era mucho más sencillo llegar a comprar todos los objetos de nuestro pequeño “catálogo galletil”, y ahora llevo una semana y media dejando el ordenador encendido cuando me voy a trabajar Y NO HAY MANERA DE LLEGAR A COMPRARME UN PUÑETERO PORTAL.

 

134710PR95Ek3 

La reencarnación como estrategia

Parece como si Cookie Clicker ya no fuera el mismo al que yo “jugaba”, como si hubiese renacido. O se hubiese reencarnado. La reencarnación se ha convertido en una nueva opción de la malvada creación de Orteil, siendo un paso importante a la hora de crear estrategias de desarrollo y gestión de las galletas. Pero, Kysu, ¿qué puñetas estás diciendo? ¿Se te ha llenado el cerebro de galletas? Es posible. ¡No! Bueno, un poco. La cosa es que ahora podemos reencarnarnos para empezar de cero, pero con diferentes ventajas.

 

De este modo, se ha introducido un sistema de prestigio que dependerá de las horas que le echemos a Cookie Cliker. Cuando la barra de nuestro legado llegue al máximo, podremos elegir la opción de reencarnarnos. Perderemos todo nuestro patrimonio, todas nuestras galletas y a todas nuestras abuelas, pero podremos elegir distintas ventajas para el desarrollo de nuestra futura fábrica de galletas. Por ejemplo, una de las ventajas que más me llamaron la atención, es la posibilidad de que se sigan generando galletas a pesar de que cerremos el navegador e incluso apaguemos el ordenador.

 

Y todo esto, ¿para qué? Pues para seguir haciendo más galletas. Chicos, esto es así, sencillo, simplón, sin nada que te dé vueltas en la cabeza, salvo ese pequeño detalle de NECESITO MÁS LABORATORIOS DE ALQUIMIA, PERO TAMBIÉN TENGO QUE AHORRAR GALLETAS Y NO SOY CAPAZ DE LLEGAR A UN TRILLÓN, MALDITA SEA. Sí, te sulfuras un poquito, pero se te olvidan todos los demás problemas de la vida. Porque ahora sólo pensarás en la galleta.

 


<< Anterior Siguiente >>