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Contrastes del videojuego: política y deporte

Fernando Alonso y los Republicanos
Por Toni Piedrabuena

Los contrastes de una sociedad rancia, desde luego. Leo en Meristation que una página web americana de republicanos ha criticado a Colleen Lachowicz, candidata al Senado de Maine por compaginar sus deberes políticos con jugar a World of Warcraft. Por otra parte, tenemos a Fernando Alonso, que la mala suerte se cebó con él en Suzuka, pero le permitió conocer a Hideo Baba, productor de la franquicia Tales of, de la que el asturiano es seguidor. Algo es algo, ¿no? El que salió fuerte de Japón es Vettel, que como bien dice Marca, ha reseteado el Mundial de pilotos y esperan cinco citas en las que ambos protagonizaran uno de esos duelos que tanto agradan a los seguidores de la velocidad. No me iré por las ramas: repasemos ambas noticias.

 

La página republicana comenta que Maine “necesita un senador que viva en el mundo real” y tontea ante el asunto firmando el final del escrito con un “perdonadme: tengo que irme de cacería”. Según lo que podemos leer en Meri, la cosa no queda ahí: la práctica de WOW por parte de Lachowicz ha sido catalogada por parte del bando republicano como un acto que deja clara su inmadurez y su 'doble vida'”. La candidata se ha defendido declarando que “estoy en buena compañía con varios millones de norteamericanos que me acompañan jugando on-line. ¿Qué será lo próximo? ¿Acusarme de ostracismo por jugar a Angry Birds?”. Es lo que tiene la campaña política: cualquier punto se ataca, correcto, pero ese ataque tan sumamente gratuito al hobby de muchos de sus votantes, quizás esté fuera de lugar en el siglo XXI.

 

ALONSO TALES

 

Veamos el otro punto: Fernando Alonso durante la jornada de entrenamiento del Gran Premio de Fórmula 1 de Suzuka tuvo un encuentro sorpresa con Hideo Baba, que es el actual productor de la franquicia Tales of. Por muchos es sabida la práctica de Fernando de llevar una figurita SD de Asbel, protagonista de Tales of Graces, por todo el mundo y hacerle fotos que comparte luego en su Instagram y Twitter. No parece importarle a nadie que un bicampeón del mundo disfrute de videojuegos, y de hecho, muchos deportistas de élite hoy en día no ocultan su pasión por el ocio electrónico en ningún medio o aparición pública... ¿Acaso es malo? El encuentro entre Baba y Alonso ha fructificado en una campaña publicitaria para el futuro de la que todavía no hay mucha información, pero positiva para ambas marcas, claro.

 

Contrastes de una noticia muy similar en la que intervienen dos personajes públicos que son relacionados para bien y mal con el videojuego. Quizás nos deje claro, de alguna manera, cómo se ve el videojuego todavía en pleno 2012. Hemos avanzado mucho: recuerdo a finales de la década de los noventa la relación del criticado Nicolás Anelka con su también criticada por los medios deportivos pasión por la PlayStation. Luego metió el gol que certificó el pase a la final de la Champions del año 2000 ante el Valencia y todo se olvidó, pero se habló largo y tendido de ello. Hoy los deportistas aparecen en eventos como el E3, no dudan en mostrar su pericia a los mandos de un FIFA y se relaciona a esos jóvenes talentos del balón con algo habitual para esa edad: los videojuegos, ya no es nada extraño. ¿Pero el mundo de la política? Ah... eso es otro cantar.

 

lorenzo

Lorenzo, otro ejemplo de estrella gamer

 

La política es tan necesaria como rancia a la vez. Los medios que mueven su información proyectan una imagen mucho más rancia y asquerosa que la de los propios entes políticos, por lo que cualquier cosa que pueda criticarse del “enemigo” se hará y se echará en cara y se atacará por ello. El ataque gratuito a la de Maine y el buen trato a Alonso ejemplifica, de alguna manera, que nuestra batalla por la normalización de nuestra práctica va por el buen camino y que hemos conseguido pasar algunas barreras, pero todavía nos quedan años hasta llegar a la tribuna de los carcamales que parecen ofendidos por cualquier cosa que no sea fumarse un buen puro encendido con un billete de 100 dólares. Todo lo que sea gastar menos de eso, mierda, ya saben. Seguiremos luchando.


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