Con mods juego lo que me echen
Mamá, quiero ser artista

¿Qué puede ser mejor que un videojuego? Cualquiera de nosotros respondería “NADA ES MEJOR QUE UN VIDEOJUEGO, IDIOTA”, pero una vez lo pensamos fríamente nos damos cuenta de que muchas cosas que están más allá de esos píxeles también molan. Como un masaje con final feliz o barra libre sin límite de tiempo en cualquier bar de copas, por ejemplo. Claro que aquí estamos para hablar de videojuegos y no de alcohol gratis – menos en el caso de Rafa, que es capaz de unir ambos conceptos con una maestría que ya quisiéramos algunos –, por lo que vamos a hablar de ellos y de algo que hace que a veces el juego perfecto mole más todavía: Los mods.
Hagamos uso de la sabia Wikipedia para definir qué leches es un mod y por qué nos alegra tanto la vida: se trata de “una extensión que modifica un videojuego original proporcionando nuevas posibilidades, [...]” suficiente. Eso es lo que significa descargar un mod para cualquier juego: Una nueva posibilidad. Un nuevo personaje, un nuevo traje, una nueva pantalla, un nuevo mapa, una flechipolla... Hay miles de universos alternativos en un videojuego si nos ponemos a hablar de mods. Pero, además de todos esos extras que los mods nos permiten, hay algo más. A veces nos ayudan a solucionar un bug o a mejorar nuestra experiencia sin ningún tipo de contenido añadido per se. Y precisamente de ese tipo de mod quiero hablar hoy.
Hablamos no hace mucho de que Final Fantasy VI también iba a llegar a los ordenadores de manera legal (que sí, que todos nos hemos bajado emuladores) gracias a Steam. Sí, Square Enix sabe que puede explotar el factor nostalgia y ha decidido traernos todos los títulos a la plataforma de Valve. El problema era que la copia del juego que llega a la Master Race es una remasterización, con novedades y diferentes modificaciones, entre las que destaca su aspecto. Ese aspecto se ha alejado del original del título de 1994 y se ha basado en el de la versión para móviles que salió hace relativamente poco. Aunque le da un toque suave y desenfadado que parece estar bien, no ha conseguido gustar a la gente. Aquí es donde entran las buenas noticias.
Un mod permitirá jugar al Final Fantasy VI original. Aplausos, confeti, vítores y lágrimas de alegría. Sí, ya no tenemos por qué quejarnos de la llegada del juego a Steam ni hay razón alguna para no comprarlo. El juego será, gracias a este mod, exactamente igual al original, salvo con las posibles novedades que esa remasterización traiga más allá de su cambio físico. Lo curioso es que ha sido un proceso mucho más rápido y sencillo de lo que se esperaba, ya que el propio juego incluye la ROM original del mismo.
Si es que ya lo dicen los anuncios de Aquarius: El ser humano es maravilloso. Cuando quiere. Y el modder responsable de esto lo ha querido. Es sencillamente fantástico encontrarte a gente dispuesta a currarse a tope algo sólo para hacer felices a una comunidad de jugadores que igual nunca se preguntarán ni su nombre. Todos y cada uno de los artistas que andan detrás de un mod no oficial de cualquier juego que sea, incluso el creador de la flechipolla, merece nuestra consideración. Porque cada pequeño detalle conlleva un meticuloso trabajo que no todos sabemos apreciar y merece ser apreciado.
Ya no hay excusa, muchachos. Final Fantasy VI ya es perfecto para todos y está preparado para el gusto de cada uno. Sí, necesitaremos bajar un mod, pero ahí está la posibilidad. Si no, siempre nos quedará ese nuevo aspecto reluciente y sencillo. Renovarse o morir, my dear.



El gran problema que le veo a esto es que estos juegos se venden bien, por ende las empresas no van a esforzarse en publicar versiones decentes de títulos antiguos si con el mínimo esfuerzo ganan dinero...
Me parece genial lo de los modders, pero no les voy a dar un céntimo a Square Enix por el trabajo de otros. Me quedo con el emulador, como todo el mundo debería. Si queréis mandarles un mensaje positivo comprad los Bravely Default, parece que es lo único nuevo que financian que no ignora los 25 años que tienen detrás. Si un día empiezan a escuchar a la gente y a hacer estas cosas por su cuenta ya hablaremos.