Como si 500 gigas fuesen la panacea de la next-gen

Todo eran bromas y mofas cuando Nintendo ofrecía su consola de nueva generación con 8 ó 32 GB de disco duro. Fue un mal asunto saber que, lo hiciésemos como lo hiciésemos, ese tamaño se iba a acabar quedando corto tarde o temprano y que esos 50€ extra de la versión Premium no supondrían nada si con cualquiera de los dos modelos tendríamos que acabar por utilizar el almacenamiento externo. Pero la realidad es que no es necesario invertir esos 70€ extra en un disco duro de 1 TB.

Entre que los juegos en disco no requieren instalación y que muchas de las versiones descargables están optimizadas al máximo para ocupar el mínimo posible, no hay que hacer malabares con datos para poder descargar todo un Super Mario 3D World que ocupa sólo 1,5 GB.

Sin embargo, por mucho que tanto Xbox One y PlayStation 4 nos ofreciesen 500 GB de disco duro de serie, la realidad es que no es una cifra que equilibre tanto la balanza en su favor por muchos otros aspectos en contra que, tal vez ahora no, pero que con el tiempo terminarán por pasar factura en este salto forzoso a lo digital.

Contando con que de esos 500 GB se utilizan casi 100 para datos de sistema que no podemos modificar ni por supuesto eliminar, la cifra ya se reduce en 1/5. Y a partir de ahí, empezamos a descontar. 38 GB de Killzone: Shadow Fall y 35 GB de Knack o 31 GB de Forza 5 y 34 de Ryse, 33GB de Battlefield 4, 39 GB de Call of Duty: Ghosts, 20 GB de Assassin's Creed IV: Black Flag, 8 GB de FIFA 14, 43 GB de NBA 2K14,... Y sólo con los títulos de lanzamiento ya tenemos el HDD casi lleno, sin que ninguno sea descargable.

Aparte de cosas inexplicables como el que Knack ocupe un 2000% más que Super Mario 3D World, hay detalles en la nueva generación que no son plato de buen gusto. Con la cosa de que Xbox One no nos permite saber cuánto tenemos ocupado del disco duro, se rumorea que se llena con aproximadamente 340 GB, que además de distar mucho de esos 500 GB que ponen las cajas, suponen menos de una decena de juegos instalados.

Y ahora todavía no, pero cuando dentro de unos meses empiecen a aparecer las barras de progreso sin parar, y las de momento rápidas instalaciones se conviertan en liberar espacio del disco, instalar o reinstalar, contenidos fragmentados por doquier, y que lo que pretendía ser una partida rápida a un FIFA o NBA con los amigos se convierta en esperas, acabaremos por pasarnos más tiempo esperando que jugando.

Y si nos metemos en el fangoso terreno de lo exclusivamente digital, en este aspecto no hay una mejor que otra. Mientras que en Xbox One las descargas van más fluidas, las instalaciones son una tortura de espera. Pero en PlayStation 4 las descargas no van tan bien (eso sí, muchísimo mejor que en PS3 o Vita) aunque el proceso de instalación es más rápido.

Y a pesar de todos estos inconvenientes de la instalación obligatoria que hacen que los discos duros integrados se nos queden pequeños, ni siquiera se nos permite utilizar dispositivos de almacenamiento externo para instalar juegos. ¿Dónde están las ventajas de esos 500 GB?