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Cómo no hacer las cosas cuando organizas un evento de eSports

Lo que no debe ser noticia
Por Kysucuac

Quiero que este artículo sea tomado como una crítica suave y constructiva, y no como un discurso del odio y el caos por parte de un periodista engreído. Porque en todo caso sería engreída, claro. Lo que os voy a contar es lo que viví ayer en las finales regionales de FIFA 17, una final europea donde la única noticia que deberíamos comentar hoy es la victoria de Daniele Paolucci, alias Prinsipe.


Si os soy sincera, ignoro por completo cómo se ha organizado esto en otras ocasiones. Después de todo, ésta es la segunda temporada competitiva y, en fin, no estábamos ante el estreno de nada. Más bien lo contrario, se trataba de la gran final regional antes del desafío que supondrá Berlín. Por ello pienso que debería estar mejor organizado. ¿Que por qué? Ahora pasamos a eso. Y si me está escuchando (más bien leyendo) EA Sports, lo siento mucho, pero quiero ser sincera.


Esta final se ha celebrado en Madrid, más concretamente en el IFEMA. Siempre he estado muy contenta en lo que a la organización de eventos en este lugar se refiere, si bien no siempre tiene tanto que ver con el staff del sitio, sino con los contratados por las diferentes marcas, véase Gamergy, véase Madrid Gaming Experience. Por tener esa experiencia, esperaba algo muy distinto de lo que he encontrado.


Ya sabéis que a los de prensa siempre nos dan un multipase que consigue generar odio en la gente que no lo lleva. ¿Por qué? Porque solemos librarnos de hacer cola, entre otras cosas. En esta ocasión, me dieron una pegatina que me puse en la camiseta (fue muy gracioso estar cinco minutos masajeándome el pechote para quitarle las arrugas a la pegatina mientras un par de chavales me miraban preguntándose qué cojines estaba haciendo, sí) y aguardé cola. Nada grave en realidad teniendo en cuenta que, bueno, no éramos demasiados.


El problema llegó después, cuando, tras la primera cola, tuvimos que esperar para poder acceder al pabellón. Primero, una mujer nos explicaba en inglés qué íbamos a ver y cómo teníamos que acceder. Ni que decir tiene que tras las explicaciones de la chica, venía la traducción al español; pero los becerros que me acompañaban decidieron burlarse al no entender nada de lo que ella decía. Gritos, risas, y tonterías ahogaron la voz del traductor. Sí, un micrófono hubiera estado bien.


La chica comentó que las finales llevaban jugándose todo el día, y que ahora accederíamos al pabellón para descubrir quiénes iban a jugar el partido decisivo. Algo que tampoco me hizo mucha gracia, ya que hubiese estado bien poder haber visto todos los partidos. Peeero como se trataba de un evento gratuito, era mucho pedir.


Mientras explicaban, surgió mi primera alerta (porque lo de la cola, en realidad, era una tontería. Yo, que estoy acostumbrada a lo bueno, a la élite. Dejadme), y es que algunos asistentes poseían un ticket para una rifa. Cuándo, cómo y por qué obtuvieron dicho ticket es algo que se escapa a mi conocimiento. Al mío, y al de el 50% de los asistentes, que no tenían nada claro de dónde había salido el papelito rojo que algunos tenían y ellos no.


Cuando el premio de la rifa apareció (un juego de FIFA 17 para Xbox One y otro para PlayStation 4), la gente decidió abalanzarse sobre su portador, que acabó lanzando los juegos a la multitud. No sé si lo entendí bien, ya que creo que ése era el premio del sorteo posterior… Pero ahí no hubo sorteo. Fue entonces cuando me pregunté qué estaba haciendo allí, entre animales que habían decidido berrear y luchar a muerte por un juego. Un juego que, evidentemente ya tenían, y que sólo querían, como escuché a más de uno “para venderlo en Wallapop”.


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Pero ahí no acaba todo

Por fin, llegó el momento de acceder al pabellón. Esperaba encontrar un pequeño escenario y una grada reducida, donde todo el mundo tuviese su asiento y pudiese disfrutar del espectáculo. Lo que encontré, no obstante, no me inspiró demasiada confianza, y se sumaba a la ya negativa visión que estaba formando del lugar. Una pequeña plataforma (en medio de un inmenso pabellón sin utilizar) soportaba el peso de los dos titanes, y la multitud tenía que agolparse alrededor de ésta. De pie.


No había opción para sentarse, ya que lo único que teníamos alrededor era suelo. Y focos. De hecho me tocó colocarme entre dos focos y casi me quedo ciega. Os sonará a queja tonta, pero os pongo en situación: soy una persona con problemas cardiovasculares y pies planos, lo último que debo hacer, por salud, es estar una, dos, tres horas de pie, quieta, sin hacer nada. Y aunque no los tuviese, no es nada cómodo.


Los eSports son, ante todo, competición y espectáculo. Si uno de los dos elementos falla, todo cojea. Este evento estaba pensado para la gente que lo veía desde casa, en streaming, y por ello no se tuvieron en cuenta pequeños detalles que no se pueden ignorar. Está bonito ver a una multitud alrededor de los jugadores, dándoles calor (yo me agobiaría muchísimo), apoyándoles; pero hay que pensar que el público no está solo al otro lado de la pantalla, que también está ahí, en directo, y que quizás no todos quieran estar de pie.


La falta de organización, de moderación, de orden, le ha dado un sabor amargo a mi primera experiencia en un evento exclusivo de FIFA 17. Al encuentro no le faltaba emoción, pero si los detalles de tu alrededor se desmoronan, no puede disfrutarse igual. Y, amigos, los eSports están para disfrutarlos.



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