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[Cara B] ¿Es la Xbox One para tanto?

Los juegos de la Xbox One son lo mismo de siempre
Por Dayo

Todo ying tiene un yang. A cara, cruz. El señor Álvaro Ondina, a raíz de un evento de Microsoft, propuso comentar en qué situación se encontraba la Xbox One y a qué nos enfrentábamos. Él sería el poli bueno, y yo el poli malo. La verdad, viendo su artículo, cualquiera diría que estamos hablando de esa consola que nos asqueó a todos hace unos pocos meses. Ha llovido mucho y la Xbox One se ha vuelto más atractiva. Ondina lo refleja muy bien. Sin embargo, una consola no es nada sin su software, y la mejor tecnología y el mejor online y las mejores opciones de personalización de avatar y de listas de amigos no son nada si no hay juegos que nos inviten a encender esa consola ¿y qué ocurre con los juegos de Xbox One?

 

Pues que no hay nada nuevo bajo el cielo.

 

Ryse: Son of Rome, Dead Rising 3, Forza Motorsport 5 y Killer Instinct. Esos son los títulos que pude probar en una lujosa habitación de hotel gracias a la amable invitación de Microsoft, pero por mucho que buscase, no podía encontrar la novedad en esta “nueva generación”. Ryse, en primer lugar, sigue luciendo esos mismos quicktime events que mostró en el E3. Ahora se necesitan más golpes para llegar ahí, pero cuando aparece la señal basta apretar un gatillo para que la cámara se ralentice y un aura de color rodee al enemigo diciéndome qué botón pulsar como si fuese una versión simplificada de Simón Dice. En cuanto logré figurar cuáles eran exactamente los controles, la hipótesis que tuve al ver ese primer gameplay se corroboró: esto es lo mismo que Assassin’s Creed. Y que Batman: Arkham Asylum. Y que Sleeping Dogs. Un botón para atacar, otro para golpear con el escudo, otro para dar volteretas y otro para bloquear y contraatacar, una cámara que angula un plano general en picado y esto se escribe solo. No voy a decir que en Crytek sean unos grandes innovadores, pero al menos sabían marcar su terreno con sus otras obras. Far Cry tenía ese diseño abierto que nadie más ofrecía y luego Crysis lo llevaba más allá con las capacidades del nanotraje. He perdido la cuenta de cuántas veces jugaría a Crysis en el ahora distante 2007 porque era muy divertido y podía afrontarlo cada vez de una forma distinta. Iba a Crysis porque quería la experiencia Crysis. Pero cuando bloqueé por enésima vez el enésimo golpe del enésimo bárbaro, sentí que esto lo había visto antes. Son las mismas peleas rítmicas en las que los estudios parecen haberse arrinconado, y sí, funcionan, pero si me voy a comprar una consola por 500 euros y me va a venir con un juego que cuesta más de 60 euros, espero que merezca mucho la pena.

 

Ryse

¿Recordáis cuando cada juego de acción tenía su sistema de control único?

 

El siguiente de la lista era Dead Rising 3, pero no sabría exactamente qué decir de él porque no había diferencia entre esta demo y la del original. Era un sandbox puro: te dejan suelto en la ciudad. No hay objetivos. Hay zombis. Muchos zombis, he de decir, pero cuando una horda de probablemente cientos de ellos me rodean y puedo quitármelos de encima a puñetazos sin miedo, me pregunto por qué pierdo el tiempo en machacar botones. Sigue siendo prácticamente lo mismo: hay una miríada de objetos por ahí para que juguéis con los zombis. Puede que sea gracioso la primera vez que vas por la calle con una máscara de caballo golpeando a los zombis con un martillo que tiene un motor electrificado por cabeza, pero a la tercera el chiste pierde fuerza. Ahora han metido coches en la fórmula, pero su control no se diferencia tanto de Tony Hawk Underground. En general el juego no se diferencia del primer Dead Rising. Ahora todo es más gris. Si a vosotros os sirve ¿quién soy yo para contradeciros?

 

Después toca Forza 5. Uno esperaría ver al menos una evolución gráfica en un juego de coches, pero la verdad es que no era tan distinto de lo que podría ver o hacer en Gran Turismo 5. Algo muy parecido ocurría con Killer Instinct y Mortal Kombat. Curiosamente este es el juego más vistoso que había en el evento, pero ni siquiera en este caso me parecía tan distinto de lo que podía ver en la obra de NetherRealm. Había muchos efectos de partículas, chispas y pedacitos de hielo y cristal, y uno de los personajes era traslúcido, así que podías contemplar las refracciones avanzadas y todas esas cosas que se describen con una terminología que desconozco, pero una vez más, no parecía nueva generación. Había jugado a este juego antes. Y hablando de gráficos, no sé hasta qué punto estarían estas obras en alfa o beta, pero esos prometidos 1080p se notaban muy poco, y ni siquiera Ryse, que junto con Final Fantasy XV se alzó como el juego más visualmente espectacular, pudo convencerme de que la Xbox One fuese, en efecto, una consola basada en nueva tecnología. Esto ya lo había visto en The Last of Us, solo que aquí tenía mucho más brillo.

 

KI 1

Vieja escuela, viejas ideas, viejos conceptos

 

Antes de cerrar, esto no lo digo porque la PS4 sea mi consola favorita y le tenga pillada manía a Microsoft. Cuando digo que han corregido muchos de sus errores, lo digo en serio: la consola parece realmente interesante. Y si hubiéramos hecho esta suerte de artículo-contraartículo con el evento que hubo de la PS4, habría tenido palabras similares ¿qué me van a mostrar? ¿Killzone 4? Lo que intento transmitir con esto es que la nueva generación ahora mismo se está horneando, y por momentos me parece que intentan vendernos la masa precocinada diciéndonos eso de que “es sólo un detalle”. Todavía quedan juegos muy interesantes por descubrir en esta generación y no hay ningún motivo para apresurarse. La nueva generación vendrá, pero no este noviembre.


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