Capcom ve al nuevo DmC como una "expansión" de la saga
No voy a decir que el nuevo DmC tenga mala pinta, pero el proyecto parece ligeramente abandonado a su suerte si nos atenemos a las últimas palabras de Capcom y al bombo que la compañía le está dando, teniendo en cuenta que es un título al que le quedan seis meses para su estreno. La última, decir que el título no es una reinvención de la saga sino una "expansión" de la misma.
En definitiva, el caso DmC comienza a oler a aquel Prince of Persia en cell shading de Ubisoft que quedó en experimento y poco más, visto el cariz que está tomando el asunto. Que el nuevo título no está levantando pasiones es una opinión que se puede contrastar con facilidad entre los jugones, pero cuando el mismo estudio que lo realiza comienza a mandar mensajes encubiertos respecto a sus intenciones con el mismo, es que algo no funciona.
Las declaraciones han aparecido en Destructoid de la mano de Motohide Eshiro e Hideaki Itsuno: "Somos firmes creyentes en la idea de que abrir una puerta no significa que otras se cierren automáticamente. Tenemos todas las opciones sobre la mesa. Nos entusiasma esta nueva entrega de DmC y si la gente está interesada en explotar el mundo de DmC, estaremos encantados de regresar. El título no reemplaza al mundo del Devil May Cry original, es una expansión del mismo. Estamos abiertos a todas las posibilidades".
Blanco y en botella. Que Capcom no apueste de una manera contundente por el juego ya dice muchas cosas de por sí, pero estas declaraciones no hacen sino reafirmar a aquellos que piensan en el título como un tiro de ciego para ver si suena la flauta y, de alguna manera, la saga coge aire.
El título, que tuvimos ocasión de probar en el E3, tiene sus cositas. Como Devil May Cry tradicional puede ser una experiencia demasiado alocada para la potencial base de seguidores. Pero para aquellos que esperen un título a medio camino entre lo hortera y el hack 'n slash desenfadado y sin ninguna pretensión, pueden encontrar un oasis. Dicho en otras palabras, no nos extrañaría nada que se convirtiera en una joya de culto kitsch con los años.
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