Canción triste para PSVita. La consola que Sony no supo entender

PSVita ha sido descatalogada, se la ha dejado a su suerte de una manera tan desapasionada como se la ha tratado en estos últimos años. La vida de PSVita ha sido una muy distinta a la de PSP. La primera portátil de Sony cuenta con un glorioso catálogo, uno al que es imprescindible acudir si queremos conocer el lore de Kingdom Hearts, de Final Fantasy VII o de Metal Gear Solid, y eso es mucho decir.

 

PSVita podría haber sido la continuación del legado de PSVita, la casa de juegos olvidados, de spin offs arriesgados y de todos los indies que han ido saliendo en los últimos años. Es aquí donde tendría que haber aparecido un nuevo Dino Crisis, otro Silent Hill y el Metal Gear Solid dedicado solo a Ocelot. Pero no ha sido posible.

 

 

Si nos preguntamos cómo se ha dado esta situación, a mí solo se me ocurre que todos esos desarrollos han preferido suceder en PS4. El objetivo de PSP era el de ofrecer juegos de corazón portátil con aspiraciones a títulos de sobremesa, pero PSVita quiso ofrecer videojuegos propios de las consolas mayores, desde su lanzamiento. Ese pequeño cambio de planteamiento, uno que parece minúsculo, es el germen de su mala vida, porque estos acabaron apareciendo en Playstation 4.

 

Porque, ¿cuál es el objetivo de una consola portátil, cuál tiene que ser? Ofrecer a los desarrolladores la oportunidad de arriesgar, de sacar proyectos pequeños e ilusionantes, de intentar abrir nuevas vías de narración en obras consagradas y de entregarnos otras pequeñas que luego continuar, con grandes presupuestos, en máquinas mayores. En eso acertó PSP. En eso falló el marketing y el objetivo de PSVita.

 

Esta opinión personal se refuerza con el remote play, con la intención de permitirnos jugar a títulos de PS4 en PSVita. Aunque muchos disfrutamos esta feature, lo cierto es que le hizo más mal que bien a la consola. Juegar en la portátil así no hacía más que manifestar las limitaciones de esta al reproducir según qué juegos: falta de R3 y L3, ausencia de un segundo gatillo, controles táctiles ineficaces…

 

El último clavo en el ataud lo puso PSVR. La realidad virtual de Sony, funcione mejor o peor, ha acabado siendo el reducto de la experimentación, de ese objetivo que creo que tiene que cumplir siempre una consola portátil. Y así, se ha muerto PSVita para Sony.

 

Pero eso no quiere decir que lo haya hecho para nosotros. PSVita sigue siendo un lugar excelente para gozar con el catálogo retro de PSOne, para sumergirnos en JRPG fundamentales y también en la mejor versión de Persona 4. Hasta siempre, fabulosa máquina maltratada y malentendida.

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