Camino a Red Dead Redemption 2: Reyes, Allende y la cruzada por México

Este artículo forma parte de una serie centrada en rememorar momentos y personajes icónicos del primer Red Dead Redemption

John Marston es un hombre resignado con su naturaleza. En una de sus conversaciones con Landon Ricketts, el antes famoso pistolero yanqui retirado ya en Chuparosa, México, comenta que ha intentado varias veces tomar el camino del bien, ser una buena persona, pero que unas veces por las circunstancias y otras por la impulsividad, siempre termina con las manos manchadas de sangre. Y eso es un problema cuando estás en el salvaje oeste y se te da bien manejar un revólver.

 

Red Dead Redemption nos vende la historia de un pistolero que quiere finiquitar el resultado de sus malas acciones, saldar deudas y retirarse tranquilamente junto a su familia. Da igual cómo. John debe dar caza a Javier Escuela y Bill Wiliamson para que eso ocurra, una misión que lo termina llevando a México en una cruzada donde el fin justifica los medios. Porque luchará en los dos bandos de una guerra por el control de la nación y empuñará su Winchester sin preguntar a quién está disparando; sus preocupaciones son otras. Es un mercenario sin más causa que la suya.

 

Para ponernos en situación, al llegar, el ejército está comandado por el Coronel Agustín Allende, un líder sanguinario y hedonista despreocupado por el pueblo. Desde su primera aparición queda claro que es de la peor calaña, que es un violador y un torturador nato únicamente interesado en prolongar su estancia en el poder. En la otra cara de la moneda tenemos a un ejército rebelde encabezado por Abraham Reyes, un falso idealista que promulga la rebelión de la clase obrera pero que solo está interesado en llegar al gobierno, ser recordado y dar rienda suelta a su promiscuidad. Allende y Reyes son el mismo perro, pero con distinto collar.

 

Pero la crítica más dura por parte de Rockstar, desde mi punto de vista, recae en la indiferencia de John Marston ante todo lo que ve y hace. Una y otra vez, los dos líderes lo tienen dando vueltas por el país de matanza en matanza, siempre afirmando que tras esa misión le revelarán el paradero de Williamson y Escuela. Pero siempre hay un encargo más. Hasta le hacen atacar poblaciones enteras sin que luego eso sirva para nada, y lo más terrible de todo es que el protagonista del juego nunca pisa el freno, le da igual a quién eliminar con tal que le ayuden con su misión. Es un títere por voluntad propia.

 

Y al final, más por suerte que por justicia, Marston termina acabando con el ejército de Allende y aupando a Reyes al poder. Abraham Reyes, un impostor con aires de visionario que ni siquiera recuerda el nombre de la mujer con la que se ha prometido, Luisa Fortuna, a quien llama 'Laura' y que nos ofrece como recompensa si acabamos con el Coronel. Y al final volvemos a Blackwater sin saber muy bien qué dejamos detrás, pero da igual, tenemos lo que queríamos. Eso es lo único que importa.

 

'Luisa - Sr Marston, es un verdadero amigo de esta tierra.

John - Eso me dice todo el mundo.'

 

Más capítulos de esta serie:

- Bonnie MacFarlane y los hombres estúpidos

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