Call of Duty Modern Warfare es el reinicio más ilusionante de la saga

Si algo tiene la comunidad de Call of Duty es que es tan grande como cerrada. Dentro de la tremenda variedad que ofrecen los shooter multijugador, la saga de Activision ha logrado mantenerse en una manera de hacer concreta que ha ido conservándose de entrega en entrega. Porque sí, tenemos Zombis y ahí está Blackout, pero el multi más representativo de CoD sigue siendo el de siempre: el modo clásico caracterizado por los escenarios bien diseñados y la acción táctica.

 

Luego es verdad que no es igual una entrega de Sledgehammer, una de Infinity Ward o una de Treyarch, pero nunca ha habido entregas radicalmente distintas a las demás, ni siquiera con cambios de época de por medio como ocurre con CoD: WWII. La idea de base, la esencia que define qué es hoy Call of Duty, sigue ahí. Lo que quizás se ha perdido por el camino es la sensación de que la saga apela a todo el mundo, en lugar de eso más bien parece que el target se ha ido definiendo en ese jugador que vuelve año a año, que quiere cambios pero que también desea seguir sintiéndose como en casa. Las ventas demuestran que ha sido la decisión correcta. Sin embargo hay maneras de conseguir las dos cosas, de llamar tanto la atención del fan como del que no lo es. El nuevo Modern Warfare parece aspirar a ello. 

 

 

Porque como bien comentaba Álex el otro día, aquí las cosas se harán distinto, o más bien como antes. Se dice adiós al pase de temporada, sustituido por las actualizaciones de contenido gratis, y se apuesta por el crossplay basado en el input lag, lo que por un lado mejora el multijugador y por el otro se asegura de evitar desequilibrios. Pero es que, además del formato de distribución, las novedades también incluyen un cambio de motor que, si bien iba siendo necesario, recuerda al salto que dimos con el primer Modern Warfare. 

 

Y quizás por eso se llama así, por eso por primera vez en tantos años tengo la sensación de que este juego también se dirige a mí. Estés desconectado o no de Call of Duty, es bastante probable que la trilogía MW -y en especial sus dos primeras entregas- haya pasado por tus manos, que recuerdes al capitán Price y que todavía tengas varias misiones en la cabeza. Es, posiblemente, la serie más carismática de todo Call of Duty, la que conserva un mayor potencial en términos de estricta nostalgia, y en Activision lo saben. Por eso es la escogida. 

 

 

Se habla de una vuelta a empezar, de algo totalmente nuevo, y si en algún momento la saga te hizo tilín con esto es difícil que no te pique el gusanillo. Conmigo lo ha conseguido. Aunque solo sea por una campaña más trabajada, o por un contexto de guerra moderna y nuevas tecnologías que apunta a estar cuidado, el caso es que este regreso se vende como algo ilusionante. Luego las cosas cambiarán más o menos, pero este viraje es un tiro en el centro de la diana. 

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