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Cadence of Hyrule reinterpreta A Link to the Past con ritmazo

Divertido, exigente, bonito y bailarín
Por Adrián Suárez Mouriño

Cadence of Hyrule es una interesantísima, divertida y exigente combinación entre Crypt of the Necrodancer y el universo de The Legend of Zelda. La premisa jugable sigue siendo la misma: pulsa el botón direccional hacia dónde prefieras pero siempre siguiendo el ritmo de la música; pam-pam-pam-pam-pam se traduce en muévete-muévete-ataca-ataca-muévete. Cadence, la protagonista del original, viaja a un precioso Hyrule para despertar a Link o a Zelda y hacer frente al mal. Nuestro objetivo será derrotar a sus cuatro custodio y hacer que el mundo se salve.

 

Cadence of Hyrule es difícil. Seguir el ritmo de la música para que todas nuestras acciones tengan éxito lo es, pero también apasionante. Tan solo tenemos que pulsar una dirección y nuestro héroe realizará una acción hacia adelante, atrás, arriba o abajo; o bien se mueve o golpea, cava, etc. Si lo hacemos todo en el timing correcto, obtendremos mejores premios en forma de corazones o rupias con las que comprar equipo, pero si fallamos, el juego nos detiene durante un instante, facilitando nuestra muerte. El Game Over en Cadence of Hyrule es muy duro, pues nos arrebata dinero y objetos y nos obliga a reiniciar nuestra partida desde puntos de control concretos. Lo bueno es que volver a repetir secciones no se hace tan incómodo como parece por lo apasionante que es la sensación de mejoría y progreso personal que te brinda.

 

 

Cuanto más juegas al título, mejor lo haces. Vas aprendiendo los patrones de los enemigos y cómo encajar tus acciones con la música. Es como aprender a bailar pero pateando culos de goblins, murciélagos y esqueletos. El juego engancha y te hace regresar y regresar a su propuesta, porque cada vez juegas mejor. Además, Cadence of Hyrule tiene una pasmosa habilidad para conseguir que cada escenario sea una nuevo y sorprendente desafío al configurar con acierto sus partes.

 

La adaptación del universo de A Link to the Past está muy bien conseguida. Sinceramente, sí que parece estar recorriendo los pueblos, los campos y las montañas de Hyrule. Cadence, la prota del primer juego, aparecerá de vez en cuando como los sabios del Zelda original para darte consejos y objetos. Como en el de NES, también hay mazmorras que se esconden debajo de un arbusto, nuevas armas, mercaderes y secretos.

 

Pero no todo es positivo. Cadence of Hyrule es una experiencia que requiere que le dediques toda tu atención. Tu oído, tus manos, tus reflejos y tu vista tienen que estar perfectamente sincronizados. Eso hace que cueste un poco entrar en su flow y que tras morir muchas, muchas veces al principio, te apetezca dejar el juego a un lado. No te permirte ni guardarte un poquito de concentración para resolver esos menesteres mundanos para los que se han diseñado las portátiles. Cuenta con un modo para gente arrítmica que facilita mucho esta cuestión, pero le quita la gracia. Precisamente por esta exigencia sensorial, si dejas Cadence of Hyrule de lado durante unos días te costará volver a entrar a él.

 

Tomaos este artículo como una previa del juego, pues todavía llevo solo unas horas jugadas a él. Lo tenéis en Nintendo Switch desde ayer, se juega de lujo en portátil y, por ahora, es un ‘sí’ como una casa. Original, atrevido, difícil y una desenfadada reinterpretación de A Link to the Past.


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