Bloodborne: en busca del Castlevania perdido
De todo lo que podéis probar en la Madrid Games Week a partir de mañana, no lo dudéis: echad un tiento a Bloodborne. Me reafirmo: el juego que me va a llevar a los mandos de un Dual Shock 4 en mi hogar. Sencillamente maravilloso, una apuesta que creo, gustará a seguidores de Dark y Demon’s Soul y de alguna forma, conseguirá calar también entre los usuarios que, por algún motivo, no encajaron en el concepto jugable de From Software en alguna de esas dos entregas. ¿Por qué? Siendo un juego similar, en realidad es muy diferente.
¿En qué podemos notar esas diferencias? Básicamente en el campo del juego en sí: la apuesta por el ataque, eludir la defensa férrea y pasar a responder las tortas con escopetazos es algo que agradará a los que conocían la mecánica, que ahora se verán obligados a cambiar y encandilará a los que no soportaban el ritmo férreo del primero. Sin embargo, y a pesar de las oportunidades jugables que se adivina que va a ofrecer en el producto final una vez salga, ni siquiera eso me parece el gran secreto de Bloodborne: lo que me vuelve loco es la ambientación y el escenario en sí.
Esa Londres podrida, en el más estricto sentido de la palabra, esas calles asquerosas, esa cabalgata lúgubre que termina en medio de una hoguera con un ser sacrificado en una crucifixión grotesca… ¿Qué os voy a contar? En la Gamescom no tuve mucho tiempo de profundizar en él, hoy, por suerte, he podido ser más certero con todo lo que hay más allá del caballo pútrido y de los elementos que pude ver en la feria alemana: hay caminos para aburrir, posibilidades de seguir caminos en los que lo único seguro es que la perdición está a la vuelta de la esquina.
Insisto: qué maravilla de escenario. Me pregunto qué deparará más allá de la superficie y qué puede ofrecernos el equipo más allá de lo detectado en esa primera toma de contacto. No seré yo el que critique ahora Dark Souls, su secuela o Demon’s, pero el equipo apunta a que tocará el cielo con la decisión de diseño tomada para la ocasión, y si no es así, al tiempo, que Sony, de momento, ha jugado una de las cartas más exclusivas y de autor más interesantes de la nueva generación de consolas.
Puede que no sea para todos los públicos, pero para aquellos que pensaban que Dark Souls era el Castlevania de la generación, con Bloodborne tendrán derecho a pensar que estamos ante el juego de exploración que, de alguna forma, se nos ha negado en toda la generación por los oscuros designios de un diseñador discutible. Calará. Al tiempo. Y queda que descubra todo lo que esconde, queda que sepamos todo lo que oculta y los diferentes elementos multijugador, de todas las clases y estilos.
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