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Blizzard pide perdón por los fallos de Diablo III PC

Cambios de justicia
Por Julián Plaza

Blizzard ha organizado una fiesta con el lanzamiento de Diablo III y se le ha ido de las manos por completo. Como aquel capítulo de "Aquellos Maravillosos Años" en el que el prota montaba una fiesta en casa y aquello se convertía en algo parecido a Woodstock, a la compañía le ha sobrepasado el éxito de su popular juego de rol.

 

La causa, principalmente, el famoso Error 37 y el hecho de obligar a los jugadores a estar conectados a Internet para combatir las copias piratas del juego. En definitiva, la bola se ha hecho tan grande que Blizzard ha tenido que salir en defensa propia para pedir perdón a todos los se han visto afectados por el asunto: "A pesar de nuestras predicciones, muy optimistas, nuestra preparación para el lanzamiento no llegó todo lo lejos que debería haber ido".

 

Obviamente, desconozco cuestiones técnicas y de programación del título pero ante un cacao de semejantes consecuencias afloran algunas preguntas que podrían haber ayudado a aliviar esta situación. ¿Era necesario ser tan estricto con la activación online durante el lanzamiento del juego? ¿No valía la pena arriesgar a que un porcentaje de jugadores fueran piratas para que, una vez pasado el furor incial, se les quite el caramelo de la boca y se conviertan en potenciales compradores?

 

 

Ya no ha sido solo un tema de servidores saturados. Algunos que han comprado su copia de manera digital han tenido que soportar esperar dignas de los tiempos del internet con un módem RDSI porque aquello iba a patadas.

 

Y al final, lo único que nos queda de todo este asunto es que el usuario perjudicado, el que se va con un berrinche a la cama porque no puede jugar al juego que lleva doce años esperando, es el tipo que ha ido por lo legal, que ha hecho todo lo que debía hacer y que no ha infringido ningún código de conducta. Esto me recuerda al reciente caso de Deus Ex, donde también se producía una situación del estilo, en la que el comprador era penalizado mientras que el pirata podía disfrutar de varios añadidos.

 

En el caso de Diablo III el pirata, obviamente, no ha catado el juego. Pero al usuario legal le está suponiendo un viacrucis que se podría haber evitado de alguna manera. A fin de cuentas, los responsables de los dos millones de reservas son parte de los que pagan las facturas de Blizzard. Se merecen algo más.


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