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Blasphemous: La herencia de Dark Souls

O la belleza de lo macabro
Por Laura Tejada

Hay juegos que tienen algo especial. Con ver poco más que unas cuantas imágenes uno ya tiene la necesidad de saber más de ellos, de descubrir cómo será la experiencia de adentrarte en sus mundos. Blasphemous, de la compañía española The Game Kitchen, es uno de esos juegos. 

 

El 23 de mayo era lanzado en Kickstarter, plataforma que ha visto nacer grandes títulos gracias al crowfunding, y la campaña no sólo sobrepasó su objetivo de 50.000$ en veinticuatro horas, sino que con veinte días aún por delante ya cuenta con casi el triple de esa cantidad. Semejante apoyo ya supone toda una carta de presentación para un título del que de momento no hemos podido ver mucho.

 

The Game Kitchen, compañía que a algunos os sonará por The Last Door, un juego de terror point and click, vuelve al diseño pixelado, aunque mucho más detallista, con Blasphemous, aventura en 2D que destaca poderosamente en su estética y diseño de escenarios. No hay más que echar un vistazo al vídeo con el que la compañía presentaba su proyecto en Kickstarter para hacernos una idea de que estamos ante un título que no se anda por las ramas, un juego que pretende hacer uso de la violencia y lo grotesco como un recurso para ganar fuerza visual, algo que consigue de momento.

 

 

La primera impresión que tuve al encontrarme con este título fue lo bien que potencia el arte de lo macabro. La sangre, la iconografía religiosa, los parajes oscuros y el satanismo parecen pilares clave en una aventura al más puro estilo Dark Souls y que, además, bebe directamente de la ciudad de la que proceden sus creadores: Sevilla.

 

En lo que se ha mostrado de Blasphemus vemos que predomina la arquitectura gótica, los cirios, las campanas y las túnicas, estatuas colosales en poses de sufrimiento. Todas referencias claras a la Pasión de Cristo, la Semana Santa y el folklore sevillano. De hecho no tenemos más que mirar el aspecto del protagonista, cuyo yelmo es un capirote (parecido al de un nazareno) por el que se enreda una corona de espinas. Lleva la cara cubierta y entre las placas de su armadura se dejan ver ropas moradas, color que hace alusión al sufrimiento y a la penitencia. Por si esas no fueran pistas suficientes, tenemos el propio nombre del juego (Blasfemo) y el de nuestro protagonista, al que conocemos como El penitente, el último superviviente de su congregación que, espada en mano, recorrerá los inquietantes escenarios de Ortodoxia para hacer frente al mal. 

 

Todo en Blasphemous nos lleva a un terreno donde la religión y la brutalidad se encuentran en un espectáculo tan retorcido como interesante. El propio mundo en el que se desarrolla la historia se nos describe como una tierra salvaje de fanatismo y superstición, poblado de horribles criaturas como los acólitos, los flagelantes, las hermanas de la Virgen de la Cara Quemada o los condenados; seres donde religión y monstruosidad se dan la mano.

 

Blasphemous

Una Pietá algo macabra

 

Como videojuego hack&slash de plataformas en el que la acción tiene un peso importante, es crucial la manera en la que el estudio implemente el combate y la fluidez con la que podamos luchar y movernos mientras jugamos. Los desarrolladores siguen trabajando en el juego actualmente, pero ya aseguran que se permitirá personalizar los estilos de lucha equipando cuentas de rosario en nuestro personaje o llevando reliquias que potenciarán algunas de nuestras habilidades. 

 

Es mucho lo que ha conseguido Blasphemous en tan poco tiempo, pero también es mucho lo que se espera de él. Un juego que difícilmente podrá escapar a las comparaciones con su titánico semejante, Dark Souls, pero que ha demostrado tener el suficiente potencial como para poder ofrecernos una experiencia de juego única, divertida y desafiante en este religioso y macabro mundo de pesadilla.


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