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Bioware, Obsidian y sus juegos clásicos de Dungeons&Dragons son nostalgia pura

Indispensables de ayer
Por Rafa del Río

En plena vorágine por la pronta llegada de la nueva generación, con los medios cargados de titulares sobre PS5 y Xbox Series X, es bueno tomarse un respiro, echar la vista atrás y recordar un pasado glorioso y digno de mención que nos ha llevado a la situación actual. Justo eso hace Meridiem Games, que distribuye en España una serie de ediciones coleccionistas en físico cargadas de regalitos y goodies que recogen, de una tacada, todos los juegos junto a todas las expansiones de la licencia D&D de Bioware y Obsidian en los maravillosos 90. 

 

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Tú el bárbaro, tú el arquero...

A la hora de hablar de BioWare algunos pensarán en los últimos traspies con Andromeda y Anthem, sus grandes éxitos con Mass Effect y Dragon Age, o hilando ya muy fino y tirando de recuerdos, Jade Empire y Star Wars: Knights of the Old republic. Sin embargo BioWare no siempre fue así, hubo un tiempo previo a los juegos de cita disfrazados de RPG. Un tiempo en el que la empresa canadiense dedicaba todo su amor al mayor fenómeno rolero del último cuarto de siglo XX: Dragones y Mazmorras. 

 

La licencia del universo de Gary Gygax y Dave Arneson coincidió con el éxito del Diablo de Blizzard North, lo que animó a BioWare a desarrollar un juego parecido ambientado en el universo D&D poniendo el acento en lo que mejor ha sabido hacer siempre: contar historias. Al abrigo de Interplay, BioWare convencía con un potentísimo Baldur's Gate que estrenaba motor gráfico propio y llevaba la acción al arco argumental de Forgotten Realms con reglas adaptadas de AD&D 2ª edición. El éxito fue inminente y más que merecido, sumando uno a los grandes juegos de Interplay, que por esa época coqueteaba con Fallout y Fallout 2 -este de Black Isle, la actual Obsidian- como sucesor del Wasteland de 1988. Una Interplay cuyos talentos se encuentran ahora en InXile trabajando en Wasteland 3, y que demuestran que, al final, todo queda en casa.

 

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Dungeons&Dragons en tu PC

Baldur's Gate iniciaba una edad de oro para los aficionados a las novelas ambientadas en la campaña de Ed Greenwood y el universo D&D en general. Fue un punto de ruptura con un pasado algo flojo en las adaptaciones de la Dragonlance al videojuego y que con la salvedad de los arcades de Capcom: Chronicles of Mystara y Towers of Mystara, no había sido exprimido como merecía. Pronto llegaría una nueva campaña: Tales of the Sword Coast, y una segunda parte: Baldur's Gate 2: Shadows of Amn y su expansión, Throne of Bahal. 

 

Baldur's Gate funcionó de lujo como franquicia, el motor de BioWare, el Infinity Engine, permitía crear cosas realmente alucinantes, y pronto los canadienses mirarían al futuro con una nueva franquicia. Mientras, Interplay aprovechaba y ponía a Black Isle a trabajar en una nueva saga dentro de los Reinos Olvidados. La actual Obsidian aprovechaba el engine de BioWare y lanzaba al mercado Planescape: Torment llevando la acción al multiverso de Planescape y a la ciudad de Sigil y varios planos alternativos. Poco después lanzarían al mercado con Interplay la saga Icewind Dale, manteniendo las reglas de la segunda edición de AD&D y el arco argumental que viajaba esta vez a la región de Icewind tomando el arco argumental de R. A. Salvatore.  

 

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Neverwinter Nights. el paso definitivo

Mientras trabajaba con Baldur's Gate 2 y Black Isle le sacaba jugo al Infinity Engine con Icewind Dale, BioWare seguía empeñada en cambiar el enfoque de sus obras y dar un paso más allá en la inversión que un universo como el de D&D necesitaba. En 2002, de la mano de BioWare y distribuido por Infogrames durante su cambo a Atari llega el que sería considerado como mejor RPG del año con Neverwinter Nights. El nuevo motor Aurora permitía romper con la tradicional vista isométrica y sacrificar gráficos a cambio de una mayor inversión, una propuesta sorprendente y un universo de posibilidades. 

 

Neverwinter Nights voló cabezas en su momento. Un juego en 3D terriblemente inmersivo con varias razas donde elegir, un buen puñado de clases, reglas de la tercera edición de AD&D y la posibilidad de jugar en solitario, acompañado de IAs o directamente online con amigos, lo que para la época, 2002, era algo muy loco. Tan loco que muchos consideran Neverwinter Nights uno de los juegos de rol más completos de la época, siendo aclamado como uno de los progenitores del MMORPG actual y de títulos como World of Warcraft, amén de contar con varias campañas totalmente disfrutables en solitario. 

 

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Indispensables de ayer

Poder jugar a día de hoy a estos títulos gracias a las ediciones Enhanced distribuidas en españa por Meridiem, no tiene precio. Hace unos días instabala Neverwinter Nights en mi One, y las dosis de nostalgia sólo tienen parangón con lo ambicioso que resulta un juego que cumple veinte años en 2022. Es posible que sea el que peor ha envejecido de toda la colección a nivel gráfico, pero bastan diez minutos para olvidar su aspecto y sumergirse en todo lo que convirtió a Neverwinter en el patrón a seguir hace casi dos décadas. 

 

No sé si tiraré a una de las ediciones coleccionistas del Game o los compraré en digital pero tengo claro que Icewind Dale y Baldur's Gate serán los siguientes en caer. En un momento en el que se nos llena la boca con la necesidad de proteger el legado de los videojuegos, lanzamientos así son muy nesarios para que los veteranos recordemos el pasado, los jóvenes puedan acercarse a él y juntos comprendamos mucho de lo que sucede en la actualidad en el mundo del videojuego. Nombres como BioWare, Obsidian e inXile retratan su currículo y su carrera a través de algunas de sus mejores obras mientras esperamos ver qué pasa en el futuro con estas tres grandes compañías; y esto es impagable para cualquiera que trate al videojuego con el respeto que merece.

 

¡Nos leemos! 


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