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Beyond Good & Evil 2, Zelda Breath of the Wild y el movimiento libre

La importancia de sentirnos libres en los escenarios
Por Rafa del Río

El otro día hablaba de Beyond Good and Evil 2 y la enormidad de su mundo a explorar, un mundo que cuenta con toda una galaxia plagada de planetas explorables y que, por ende, necesita una gran libertad de movimiento para no sentirnos superados por las distancias. Algo parecido, con diferencias, a lo que en su momento ofreció The Legend of Zelda Breath of the Wild y que fue uno de los elementos que sirvió para hacerlo grande. 

 

Si pienso en juegos abiertos, lo normal es pensar en aquellos que me ayudan a explorarlo a fondo: la locura Matrix de Saints Row IV, Prototype, inFAMOUS, Crackdown, Sunset Overdrive o, saltando la distancia, Assassin's Creed y el mencionado Zelda: Breath of the Wild son algunos de esos videojuegos de mundo abierto cuya exploración se hace más amena gracias a la libertad de movimiento que nos permite no quedarnos encajonados, volar, saltar, planear o hacer parkour y movernos libremente por sus rincones.

 

 

Pero Beyond Good and Evil 2 es mucho más

No es el universo cuasi infinito de No Man's Sky, pero aún así el Sistema 3 de Beyond Good and Evil 2 no es para tomárselo a risa: una galaxia en nuestras manos en la que podemos explorar hasta el más ínfimo rincón y bajar en cualquier momento y caminar, saltar, volar con nuestro jet pack o usar la gran cantidad de vehículos persoalizables que promete el juego para visitar minuciosamente cada rincón del escenario. 

 

Es de cajón, por tanto, que en Beyond Good and Evil 2 necesitaremos algo más que una para-vela o saltos super-poderosos para poder movernos a gusto. De ahí que la compañía ponga en nuestros manos un potente jet-pack capaz de movernos a 145 Km/h, varios vehículos terrestres y voladores, y unas potentes naves, una de exploración y la otra interestelar, para poder movernos a altas velocidades y sentir esa sensación de libertad que necesita todo buen explorador espacial. 

 

 

Las viejas formas están obsoletas

Los sandbox evolucionan, y cada vez está más claro que hace falta mejorar la forma de movernos por sus extensos mapeados para hacer del juego una experiencia más grata que el simple recadeo en coche que ofrecían los primeros juegos del género. La inclusión de helicópteros, aviones y puntos de viaje rápido fueron tan sólo el primer paso hacia esta necesidad de movernos, de transportarnos rápidamente y poder cumplir las misiones y explorar a gusto sin sentirnos ridículamente diminutos o asfixiados por el entorno. 

 

Mientras tanto, aún quedan títulos que agradecen esta exploración sosegada y a bajo ritmo, juegos como los episodios de la saga The Elder Scrolls y Fallout, en los que es un placer perderse apoyándose, eso sí, en ayudas como el viaje rápido; y títulos como Dead Red Redemption y, es de esperar, su secuela, en los que usar la diligencia parece un derroche de todo lo bueno que hay por ver en el camino. 

 

Beyond Good and Evil 2 se promete, a falta de saber más del mismo, como la mezcla perfecta de estos dos tipos de juego, siguiendo de cerca la línea que marcó Zelda Breath of the Wild pero multiplicándola por mil: Un juego en el que los pequeños rincones son importantes, sí, pero en el que la inmensidad de su mundo requiere una serie de elementos que nos ayuden a enfrentarnos a ella sin exasperarnos. Ganas, y muchas, de tener el juego en mis manos.

 

¡Nos leemos!


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