Between Me and the Night. Íntima y curiosa propuesta
Todos nos enfrentamos a nuestros miedos y preocupaciones de maneras distintas dependiendo de nuestra edad, ya que vamos aprendiendo y dando siempre pasos hacia delante. Podemos recordar a nuestro yo pasado en alguna situación y analizar nuestra propia manera de reaccionar o de enfrentarnos a un hecho concreto, descubriendo que realmente hemos madurado y nuestra forma de pensar ha ido variando con los años. Al final siempre terminamos dando la razón a nuestros padres con eso de "cuando seas mayor lo entenderás", aunque en su momento estábamos convencidos de nuestra postura contraria.
Between Me and The Night es un título independiente que nos ofrece la posibilidad de enfrentarnos a la niñez, adolescencia y vida adulta del personaje, pero de una manera poco habitual. Con una forma de ir narrando la historia muy especial y bastante única, el juego sabe ir traslando su mensaje a través de las imágenes y los hechos que van sucediendo mientras jugamos, sin palabras ni diálogos. El título, además, suele mezclar el mundo real con el de los sueños o utiliza metáforas visuales, creando en conjunto una obra muy elegante que siempre mantiene un tono íntimo.
El ritmo es correcto y sabe ir generando sus situaciones de una manera muy concreta, buscando que el jugador se comience a hacer preguntas constantes sobre lo que ve. No entrega los mensajes de forma totalmente directa, sino que el jugador debe tratar de entender lo que recibe para sacar sus propias conclusiones. Lo mejor es que no dé muchos más detalles sobre el juego, ya que creo que si estáis interesados es mejor que vayáis descubriendo sus secretos por vosotros mismos.
En esencia es una aventura gráfica en la que debemos coger objetos, combinarlos y utilizarlos en distintas situaciones para poder avanzar, mientras que a su vez también nos propone de vez en cuando algunos retos concretos que siempre tienen que ver con algún asunto personal del protagonista (el miedo a la oscuridad, por ejemplo, cuando el protagonista es niño). También hay momentos para las plataformas y otros géneros, en mucha menor medida, pero también merece la pena que cada jugador lo descubra por sí solo.
No es un gran videojuego si lo valoramos como tal, teniendo en cuenta sus puzles y sus mecánicas, tampoco es una gran historia que merece ser contemplada por todos los jugadores, pero sí es lo suficientemente especial en sus formas, muy curioso y experimental en cierta medida para tenerlo en cuenta por aquellos que gusten de este tipo de propuestas. Si os llama la atención y podéis perdonar algunas carencias jugables, seguro que lo disfrutáis.
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