Battleborn, una muerte silenciosa
En no pocas ocasiones hemos comparado al rey de los shooters desenfadados, Overwatch, con alguno de sus primos hermanos. Paladins, Gigantic, el recién estrenado LawBreakers… Y, mirad, justo con este último podemos comparar a quien, precisamente, salió prácticamente a la vez que Overwatch: Battleborn. Lo peor es que podemos compararlo para augurar un mal futuro a la nueva criaturita del papá de Gears of War.
A veces me da la sensación de que Battleborn nació muerto. Fue un juego que tenía muy buena pinta, que a pesar de vender algo muy parecido a lo que vendía Blizzard podría aportar algo distinto, a su manera. Desde Take Two ya reconocieron el fracaso en ventas y lo mal que empezó el juego, y pronto se dieron cuenta de que había que cambiar la forma de ver el juego (en lo que a la financiación se refiere) para poder hacer algo con él.
Desde entonces, y a pesar de estar siempre en números muy bajos, el título se ha mantenido activo y actualizado, algo muy importante en este género y en los juegos mulitjugador en línea en general. Debemos decir que nunca ha sido suficiente. La proliferación de títulos del mismo estilo y la terrible campaña de marketing, sumados al ser eclipsado por Overwatch, sólo han conseguido que este juego muera en silencio.
Randy Varnell, alias Jythri, es el director creativo de Battleborn. O podríamos decir que “era”. El equipo de Gearbox ha tomado la decisión de pasar la página sin volver la vista atrás. ¿El motivo? Es el momento de empezar un proyecto nuevo.
Para despedirse, Battleborn recibirá una última actualización gratuita antes de que llegue el invierno, y después de eso todo el equipo desarrollador de Gearbox se pasará a su próximo juego, todavía por determinar. Ya se habló durante la PAX West de un supuesto “Borderlands 3”, que toda la comunidad llama así pero los desarrolladores reniegan del nombre. También conocemos el llamado Project 1v1, título en desarrollo que todavía no tiene un nombre específico.
¿Qué nos queda de todo esto? Una muerte silenciosa que arrastrará al olvido a un juego que podía haber dado mucho más, pero cuyo equipo técnico se negó desde el primer momento. Al final, estamos ante una nueva crónica de una muerte anunciada y me pregunto si es de verdad tan complicado hacer que un juego sobreviva en un género tan “trillado”. Quiero decir, los MOBA consiguen sobrevivir, a su manera, y al final cada juego encuentra su título. ¿Quizás a Battleborn le cojamos cariño una vez sea abandonado?
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