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Batman Arkham Origins y su modo superdifícil

Noticias que salen como hamburguesas de 1 euro
Por Toni Piedrabuena

El nuevo título de Batman, Arkham Origins contará con un modo superdifícil en el que no podremos guardar y sólo tendremos una vida. Lo han hecho otros títulos: Diablo III, Dead Space... ¿pero qué ocultan los modos de dificultad? Cuando fabricas un producto, y tienes claro a qué público se lo vas a vender, no los necesitas. El hecho de proponer varios niveles de complicación sólo indica que no tienes claro si quieres que tu juego lo disfrute un chaval con prisas o un treintañero talludito con ganas de una aventura que se desarrolle pacientemente.

 

Pero pensad en títulos como Dark Souls. From Software tiene muy claro quién lo tiene que jugar, permitir disminuir la dificultad cambiaría el juego, la experiencia completa. Pero Dark Souls no es un caso único, todos los videojuegos son paridos con un grado de reto determinado, que se modifica para adaptarlo al jugador que recibe el título ¿pero cuál de todos los modos es el idóneo? ¿cuántas veces habéis empezado un juego y lo habéis dejado porque era demasiado fácil, o demasiado difícil, o porque la curva de aprendizaje estaba rota por escoger una u otra dificultad?

 

 

A veces, sabiendo esto, sabiendo que términos como fácil o difícil realmente no significan nada, porque ¿fácil para quién, difícil para quién? se han cambiado la designación de los mismos para comunicarse de una forma más eficiente con el usuario. En lugar de “fácil”, “normal” o “difícil” se pone “casual”, “hardcore”, “superhardcore”, apelando al tipo de jugador que eres, sin duda, un planteamiento más adecuado aún sin ser perfecto. En títulos como Mickey Mouse Castle of Illusion, el modo fácil no era el mismo juego nerfeado, sino que se trataba de una selección de fases para entender cómo era y luego pasar al modo normal. Al hacer esto no hay necesidad de alterar la realidad del juego, ni trastocarlo, ni modificarlo, simplemente se recorta para adaptarlo a una partida más sencilla.

 

Si hablamos de estos modos superdifíciles lo único que se hace con ellos es darle un regalo a ese jugador que, tras pasarse el título, quiere más. Pero el juego en sí queda roto, toda la “realidad” y el balanceo original se pierde, quedando un entretenimiento desvinculado de la fórmula original. Que se agradece, por supuesto, en títulos concretos como el mencionado Diablo III, en el que verdaderamente el desafío lo es todo. Para que la mezcla siga siendo pura, otros han optado por añadir nuevos enemigos al finalizar el título, nuevas fases y nuevos desafíos contando con que llegamos dopados al terminar.

 

El modo superdifícil es un caramelo para muchos, a mí, personalmente me parece una trampa cuando las herramientas del héroe no acompañan a la nueva contundencia de los enemigos, o cuando el mismo juego no puede digerirlo, cuando se estropea. También porque se emplea para atraer a todo tipo de jugadores y una excusa en caso de que el modo normal sea demasiado amable para el target del producto. Pero es mi opinión. Lo cierto es que todo contenido a mayores es siempre de agradecer ¿pero creeis que lo mejor para el juego es alargarlo de este modo?


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