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BadLand Games, predicar videojuegos desde el desierto

Baba is Win
Por Julián Plaza

No todo en la industria son grandes estudios y creadores independientes. También hay nombres que deciden hacer camino apostando por conocer muy bien el mercado. BadLand Games es un buen ejemplo. Nacidos en 2011, es una editora formada por dos socios: David Santos y Luis Quintans. Quizá no sean nombres conocidos para el gran público del videojuego en España pero su experiencia está más que contrastada. Santos ha trabajado en Electronic Arts o Atari y lleva «dieciséis años» en la industria y Quintans ha sido director comercial de Namco-Bandai, sin ir más lejos. Con los contactos de ambos, no era demasiado complicado ponerse en marcha. «Tengo relación con los profesionales desde hace años. Cuando les cuentas tu proyecto y cogen confianza vienen a ti. Como somos pequeños saben que trabajamos con cariño».

 

¿Puede haber algo más interesante que recoger paja?

 

La frase anterior es de Santos, al que pillamos «preparando la campaña de Navidad» en pleno mes de julio, lo que es extraño porque «es imposible contactar con mucha gente». Pero la historia de BadLand es una historia, sobre todo, de enfrentamiento contra las adversidades. ¿Cómo les dio por embarcarse en este negocio en 2011 cuando la crisis ya estaba pegando muy fuerte? «Ya pintaba malísimamente en 2008. Nobilis [una de las compañías para las que trabajó] no quebró en 2009 pero poco le faltó. Han caído uno tras otro. Estos años están siendo mortíferos pero decidimos meternos en esto por no perder el hilo», ríe. 

 

Uno de los grandes éxitos de BadLand en los últimos meses ha sido la edición física de The Walking Dead. Un título de eminente carácter digital pero que Santos reconoce que ha funcionado más que bien: «Aunque era un juego para descargarse hay mucho usuario que se bajó el primer capítulo, el segundo... pero no se bajó más. Y es un juego del que había una demanda por tenerlo en físico. Cuando un juego le gusta a mucha gente hay un porcentaje que quiere tenerlo en caja. Es un mercado que existe y que hay que aprovechar». El juego les llegó gracias a su red de contactos y asegura que, a pesar del éxito acumulado, están «los primeros en la lista» para distribuir la segunda temporada. Por el momento, ya preparan una edición con el contenido adicional que tiene que ver la luz en breve, 400 días.

 

Pero hay otros casos menos conocidos donde la experiencia de BadLand Games es capaz de dejar a mucho profesional del medio boquiabierto. Por ejemplo, lo bien que puede llegar a funcionar un videojuego de ciclismo como Pro Cycling Manager 2013, un juego que «vende las mismas unidades de un año a otro». En BadLand saben que es un título destinado a un nicho muy concreto: el seguidor de ciclismo y algún jugón de PC. La estrategia para venderlo, no es la misma que si se tratara de un AAA: «No tocamos medios especializados sino que atendemos a medios de ciclismo. Es un público muy fiel, que compra cerca de unas 15.000 copias al año, aunque no es el público masivo de FIFA».

 

Dentro de lo exclusivo de su propuesta, Pro Cycling Manager es un producto apasionante para el seguidor del ciclismo.

 

De hecho, Santos admite que el PC es una de las plataformas donde más volumen de negocio mueven. ¿No les afecta la competencia de Steam? «Está más orientado al jugón. Un aficionado al ciclismo, por ejemplo, no tiene los mismos conocimientos y no va a meter los datos de su tarjeta de crédito. En España no nos afecta mucho».

 

Pero la gran sorpresa es una que el jugón nunca se podría imaginar: Farming Simulator. No, no estamos de coña. «Es uno de los juegos más vendidos. Lleva las mismas cifras que Pro Cycling Manager pero no es estacional, es un goteo. Es un simulador de granjas realista: despierta al agricultor a las seis y trabajas toda la explotación agropecuaria. Nos lo ofrecieron y no confiábamos, pero está vendiendo muchísimo. Es surrealista, no puede haber cosa más aburrida».

 

Visto lo visto, habrá que plantearse lo de analizar Farming Simulator para esta casa. Quien sabe si no estaremos ante una joya incomprendida...


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