Atlus y su máquina de diseño
Cuando decides sumergirte en un título de Atlus has de ser consciente de lo que te vas a encontrar. La compañía suele emplear ciertos recursos para imprimir su propia personalidad a la saga de la que estemos hablando, pero hay dos que siempre se repiten: la exploración y un diseño gráfico exquisito.
Desde el más reciente Catherine, pasando por el inminente Persona 4 Arena e incluso los durísimos Etrian Odyssey, Atlus siempre te invita a explorar, bien sea la mente de un treintañero con dudas acerca de casarse con una pesada con complejo de madre, o unos bosques con vocación de tablero repletos de combates aleatorios. Incluso al plantear un título de lucha nos entregan una aventura de una considerable duración.
P4 The Golden, la revisión de uno de los mejores JRPG de la historia de la PS2, consigue combinar los dos tipos de exploración que ofrece Atlus.Investigamos en mazmorras para conseguir escudriñar las taradeces que un adolescente guarda en su interior. Podríamos decir que aquí se combinan las facetas de los Etrian Odyssey, en cuanto a dungeons cuadrículados, y las que vemos en Catherine: tu cabeza ya por un lado y tu, digamos corazón, por otro.
Atlus ofrece productos tremendamente sexuales, y no son nada sutiles. La compañía tiene un modo de diseñar muy particular: combina elementos ochenteros con otros absolutamente contemporáneos. Resulta chocante controlar unos demonios que parecen sacados de uno de los primeros manga de Shirow, enmarcados en un amasijo contem"pop"ráneo de amarillos, negros y rosas. Ocurre como con esas fotos que apelan a tu conciencia, en las que ves a un niño desnutrido rodeado de gente rica y gorda. Es un contraste tal que consigue transmitirte la sensación de que lo que ves no está bien. Consiguen “dejarte raro”. Hablo de ese instante en el que quieren enseñarte como uno de sus protagonistas tiene un problema con una homosexualidad no proclamada,un miedo a que todos piensen que una es una chica fácil o el terror y la culpa por haber sido infiel. Como si su máxima fuera la de conseguir ese agradable efecto desagradable con el contraste hortera que ponen en pantallaSexo, demonios y brillantina hipster.
Uniendo estos dos elementos, Atlus ha creado un lenguaje propio y muy identificable que, personalmente, me fascina. Como apunte final me gustaría que llevarais vuestra atención hacia un detalle de sus diseños. En Etrian Odyssey no hay trama, al menos hasta el lanzamiento de “Millenium Girl” y los personajes son niños moe. Inocentes y anónimos. En la saga Persona, donde el argumento es tan poderoso como una patada en los genitales, son adolescentes. La edad en la que uno se interesa más por el sexo que por comer tres veces al día. Siendo Atlus, dudo que esto sea una casualidad.
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