Ataque a los Titanes 2 merece tu atención a tenor de lo jugado en el original
He de reconocer que el primer Attack on Titan me gustó. Tenía graves problemas de IA, se hacía repetitivo pasadas las primeras 8 horas y técnicamente era justito, pero me lo pasé muy bien con él. Los motivos no radican que en Attack on Titan, Shingeki no Kyojin o Ataque a los Titanes, como la queráis llamar, sea una licencia que me guste mucho, sino porque Omega Force acertó con la jugabilidad.
Que las mecánicas y dinámicas de A.O.T. fueran buenas, divertidas y de calidad me sorprendió mucho, puesto que Omega Force no es que sea un estudio reconocido por esto. Sin embargo, aún recuerdo con mucho cariño el empleo del equipo de maniobra tridimensional, porque era bueno.
Antes de analizar aquel juego, en los momentos previos a hacerlo, no se me ocurría cómo materializar el manejo de estas máquinas de vuelo individual para que resultara divertido, exigente y satisfactorio. La gracia es que el estudio lo logró con nota, y por eso el juego original es digno de tu atención y también esta segunda parte.
Ataque a los Titanes 2 parece tener claro cuáles fueron los aciertos y los fallos del original. Con los primeros ya mencionados hay que hablar de los 'peros': la inteligencia de los Titanes, una que se ha dado de bruces contra la respuesta a la pregunta: ¿qué es un musou? Sí, los Titanes de A.O.T. eran idiotas y poco letales, lo que se contradice con el espíritu de la obra original.
Es decir, sobrevolar por los edificios, controlar el equipo, cumplir con las tareas que el juego imponía e incluso alternar el control entre personajes era un placer, pero era uno que no venía acompañado por un reto auténtico. Los Titanes eran carne de cañón, y en el manga, eso no ocurre así.
Entonces, si esto es cierto, ¿por qué A.O.T. 2 merece tu atención? Pues porque el estudio parece haber advertido los problemas del anterior. Omega Force ha hablado de una mayor libertad de movimientos para poder desarrollar un combate más estratégico, Titanes más listos y más variedad de los mismos. Y aquí viene lo interesante.
Todavía con esta segunda parte por probar, a lo que me dedicaré en cuanto pueda, he de reconocer que Omega Force se descubre como un estudio interesante cuando se sale de su zona de confort, que es el musou puro. Hay detalles interesantes en el mundo abierto de Dynasty Warriors 9, sobre todo en lo que respecta a cómo ordena los pasos del jugador por el escenario a través de la necesaria subida de niveles. Me gusta también cómo trata las fases a lo tower defense de Dragon Quest Heroes, y también, por supuesto, cómo ha implementado el equipo de maniobras tridimensionales de A.O.T.
He de reconocer que, sin ser un gran fan del musou, estos han sido los tres instantes en los que me he dado cuenta de que hay potencial en Omega Force, ¿se atreverán a emplearlo plenamente alguna vez? ¿Serán capaces de potenciar esto que he mencionado y hacer avanzar su musou?
Estas adaptaciones de IP que no les son propias les están ayudando a desmelenarse, y puede que esa mayor dificultad prometida para A.O.T. 2 sea lo que el estudio necesita para hacer trascender el musou. Seguiremos informando, pero es por esto por lo que esta secuela merece la pena.
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