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Artorias no amaba a Sif en Dark Souls, lo usaba para ganar poder

Hoy, en locas teorías de Dark Souls...
Por Adrián Suárez Mouriño

Hoy vamos a abordar el lore de Artorias desde una perspectiva distinta a la que me imagino que estáis acostumbrados. Otro día trataremos su historia canon, pero ahora que estoy jugando a Dark Souls III me he dado cuenta que se puede tratar desde otro ángulo: ¿y si Artorias no amaba a Sif? ¿Y si en realidad solo lo estaba usando porque a partir de su sangre de lobo él obtenía su fuerza? Sí, dicho así parece una insensatez, pero no lo es tanto si habéis tenido trato con la legión de no muertos de Farron y, más concretamente, con los Vigilantes del Abismo. Hablemos de ellos.

 

La legión de Farrón es un grupo de guerreros que, inspirados por la leyenda de Artorias, se han propuesto luchar a muerte contra el Abismo. Hay varias unidades dentro de ella pero los más destacados son los Vigilantes del Abismo. Estos guerreros son fieros, decididos y no dudan en arrasar un reino entero si en él se han visto indicios de oscuridad.

 

 

Pero el Abismo es un enemigo duro y formidable, por lo que necesitan una ayudita extra para fortalecer sus cuerpos y hacerle frente. Por una parte, cuentan con hierbas verdes para que su energía no se agote, también con anillos que potencian su forma física y agilidad. Pero eso no es suficiente. Si llegamos al Torreón de Farron, y desde ahí a las Ruinas del Torreón, nos toparemos con el Viejo lobo de Farron, el cádaver de un gran lupino gris drenado y sin sangre. Sí, un cuerpo sin vida, ¿recordáis haberle quitado la vida a algún lobo en Dark Souls? ¿Quizás a Sif? Este gran lobo puede ser él o un descendiente del mismo.

 

Esta sangre la emplean los vigilantes del Abismo como si fueran esteroides, pues potencia su fuerza y sus capacidades. Cuando nos enfrentamos a los vigilantes, vemos cómo son capaces de canalizar su sangre para fortalecer a su capitán, que es finalmente con quién nos enfrentamos. Es decir, la legión de no muertos de Farrón estudió la vida de Artorias, supieron que iba siempre con un lobo a su lado y no interpretaron que era una compañía elegida por el amor, sino por poder, ¿por qué iban a estar equivocados si Farron se erige sobre las ruinas de Oolacile, si vivieron en un mundo en el que estuvo Artorias?

 

Tiene sentido que hayan entendido esto, al fin y al cabo, Artorias era un caballero vasallo del cruel Gwyn, un dios emperrado en acabar con los dragones, que son criaturas buenas y sabias que vivían en paz en el mundo hasta que llego él. ¿Por qué el siervo de un personaje así iba a amar a los animales? Desde este punto de vista, Artorias no se habría sacrificado para proteger a su amigo, habría muerto para defender la única fuente de poder que le daba alguna oportunidad contra el Abismo.

 

Ahora os estaréis preguntando: ¿y si Artorias desangraba a Sif para obtener fuerza, por qué el perro se queda custodiando su tumba? Pues porque como ya sabemos, los perretes son puro amor y devoción, amando incluso a aquellos que no deben. El maltrato de Artorias a Sif puede ser también la explicación de que el perro sea violento y mate a todo el que se le acerca con la espada de su amo, también por qué tiene interiorizados los mandobles de Artorias que él mismo ejecuta cuando peleamos con él: porque de un padre maltratador sale un hijo maltratador.

 

Ya os digo, esto no es más que una teoría personal. Lo que sí es cierto es que el legado de Artorias en Dark Souls III se personifica con unos guerreros feroces que consiguen poder, no por mimar a los lobos, sino por herirlos. Por algo será. Y ahora que acabo de poner patas arriba vuestro mundo, me despido.


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