Apotheon. Un brindis por el combate pausado
Apotheon, nuevo título que se presenta para PS4, únicamente acogido por el PC. A primera vista, podría decirse que el mayor atractivo del juego es su apartado visual; pero es exactamente al contrario. No sé vosotros, pero yo estoy ya insensibilizado de este apetito por las visuales bonitas, recurriendo a una época pasada o a un referente como el Noire. Muchas veces no son otra cosa que el precioso telón que oculta unas mecánicas ineficaces, como le sucede al Muramasa de Vanillaware. Sin embargo, en otras ocasiones como en Journey o en Hot Line Miami, encontramos que recurrir a ese estilo tan particular es lo que da sentido a todo el juego.
Apotheon, no emplea las sugerencias de su mundo griego para que apartemos la vista de su juego, sino para acentuar éste. La siluetas que componen las figuras del protagonista contrastan con un escenario claro y brillante; es más, este brillo se introduce en el cuerpo del soldado para remarcar sus brazos, piernas y cuerpo, dándole más contundencia a nuestros actos.
Ahí está la gracia de este Apotheon, en el individuo y cómo este se relaciona con los que se encuentra; es decir, con los enemigos con los que nos encontramos. Hay una vertiente del beat´em up que parece empeñada en convencernos de que apalear a muchos enemigos a la vez es algo maravilloso; no lo es. Cuantos más culos haya que patear, o bien se le añaden muchísimas opciones a la pelea, o se reducen éstas para que con una sola pulsación de botón podamos gestionar a todos los que se nos enfrentan. En Apotheon, por fortuna, se no entregan peleas individuales en su mayoría.
Nuestros rivales nos detienen y nos atacan. Para solucinar la contienda no basta con machacar el botón, sino que tendremos que calcular la distancia, el rango de nuestro arma y los elementos del escenario. Volviendo a Muramasa (lo comparo por bonito, por su acción también lateral y porque lo estoy jugando ahora con el Plus), el gran pecado del título es dejarte hacer un montón de cosas durante el combate pero que, al final, no importan. Pone tantas criaturas en pantalla, en un escenario tan chiquitín, que con aporrear las teclas y correr a donde nadie te haga hit, basta, si tienes el nivel adecuado, claro. Muramasa es mejor cuando peleamos con un samurai individual o un boss, porque es cuando brillan sus mecánicas. En Apotheon, por fortuna, se va a lo que ofrece un juego más satisfactorio.
Como otro de los tantos miles de indie por los que Sony está apostando para su PS4, nos llega este título de Alien Trap, al que seguiré, como he dicho, no por sus visuales, sino porque la jugabilidad mostrada me ha cautivado. Ahora sólo falta que Sony apueste también por un AAA, o un AA, que también son divertidos aunque te sientas menos cool anunciándolos. Guño, guiño. Codazo, codazo.
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