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Anthem y su necesidad de desligarse de Destiny (pero no)

Su evidente táctica comercial
Por Álex Pareja

En apenas unos días podremos acceder a la Demo de Anthem, tanto para aquellos que hayan decidido reservar el juego (los auténticos poseedores de la esperanza y la fe en la industria) como de aquellos otros muchos que siguen con dudas ante lo que propone este gran título de Bioware y EA. Casi desde su presentación las comparaciones con Destiny se han sucedido y el juego está sabiendo aprovechar comercialmente este tirón, tanto para lo bueno como para lo malo. 


A nadie se le escapa que Anthem es una necesidad de EA para crear su propio Destiny, al igual que The Division lo fue para Ubisoft. No dejar que el pastel se reparta sólo en una dirección. Eso no quiere decir que el juego vaya a ser idéntico, pero es evidente que se ha trabajado durante estos últimos años para crear una experiencia perpetua, una aventura multijugador que pueda quedarse instalada en nuestro PC o consolas durante mucho tiempo y en el que siempre exista algo que hacer, al igual que los títulos mencionados. Que su universo, además, vaya avanzando a tiempo real con eventos y nuevas características que mantengan viva su llama. 

 

 

Anthem se ha comparado con Destiny por prensa y público y tanto EA como Bioware han sabido aprovechar estas aproximaciones en su beneficio. Por un lado, el tipo de presentación del juego, las palabras utilizadas para definir sus características y el núcleo de la experiencia están elegidas para que esa comparativa exista, no nos vamos a engañar. Es una manera muy sencilla de llamar automáticamente la atención de los jugadores del título de Bungie (y ya no) de Activision. Se sitúa en el mapa un producto diferente, sí, pero también similar en cuanto a forma y contenido que sabe que despierta un interés entre un grupo de posibles compradores. Es una máxima de cualquier empresa que quiera obtener beneficios (todas): desarrollar un producto de calidad, por supuesto, pero que tenga muchos clientes potenciales. 


En las últimas semanas y días se está optando por ofrecer otra táctica comercial inversa: si durante este tiempo las comparaciones no se habían comentado ni desmentido (potenciándolas en el silencio) ahora se opta por mencionar directamente a Destiny. Fue el propio director de Anthem, Jonathan Warner, en unas declaraciones a Entertainment Weekly, donde el juego de Bungie fue nombrado con mucha intención. Allí comentaba que Anthem lleva en desarrollo antes de que Destiny fuera publicado, pero que evidentemente se ha tomado como una de las referencias puesto que es el funcionamiento habitual de la industria. Posteriormente, también comentaba que el juego no tendrá cajas de botín ni nada que se le parezca, características que durante estos últimos años han pesado como una losa en Destiny. Efectivamente, tampoco se trataba de una declaración realizada sin intención. 

 

Anthem


EA y Bioware han estado utilizando a Destiny, una obra de la competencia, como motor comercial. En un inicio de manera indirecta aunque buscada por ellos mismos debido a la naturaleza del juego y a las características descritas, y en estos últimos compases de promoción mencionando directamente al título del que quieren extraer cuantos más usuarios mejor. Que Anthem se comenzara a desarrollar antes que Destiny no quiere decir que vaya a ser mejor, pero instaura en la mente de sus jugadores que quizás sea un título mucho más grande y trabajado que este, dejando muy claro que además se trata de una obra de carácter similar. Para poner la cereza en el pastel, se habla de las tácticas de micropago como algo a evitar (a pesar de que los va a tener), para seguir llamando la atención de esos jugadores quizás hastiados con la política del otro juego.


Anthem es un ejemplo más de una obra que sabe de sobra a quién va dedicada y que utiliza a un producto de la competencia como puente publicitario. A nadie escapa, sin haber probado el videojuego, cuáles son sus intenciones y qué espectro de público quiere captar. Ahora debe de tomar el camino más difícil: aquel en el que esos potenciales compradores tienen el juego en sus manos y pueden dictaminar qué es lo que puede llegar a ofrecer de verdad. Ojalá, al menos, sea un digno competidor de ese juego que tanto han utilizado aunque parezca que no. 


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