1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. IOS

Animal Crossing Pocket Camp: viaje a un mundo de vacaciones y de ensueño

Olvídate de gestionar tu hipoteca y márchate de vacaciones
Por Rebeca Pérez

Es extraña la fórmula de Animal Crossing y extraños los elementos que la componen. Para empezar, es un juego que carece de objetivos, donde las tareas que tienes que realizar son tremendamente repetitivas y que no cuenta con el drama, acción y fuerza que por lo general inunda nuestro sector.

 

Y sin embargo, funciona. Funciona muy bien. Y prueba de ello son las más de 5 millones de descargas con las que cuenta su versión móvil solamente en Android. Y os voy a contar qué elementos son los que, en mi opinión, hacen de este un juego único y especial.

 

Lo primero de todo es el diseño artístico. Con una estética kawaii, mona y adorable, nos introducen a nuestros vecinos campistas con formas de animales que pasan el día, felizmente y de vacaciones, viendo la vida pasar. Estos animalitos con diferentes personalidades (que no hacen más que recordarme a la importancia de las raíces de la religión sintoísta en su diseño), son simplemente adorables. Carne de merchandising, peluchitos que caminan y que nos responden en su lenguaje inventado y agudo que derrite cualquier corazón.



 

Dejadme que os destripe un poco la ciencia detrás del fenómeno “kawaii”. Somos mamíferos (hasta ahí bien), y estamos biológicamente preparados para reaccionar con un instinto protector y emotivo ante cualquier ser vivo que tenga los ojos y la cabeza desproporcionadamente más grande que el cuerpo. Esto es porque las crías, cachorros, bebés o monstruillos, cuando nacen, necesitan siempre de la proteección de un protector, y por eso la naturaleza nos ha introducido esa reacción. Sumado a la vocecilla aguda (tonos agudos = crías llorando = efecto de amor inmediato) hace que los personajes de Animal Crossing entren tanto por la vista como por el corazón.

 

El segundo elemento que hace que el juego funcione (y del que os venía a hablar antes de irme por las ramas con las crías y los ojos grandes) es el eterno optimismo que rodea a nuestro pueblo. Da igual que hayas tenido un día horrible en la oficina, que se te haya caído el portafolio al suelo, la cartera esté rota, no llegues a fin de mes y en tu familia consideren que se te pasa el arroz para tener hijos: siempre que vas a tu pueblo, todo el mundo te está esperando. Con una sonrisa, te dan la bienvenida a su camping y sueltan un par de frases del estilo de:

 

Qué alegría verte. Ahora, el día por fin merece la pena"

 

O

 

Creo que vamos a ser mejores amigos para siempre"

 

En la vida real, nadie te saluda de esa forma tan emotiva. Es más, la vida real está plagada de complicaciones y problemas, de jefes que gritael n, metros que se pierden, fracasos imparables, tortitas que se queman, miedos e inseguridades. La gente, por lo general, puede llegar a ser bastante cruel y a menudo puedes sentirte solo o perdido en el mundo, necesitado de un refugio donde te sientas aceptado y querido de forma incondicional.

 

Y ahí es donde entra Animal Crossing.

 


 

Tus animalitos amigos no te juzgarán por ganar o perder peso, por haberte quedado sin trabajo o porque no vayas a verlos en 3 meses. Con una carita de pena que te taladra el corazón, te explican lo muchísimo que te han echado de menos y lo mal que van las cosas desde que no pasas por allí (no mal de una forma catastrofista, no nos vayamos a engañar. Como mucho, mucho, se te llenará el pueblo de malas hierbas y la casa de bichitos).

 

En este componente de optimismo entra otro elemento realmente imprescindible en mi opinión: el paralelismo con la vida real, pero mejorada. El juego cuenta con una hora (como máximo dos) que puedes explotar entre sacudir árboles, hablar con los vecinos campistas y pescar jureles. Y después, una vez que has completado tus tareas, no te queda nada por hacer en tu tienda de campaña. Pero, a pesar de ello, el tiempo te acompaña: en Navidad, nieva sobre tu casa; en verano los campos se llenan de mariposas y en otoño llueve y hace tanto frío que tus vecinos te piden gorritos y bufandas. Generas una vida alternativa al alcance de tu bolsillo y pronto, descubres que cada uno de los campistas tiene una personalidad y empiezas a pensar en ellos como tus amigos.

 

Porque son tus amigos.

 


 

Y te descubres pensando: “hoy tengo solamente un ratito, voy a ver qué quiere el gatito de azul de la casa del fondo”. O… “del pájaro este paso, que es un borde”.  

 

Esto, sumado a la altísima rotación de productos que puedes conseguir en las tiendas de Tendo y Nendo o de Pili la Erizo, hace que acabes entrando todos los días para ver si por fin has conseguido ese gorro amarillo que tanto buscas o ese ítem de decoración con lo que dejar bonita tu casa. Y de golpe un día levantas la vista de tu 3DS y te dices a ti mismo “¿por qué demonios me resulta divertido ahorrar para pagar una hipoteca?”.

 

Animal Crossing es un juego al que tienes que dedicarle una hora o dos todos los días para exprimir su verdadera esencia. Y precisamente por eso el formato de móvil le sienta especialmente bien. Con el fenómeno sociológico conocido como Everytime & Everywhere relacionado a que estamos conectados en todo momento y lugar con nuestros smartphones, Animal Crossing tenía que dar el salto. Así, podemos visitar a nuestros compañeros en cualquier momento, en un juego con una calidad no que tiene nada que envidiar a la versión de 3DS.


 

Para mí, es estupendo poder acceder en el descanso de la oficina a mi parcela y repartir un par de pececillos y mariposas, preguntarle a mis vecinos cómo están y agregar a mis compañeros a mi propia tienda de campaña. ¿Que tengo un día horroroso? No importa. He invitado a mi parcela a un montón de animalitos que simplemente me adoran. ¿No es genial?

 

Pues sí, lo es, pero ahora voy a pasar a las cosas que echo de menos en la aplicación móvil. Entiendo que el modelo de negocio free to play es realmente interesante para los juegos de móviles, pero yo habría preferido pagar 10, 15 o hasta 20€ por el juego en móviles al completo y no tener que estar pendiente de los dichosos billetes hoja. Es cierto que Nintendo facilita la tarea de obtención de los billetes hoja con actividades sencillas y del día, pero para mí, la existencia de dinero real empobrece mi sensación de paraíso optimista rodeada de animales.  

 

Echo también muchísimo de menos el museo, especialmente en móvil. Antes, el hecho de capturar a una especie nueva era todo un acontecimiento: como en las pegatinas y los recortables, ibas llenando los pequeños huequecitos y sentías la emoción del avance del coleccionista. Pero ahora, en móvil, cada pesca, cada bicho, es simplemente un proceso más. Y eso que precisamente en este formato es donde tendría realmente sentido: a través de tu smartphone podrías comparar la cantidad de mariposas y peces que has obtenido con las que han cazado tus amigos o incluso las personas que te rodean.

 

Ahora, no esperaré la llegada del estafador de obras de arte que aparecía de forma aleatoria por mi pueblo. Ni me emocionaré hasta temblar si veo a un escarabajo extraño posado en el tronco de un árbol. Y es toda una pena.

 

Tampoco entiendo que tengamos que reclamar una a una todas las recompensas de las misiones y luego, para más inri, recogerlas del buzón si queremos acumularlas. Parecen demasiados pasos para hacer algo tan sencillo como recibir un puñado de bayas, pero de nuevo, Nintendo siempre se ha caracterizado por hacer las cosas de forma diferente.  

 


 

Es cierto que ahora tenemos los objetivos diarios y las recompensas de Canela que amplían el tiempo de juego varias horas, o incluso el hecho de poder pedir los muebles por catálogo a Al Paca. Pero se ha perdido parte de la magia de uno de los pilares del juego que era precisamente ese afán coleccionista.

 

A pesar de ello, estoy deseando ver todo el contenido nuevo que tienen para ofrecer: más ítems con los que customizar el aspecto de nuestro personaje, nuevas zonas y quién sabe, un evento de Navidad especial acompañado de animalitos adorables. Así, si estás pasando una noche de espanto, estás a un solo click de ver a esos bichos adorables alegrarse de volver a verte.




<< Anterior Siguiente >>