Animal Crossing es una dictadura animal

Agosto de 1945: George Orwell, un brillante escritor inglés (y sin duda uno de mis favoritos) publicaba una obra que funcionaba como magnífica metáfora sobre la corrupción del poder, la facilidad con la que las clases populares se vuelven dictatoriales y, cómo no, el malvado telón de acero ruso. El libro se llamaba Rebelión en la granja y cuenta la historia de cómo unos animales de granja, capitaneados por los cerdos, deciden acabar con la opresión del hombre que va a sacrificarlos para comérserlos y montar un gobierno democrático. Lamentablemente, y como ya os podréis imaginar si habéis leído a Orwell, pronto los cerdos se corrompen hasta generar una dictadura en la que ellos mismos se convierten en los opresores. 

 

Y alguien de The Verge, con quizás demasiado tiempo libre, ha visto una relación maravillosa entre Animal Crossing y Rebelión en la granja de Orwell. 

 

A través del análisis de las anteriores franquicias, este artículo original que os dejo enlazado plantea la idea de que Animal Crossing esconde un mundo de pesadilla con canibalismo, secretos y desigualdades a partes iguales. Y hoy, vengo a hablaros de una de sus ideas principales sobre las incoherencias y disonancias animales en su universo y cómo se aplica esto también a New Horizons. 

 

Y para los subapartados me he valido del manifiesto original de Rebelión en la granja porque… sí, soy un poco rara con la literatura.

Todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros.

 

Prácticamente cualquier videojuego donde hagamos que las criaturas o los animales se humanicen o muestren su propia personalidad plantea un problema de concepto bastante grande: ¿qué comen estos bichos? En Animal Crossing todos los vecinos que llegan a nuestro pueblo / campamento o isla son animales con comportamiento humano (usan ropa, caminan a dos patas y se comportan como si tuvieran los pulgares más oponibles del universo), que, de alguna forma, tienen que alimentarse.  

 

 

En ese sentido el artículo de The Verge es muy claro a la hora de arrojar ácido sobre el asunto. Y es que en Animal Crossing parecen diferenciar dramáticamente entre aquellos animales hechos para vivir y tener derechos (mamíferos y cualquier ave) y los peces. No solo eso, sino que además veremos cómo lobos y tigres, depredadores por naturaleza, conviven pacíficamente con sus presas sin demasiados problemas. 

 

Esto llega a ser realmente incoherente en entregas como Animal Crossing: Pocket Camp en el que podremos llegar a ver a un gallo devorando un zanco de pavo o incluso a una vaca pasando el rato encima de una alfombra hecha con la piel de otro animal de su especie. Pasa exactamente lo mismo cuando descubres que hay vecinos con forma de ave que tienen a pájaros enjaulados para escucharles cantar o amigos con forma de gatos que te piden ítems hechos para “gatos mascota”. En Animal Crossing New Horizons por ejemplo, puedes conseguir planos para craftear ítems para mascotas, como una casa para perro o rascadores de gatos en miniatura, perpetuando esta disonancia dentro del mundo presentado. Esto es más dramático todavóa precisamente porque tienes la posibilidad de convivir con vecinos tipo gatos y perros y porque una de las funcionalidades del modo foto pasa por ir a la isla de Harvey, un perro hippie, para disfrutar del momento. 

 

 

El artículo de The Verge establece una clara conclusión sobre estos casos y opina que, en el universo de Animal Crossing, existen dos rangos de animales: aquellos con derecho a comportarse como ciudadanos libres y los que solo sirven para ser esclavizados y / o devorados. 

 

Esto pone sin lugar a dudas el dedo en la llaga dentro del ideal y feliz mundo no solo de Animal Crossing, sino también de muchos otros universos como el de Pokemon, donde se nos rompe el corazón al llegar a plantearnos la idea de capturar, trocear, freír y hervir un adorable Pikachu simplemente para llenarnos la barriga (aunque siendo un ratón eléctrico tengas que trocear a muchos Pikachus para satisfacerte, dicho sea el caso). 

Ningún animal matará a otro animal sin motivo. 

 

Pero esto, al final, no deja de ser parte de nuestro cinismo ya que pasa exactamente lo mismo en el mundo real. Muchos consideramos una aberración descuartizar un perro para comérnoslo pero nos parece muy razonable echarle el diente a las chuletas de cordero o a la corteza del lechón. Mientras no veamos al animalito vivo y le pongamos nombre, no nos afecta y bajo esa misma premisa e idea juegan en Nintendo al plantearte la idea de cómo se alimentan los vecinos. 

 

Sin embargo, parece que New Horizons ha cambiado un poco el tema de la comida animal en su última entrega. Tras investigar por mi cuenta y preguntarle a otros aficcionados al juego, todos nos hemos dado cuenta de que los vecinos de nuestra isla no parecen estar consumiendo productos de origen animal. Frente al inmenso pavo relleno al horno con el que un campista te chantajeaba para quedarse en tu zona, los vecinos conocidos suelen verse devorando sándwiches, tartas, bollitos, trozos de fruta, batidos de proteína y smoothies. En más de una ocasión Canela rellena el espacio de anuncios de la mañana diciendo que adora el tofu. 

 

 

¿Eso quiere decir que Animal Crossing se ha vuelto vegano? Ni mucho menos. Pero cuando le regalas un pescado o un insecto a un vecino, estos los meten en los terrarios y peceras y los mantienen vivos en sus casas. 

 

Está claro que es pronto para sacar conclusiones sobre esta distopía detrás de Animal Crossing New Horizons pero… ¿no es acaso una forma maravillosa de darle una segunda lectura al juego? Aunque era de esperar teniendo en cuenta el know how de Nintendo, donde detrás de esos adorables muñequitos y escenarios coloridos siempre cuelan una dramática y tétrica historia detrás (para más referencia, pensad que Splatoon ocurre en un universo apocalíptico).  

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