[Análisis expandido] Tales from the Borderlands Ep. 2

Este texto es una expansión del análisis de Tales from the Borderlands: Episodio 2.

 

Los juegos de Telltale Games tienen muchos problemas que parece ser no se van a solucionar a corto plazo. Sus personajes actúan y gesticulan como robots, dibujando mohínes como si hubiera circuitos bajo sus caras, las decisiones son demasiado evidentes y mecánicas y apenas tienen un impacto significativo en la historia, el sistema de juego está anticuado y limita la relación del jugador con el universo de juego y etcétera. Quizá no lo hagan a propósito, pero sus juegos consiguen evitar la repetición y saturación gracias al tono y el propósito de cada uno: The Walking Dead era una obra lacrimógena sobre las relaciones humanas y el perdón, The Wolf Among Us fue una dura reflexión sobre los límites de la justicia y ahora Tales From the Borderlands quiere hacernos reír.

 

Bueno, al menos lo quería el primer capítulo.

 

 

Poner una nota así sólo porque un juego no me haga gracia parece un movimiento egocéntrico, casi de monarca del siglo XVIII. Me recuerda a Amadeus, cuando el emperador se duerme durante una de las representaciones de Mozart y eso sirve de señal a la burguesía para que ignoren completamente la obra: “si no me gusta a mí no le gustará a nadie”. No, para nada. Atlas Mugged no tiene un mal guión y va planteando situaciones que seguramente en el futuro tengan un eco dramático, lo cual mete intriga para querer jugar al próximo episodio y saber qué pasa a continuación. Lo cierto es que si pudiera jugar a todo Tales From the Borderlands ya me lo habría pasado porque se disfruta y, a pesar de sus vacíos de humor, siempre pone algo en escena para evitar aburrir al espectador. En otras palabras, no está mal llevado.

 

Sin embargo, esto es algo común a todos los otros juegos de Telltale.

 

Ningún videojuego existe en un vacío. Lords of the Fallen quizá hubiera merecido más la pena si hubiera salido hace cinco años, pero desgraciadamente vivimos en un mundo donde Dark Souls existe y las comparaciones son no sólo inevitables sino casi obligatorias. Telltale Games es un estudio AA que produce dos videojuegos episódicos al año y tiene un estilo firmemente establecido; si criticamos a Ubisoft, a Activision, a Electronic Arts por repetir siempre lo mismo año tras año, tenemos que medir por el mismo rasero a todos los demás. Tampoco es que sean unos novatos que acaban de salir y tener su primer gran éxito: 2015 marcará el tercer aniversario de The Walking Dead y el décimo del estudio, que se presentó al mundo con Telltale Texas Hold’em.

 

 

Quitando los tecnicismos, nos encontramos con un curioso caso en el que los estándares habituales no se aplican. Sí, Atlas Mugged entretiene y sí, está bien escrito y sí, tiene buenos personajes, pero eso es lo mínimo que se espera cuando toca hablar de un juego de Telltale. Estamos hablando de artistas, no productores de jamón, y mantener el nivel no basta: hay que saber poner algo más sobre la mesa. Tales from the Borderlands había decidido ser el hermano cómico, el juego autoconsciente que planteaba una escena para luego subvertirla y sacar un buen chiste del resultado. Funcionaba porque, incluso sabiendo cómo funciona este tipo de humor, nunca se sabe qué concepto será la próxima victima porque todos son posibles objetivos. Al final se desconecta y uno simplemente se deja llevar porque confía en que se disfrute el viaje.

 

Ese espíritu no tiene la misma fuerza aquí. El humor languidece y no destaca, no es capaz de hacer sonreír siquiera, y así las cosas lo único que queda es otro juego de Telltale más: otro título donde establecer relaciones con otros personajes, pensar en qué decir con la mirada atenta a lo que viene a continuación, reaccionar deprisa. Es lo estándar en la producción Telltale, lo que se viene a esperar ahora del estudio, lo que hay que superar. Está bien que se mantengan en movimiento y ofrezcan juegos cada poco tiempo para no tenernos esperando, pero o bien el malabarismo de autores está dando malos resultados o el equipo no tiene las ideas tan claras como para poder sacar un capítulo con ese calendario. Cualquiera de las dos respuestas es mala. No digo que Telltale deje de hacer juegos ni que esta sea una caída a lo más bajo; es un bache y seguramente el tercer episodio se recuperará sin ninguna dificultad. Pero es una pena ver un proyecto tan prometedor no mantener el espíritu que lo hace único. De ahí la nota.

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