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Amarás Mario+Rabbids si odiaste XCOM

El feedback positivo y los reintentos
Por Julián Plaza

Tanto XCOM: Enemy Unknown como su secuela han sido joyas de la estrategia por turnos. Sus mecánicas, su planteamiento y la importancia que toma cada decisión por la muerte permanente forman un cóctel fresco y sabroso, sí, pero también una experiencia que exige una concentración constante que no siempre es recompensada. Hecho el azar, hecha la mala suerte, y tarde o temprano llega esa misión en la que un cúmulo de infortunios terminan con tu escuadrón de mayor rango criando malvas.

 

Rehacerse de esas pérdidas forma parte del juego. Terminar las obras de Firaxis con el memorial a los caídos vacío es, además de difícil, algo que hace que XCOM pierda algo de su esencia. Su ‘narrativa emergente’ o, mejor dicho, las historias que vas creando en tu cabeza a raíz de quién vive y quién muere, construyen una partida única, tuya y solo tuya. Sin embargo, es algo que se consigue pagando un alto precio.

 

XCOM

'Vigilo confido', un lema manchado de sangre

 

Si tienes la mala suerte de perder a los mejores en una misión clave, puedes terminar en un punto de la curva de dificultad en el que los enemigos son más fuertes y dañinos, y lo único que tienes para enfrentarlos son novatos con un par de misiones superadas. Esto se ha ido corrigiendo con misiones opcionales en las que entrenar a los reservas, pero es un parche que alivia, no soluciona el problema de un juego en constante avance al que te toca seguirle el ritmo. Hay partidas que se ponen tan cuesta arriba que lo mejor es volver a empezar de cero. Mario+Rabbids: Kingdom Battle no sufre ese problema.

 

Lo que más se echa en falta en XCOM es la experimentación. Prácticamente cada decisión que tomas tiene consecuencias y, no sé vosotros, pero el peligro me obliga a ser más conservador en cada elección. No hagas trucos raros, no pruebes todas las nuevas clases, elige bien cada mejora del árbol de desarrollo… al final sientes que estás viendo solo un sesgo de las posibilidades que ofrece el juego por la simple intención de querer terminarlo. En Mario+Rabbids: Kingdom Battle puedes reiniciar cualquier enfrentamiento, justo en el instante en el que completas un mundo se premia revisitarlo (consigue calificaciones perfectas, encuentra misterios, etc.) y los perks de cada personaje siempre se pueden redistribuir en cualquier momento. Libre albedrío.

 

Mario 

Cómo conseguir las tres estrellas es un reto excelente

 

No es que todo se reduzca a que el adiós al permadeath hace la experiencia más amigable, son las posibilidades que se abren al hacerlo. Cada mapa da pie a múltiples enfoques y cada personaje puede emplear roles muy distintos en función de dónde gastes tus orbes de habilidad; Luigi, por ejemplo, puede ser un as del combate a distancia, o una unidad apta para las distancias cortas con su coche explosivo, o un personaje ideal para cubrir las espaldas con su boost de mobilidad al tener el doble salto. Depende de para qué lo quieras necesitará más vida, más daño, más bloques de movimiento... y siempre puedes rehacer su build desde cero. 

 

Con este planteamiento más abierto y arcade te vuelves mejor jugador; en lugar de estar ante una bomba de relojería te encuentras en un laboratorio de pruebas en el que cada mezcla puede volver a separarse. Cada 'qué pasaría si...' es un 'vayamos a comprobarlo'. Si odiaste XCOM amarás Mario+Rabbids: Kingdom Battle, y probablemente tras él quieras volver a ir a por los aliens porque estarás mejor preparado.


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