Along the Edge, misterios sin resolver en un sistema de decisiones que implica
Cuando nos enfrentamos a un sistema de decisiones en un videojuego, el mayor reto que tiene la obra es conseguir que nos impliquemos, que nos importen esas elecciones y que entendamos las consecuencias que pueden acarrear. Conseguir algo así resulta complicado, y en ese aspecto, cuanto más cercana al jugador sea la ficción planteada, más sencillo resultará. Pero puede que tampoco baste. Esto es algo que hace bastante bien Along the Edge, una visual novel desarrollada por el estudio francés Nova-box, que vio la luz en 2016, pero que al igual que está pasando con muchos otros títulos, disfruta ahora de una segunda juventud gracias a su reciente lanzamiento en Nintendo Switch.
El juego presenta una trama cargada de tópicos: una protagonista que decide cambiar de vida, dos familias enfrentadas (los Delatoure y los Malterre) y un pueblo endogámico repleto de leyendas (mansión incluida). Nuestra andadura comienza cuando Daphne (la protagonista) decide trasladarse a la localidad natal de su familia, un lugar que es totalmente desconocido para ella, pero en el que cuenta con un puesto de trabajo y una vivienda recién heredada. Ahí transcurre todo, en un entorno que posee sus intrigas, pero que no deja de ser un espacio reconocible para cualquiera que se adentre en la propuesta.
Esa cercanía es uno de los motivos por los cuales su sistema de decisiones funciona tan bien, pero no el principal. En esencia no plantea nada especial, conversaciones con diferentes opciones de diálogo y varios itinerarios para continuar desvelando secretos; ir a visitar a una conocida de la familia para averiguar más sobre nuestro linaje o tomar café con la hermana del chico que nos hace ojitos, por ejemplo. Y sin embargo, ha conseguido mi implicación como jugador. ¿A qué se debe?
Si algo tiene Along the Edge es capacidad para desconcertar, como la vida misma. Hay un momento en el cual lo esotérico gana protagonismo, pero lo hace en base a leyendas, a cotilleos y, en definitiva, a la fama que precede a las dos principales familias del pueblo. Cuando eso pasa, hace que perdamos el punto de referencia y empecemos a cuestionarnos qué es real y qué no. Y entonces nos pide que en función de eso, tomemos nuestras propias decisiones.
A partir de ahí suceden una serie de acontecimientos difícilmente explicables. La necesidad de respuestas nos empuja a seguir adelante, pero andamos un camino que no tiene por qué terminar esclareciendo todos los hechos. Al contrario, Along the Edge se hace fuerte en la duda, en ese debate interno entre lo racional y lo esotérico que asalta a muchas personas. Ahí, en ese terreno abonado por la incertidumbre, le pide al jugador que decida, y que tome partido en cuestiones que van a marcar el desarrollo de la trama y la personalidad de Daphne. Al elegir no veremos consecuencias inmediatas, por norma general todo continuará igual. Pero poco a poco iremos presenciando acontecimientos que pueden ser interpretados como hechos fortuitos o como actos derivados del camino que tomamos anteriormente. De esta forma, la duda continúa aún después de habernos posicionado, y se convierte en uno de sus pilares fundamentales.
Con ello, los chicos de Nova-box han conseguido que la inquietud me persiga a lo largo de toda la partida, preguntándome si tal personaje sería capaz de llevar a cabo semejante acto, o si la muerte de un miembro de la comunidad realmente tiene algo que ver con aquella conversación en la que me dejé llevar por mis impulsos. Así, sin hacer grandes malabarismos ni intentar reinventar la rueda, Along the Edge genera implicación. Pone su sistema de decisiones al servicio de la obra, huye de lo explícito y trabaja para que se sienta en sintonía con las situaciones que presenta. De esta forma logra crear incertidumbre, logra que dudes antes y después de decidir, y hace que el jugador se sienta tan al filo del precipicio como su protagonista.
Nada tan simple y efectivo como darle un uso adecuado a las herramientas del medio.
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