AC Origins, Zelda BotW y Elite: la maldición de los juegos interminables
En el titular menciono Assassin's Creed: Origins, The Legend of Zelda: Breath of the Wild y Elite Dangerous, pero podéis añadir si queréis Super Mario Odyssey, Horizon Zero Dawn, Ghost Recon: Wildlands, Skyrim para Switch y Elex. En definitiva se trata de hablar de esos juegos que pueden ser todo lo largos que quieras y que te pueden tener liado hasta más de 100 horas por el mero placer de descubrir qué se oculta bajo esa piedra, qué flora crece en este sistema o qué secreto puede haber tras la siguiente duna.
El debate de la longitud de los juegos es ya todo un clásico en Mundogamers. Ya en 2013, antes de la aparición de PS4 y Xbox One lo dejaba caer el amigo Jaume, y más cerca tuvimos a Kysu hablando de la duración optima del videojuego y a nuestro gafapaster favorito, Adrian, diciendo cómo hacer un gran juego corto. Un debate curioso que me hace retroceder al pasado, cuando muchos ponían el futuro en obras cortas como The Order: 1886 y que se ha demostrado falso: lejos de acortar su duración, los juegos parecen decidido a convertirse en nuestros compañeros de batalla por varios meses, si no años.
La bendición de los juegos interminables
No voy a colocar un Áuryn en la portada del artículo, pero los amantes de la obra de Michael Ende pilláreis la broma. Hay algo en los juegos interminables que se funde con la magia de la literatura, con la famliaridad de lo conocido y el placer de lo cotidiano. Algo que consigue que jugar a un determinado juego se convierta en una actividad casi rutinaria del día, un ratito de evasión del ritmo semanal tan de agradecer como una ducha calentita o una copa después de un día duro de trabajo.
Puede ser pasear por escenarios ya conocidos en busca de una nueva misión o un rincón inexplorado, conectar a ese juego online que te tiene loco para subir tus clasificaciones, o navegar por el espacio infinito en busca de vida extreterrestre, carga para tu bodega o un poco de acción y de relajante pew-pew-pew. Arar los campos de tu granja en Farming Simulator, visitar tu aldea en Animal Crossing, buscar un nuevo santuraio en Zelda BotW, pegarte unas partidas en Destiny 2 o Star Wars Battlefront 2... Al final todo se traduce en un rato en el que estar a solas, desconectar del mundo y verlo todo desde un punto de vista distinto mientras tu mente descansa del estress diario.
La maldición de los juegos interminables
Lamentablemente no todo es tan hermoso y bucólico. El problema surge cuando la industria comienza a copar las estanterías destinadas a este tipo de juegos, que ojo, no es un gran problema, pero sí una situación que, para los amantes de los juegos abiertos y cuasi infinitos, a la larga se convierte en insostenible. Por poneros un ejemplo, llevo desde junio queriendo volver a No Man's Sky para ver en qué ha mejorado el mundo de Hello Games, y lejos de haberlo hecho, al final he tenido que abandonar en agosto mis gloriosas partidas a Elite Dangerous por falta de tiempo.
Y esto es sólo el principio, algo que seguro que a muchos os pasa y os ha llevado a dejar a grandes amigos por el camino a la espera de terminar éste o ese juego para recogerlos y volver a ir de marcha con ellos. Mi obsesión por no terminarme Zelda hasta que salieran los DLC me ha llevado a estar a punto una vez más pero sin tiempo para sacarle jugo a la moto, algo parecido a lo que me pasó con Skyrim de Switch, que tras darle amor en casa de mis suegros en navidad está a la espera mientras me ve jugar a Oblivion en Xbox One. Wildlands ha sido retomado para matar -si puedo- al puñetero Depredador con medio mapa por descubrir por culpa del accidente que me hizo cambiar de consola y perder mis partidas guardadas. Y ahí sigo queriendo continuar mi particular éxodo por Egipto con Bayek mientras The Escapists 2 y A Hat in Time me han tenido esta semana liado para hacer los artículos.
Una maravillosa y fantástica pesadilla
Al final la situación es una pesadilla, pero una pesadilla buena, con unicornios rosa, arcoiris y nubes de algodón de azúcar. Por un lado, el agradecer juegos como A Hat in Time, que se pasan en tres o cuatro días y te ayudan a calmar tu conciencia gamer al terminar al fin un juego. Por otro, la grandiosidad de juegos como The Technomancer, Skyrim, Elite Dangerous y todos los mencionados, que hacen que puedas perderte una y mil veces en sus mundos y siguen ahí para que continues tu historia y vuelvas a sumirte en sus escenarios.
Todo don es, en sí mismo, una maldición, y esto es lo que pasa con el catálogo actual de videojuegos, que pasa por la maravillosa situación de ofrecer títulos casi interminables a la vez que nos agobia con el mismo montón de títulos casi interminables que nos piden ser terminados desde sus estanterías o huecos del disco duro. No voy a quejarme, pero creo que todos, o casi todos, podríamos pasarnos todo el año jugando sólo con lo que actualmente tenemos en nuestra ludoteca, steam y consolas. Bienvenidos sean los nuevos lanzamientos y las promesas grandes de 2018, pero eso no quita para que tenga la sensación de que los días son cada vez más cortos, y el tiempo, cada vez más escaso.
¡Nos leemos!
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