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A Short Hike es una forma de conectar entre personas similar pero más kawai que Death Stranding

Plumas doradas
Por Adrián Suárez Mouriño

Recuperamos este artículo publicado originalmente el 16 de diciembre de 2019 por el reciente estreno del juego en Nintendo Switch.

 

A Short Hike es una pequeña maravilla indie que vale seus euritos en Steam y que te meriendas en una hora. Ese es el tiempo que le lleva a un simpático pajarillo a subir a la cima de la montaña de su pueblo y volver a bajar. En el camino encontrará amigos, les hará favores, disfrutará del campo y de la naturaleza, y crecerá como individuo; o ave, más bien.

 

Los juegos que buscan ofrecer un mensaje al jugador han encontrado en las mecánicas y dinámicas de escalar por una montaña o dejarse caer por ella un vehículo perfecto. Nuestro protagonista es un urbanita que viaja a la naturaleza con ganas de desconectar y pensar un poco en sí mismo y en su vida, pero lo primero que hace cuando se sienta a descansar es encender su teléfono móvil, como si fuera incapaz de hacerlo. Al no tener cobertura por estar en una zona rural, tiene que escalar a lo más alto de un pico cercano.

 

Sin embargo, sus habilidades de montañero son limitadas, es por ello que tendrá que encadenar pequeñas tareas que le obligarán a conectar con sus vecinos. Uno necesita una pala de juguete, otro una bandana roja… La encontramos, conseguimos dinero y, con todo eso, obtenemos plumas doradas que nos permiten escalar mejor y durante más tiempo.

 

A Short Hike recuerda a Link´s Awakening por el protagonismo de una montaña y la revelación que se produce arriba, por la idea de tener que cambiar bienes entre los vecinos y también por cómo son ellos: algo extraños pero siempre dulces. En lo técnico, se parece a un cruce entre Animal´s Crossing y Wind Waker, pues todos los protagonistas son animales antropomórficos kawai dibujados con un cell shading plano, rotundo y muy colorido.

 

La montaña es la totalidad del escenario. Es un gran cono que podemos rodear y caminar en todo su diámetro. Su diseño es muy inteligente, pues sabe ofrecernos rutas distintas en función de si la bajamos o la subimos, con atajos y secretos que buscamos para conseguir esa pluma dorada que nos falta. Nuestro pajarillo es de plumaje oscuro, pero a medida que escala, que investiga y que se sumerge en la naturaleza, son las doradas las que obtienen protagonismo.

 

 

No eres una persona, eres un pájaro

 

Lo estupendo de A Short Hike es que, aunque tenga una moraleja obvia sobre la comunicación entre personas, no se regodea en ella. Somos capaces de sentir y entender que nuestro pájaro, siendo nosotros él, es más feliz cuando las alas doradas que ha conseguido hablando, y no usando su móvil, le permiten volar libre, trepar por donde quiera y tener una mejor perspectiva de las cosas. Al final, cuando alcanzamos la cima, hacemos una llamada de teléfono y comprendemos que la moraleja ha calado.

 

A Short Hike podría recordar a Celeste en lo que plantea, pero no tiene nada que ver. Aquí hay más ganas de hacer al jugador relajarse, pasear y mirar que en Celeste, que buscaba tensionarte con su dificultad para luego relajarte. Tampoco la duración de una hora implica que haya que jugarlo con prisa, al contrario. Lo mejor es buscar una horita en la que sabes que no tienes nada que hacer, desconectar, ponerte los cascos y dejarte llevar.

 

En el título de este artículo lo he comparado con Death Stranding por una cuestión. En los dos juegos, y sin entrar en destripes, cuando el héroe cumple con lo que tiene que hacer, necesita volver a disfrutar del mundo de juego ya sin una misión acuciante que hacer. Ese momento es sublime en los dos juegos, porque te está revelando que quien más ha conectado es tu personaje consigo mismo.

 

En serio, seis euritos y uno de los indies de este año. A por él.


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