A Plague Tale Innocence es una gran aventura, no un juego de sigilo

Escribo esto unos días antes de que A Plague Tale: Innocence salga al mercado, y lo hago programándolo para el primer minuto tras el cese del embargo para que todos podáis leer la gran verdad: A Plague Tale Innocence NO es un juego de sigilo. Me quedo contento, eso sí, o al menos tranquilo, porque los que esperéis tan sólo un juego de sigilo vais a encontrar más, mucho más, en este juego de aventuras que inicié con una ceja alzada y que ha terminado por conquistarme. 

 

 

Pero vayamos por partes, como diría Torquemada

Me quejaba el otro día de los juegos que parecen ser una cosa y que luego son otra muy distinta, y el lector sagaz seguro que adivinó que me refería precisamente a A Plague Tale: Innocence. Sin embargo, todo hay que decirlo, el problema no fue tanto por las promesas de una Koch Media que ha publicado información veraz de sobra sobre lo último de Asobo Studio, como por la demo privada a la que algunos redactores tuvieron acceso y que recogía los primeros compases del juego.  

 

Entiendo muchos elementos de estas impresiones de un juego que no sabe mostrar lo mejor en sus primeros pasos, y coincido con mucho -aunque no con todo- de lo que en su momento publicó el amigo Julián en su avance en esta misma página. Sin embargo, una vez coge carrerilla, gran parte de lo que parecen errores no son tales, el nivel de exigencia de lo que creímos que era una cosa muta al tratarse de una muy ditinta y nos encontramos, al fin, la joya cuyo análisis espero que podáis leer unas pocas horas después de publicarse este texto y que sabe brillar en muchos aspectos. 

 

 

No es un juego de sigilo

A Plague Tale: Innocence no es un juego de sigilo, por mucho que en sus primeros compases así lo parezca y al leer su trama todo apuntara a esta conclusión. Lejos de eso, nos encontramos ante una potente aventura en la que iremos avanzando poco a poco por sus mecánicas encontrando algunos sutiles toques de combate, puzzles, farmeo, exploración, trabajo en equipo y, sí, sigilo, que no son suficientes por sí mismo para establecer un género fijo para la experiencia que nos propone Asobo. 

 

En A Plague Tale: Innocence hay elementos de sigilo al más puro estilo Thief, sin siluetas iluminadas a través de las paredes como en The Last of Us o rádar mágico a lo Far Cry. También hay elementos que recuerdan al primer Gears of War o Alan Wake con esa necesidad de ampararnos en la luz para sobrevivir a las ratas, y toques de combate a lo Horizon Zero Dawn que no exigen el protagonismo de la acción compartiéndolo con otras mecánicas. La cooperación entre personajes puede recordar a Uncharted o Resident Evil 4, aunque sin grandes contenedores en los que escondernos de zombies con sierras, y el farmeo suena a Ubisoft e incluso The Last of Us. 

 

Sin embargo, lo mejor de todo esto, es que Asobo consigue darle su toque propio a las mecánicas para crear un conjunto que no descubre la pólvora pero funciona de sobra para acompañar a la historia y trata de huir de lo superfluo en la gran mayoría de los casos, ofreciendo en cada momento lo que el juego necesita para comunicar el mensaje. La ausencia de tiroteos infinitos por oleadas, insufrible parkour, puzles absurdos para llegar a nuestro objetivo o combates a golpe de QTE me resulta refrescante en un juego que es lo que es sin pretender ser nada más y que destaca más allá de lo mencionado en música, aspecto y ambientación. Como digo, en unas horas tendréis el análisis, por ahora, esperad y mantened la mente abierta: estamos ante una obra muy interesante y personal.

 

¡Nos leemos!

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