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Avance The Elder Scrolls Online ,PS4

Tamriel abre sus puertas  a la entrada masiva de jugadores.
Viernes 08 de Junio de 2012 por Jaume Esteve Gutiérrez

Hace una semana que los medios de prensa especializada tenemos acceso a Tamriel en toda su extensión gracias a la demo privada de The Elder Scrolls Online. Mis sensaciones personales están enfrentadas, pero, posiblemente lo que mejor define para mí el título es la palabra «familiar». Como habréis leído por este y otros medios, lo que Zenimax ha buscado con este Online ha sido mantenerse fiel a la franquicia y, simplemente, unificar el universo de The Elder Scrolls que conocíamos y darle forma de MMORPG. El resultado es muy similar a lo que ya conocíamos, pero, ¿está justificada esta entrega?

 

De todos es sabido que los MMORPG no son lo que antaño. Ahora el mercado está mucho más diversificado y hay muchas más opciones de promover el juego, como el F2P. Con esto, la decisión de Zenimax de sacar al mercado un juego de estas características con suscripción mensual resulta algo arriesgado. Es verdad que han planteado un futuro sólido para el juego, con constantes actualizaciones, misiones y demás, pero, en el fondo, todo juego va a sustentarse exclusivamente en la experiencia desde el día 1 y, tratándose de un MMORPG, de la capacidad de atraer nuevos usuarios. Porque Tamriel es enorme, ya os aviso…

 

 

«Esas pelis de hobbits sí que eran un auténtico coñazo; solo tratan sobre un montón de gente andando. Tres pelis sobre gente andando hacia un puto volcán». Esta memorable cita de Randal Graves, personaje del universo de Clerks me viene a la cabeza cuando reflexiono sobre las primeras horas en Tamriel. Reconozco que con el tiempo las historias fantásticas per se me resultan tópicas y reiterativas. Más si se trata de una nueva entrega de los Elder Scrolls. Esto es: el «elegido» despierta prisionero, alguien le saca de la prisión y su destino se le indica. A partir de aquí, toca andar, porque, ¿a quién en su sano juicio se le ocurriría entregar un caballo a un novato? Por eso la primera sensación es de deambular por aquí y por allá sin tener un emocionante objetivo que marque cada uno de nuestros pasos. ¡Y eso está bien! Porque explorar es emocionante. Pero claro, siempre y cuando los paisajes sean un regalo para la vista.

 

Ahí está la segunda lacra del juego, según mi punto de vista. Los escenarios han perdido en cierta forma su capacidad de sumergirnos en la atmósfera y hacernos sentirnos «dentro de». Las distancias son más amplias, los detalles menores, hay menos personajes, una paleta de colores más amistosa… Es una experiencia que se me antoja descafeinada y caricaturesca en comparación con lo épico y grandioso de Skyrim. Y claro que el motor gráfico no debe pedir mucho más, y es algo digno de comprender, pero hablamos de un juego que se pone a la cabeza de una cronología de estilo visual y que, creo yo, está a caballo entre las dos últimas entregas. En resumen, es bello, pero algo vacío.

 

 

En lo que respecta a la experiencia de juego tengo que decir que resulta muy amigable. Mientras que la interfaz de usuario de World of Warcraft era de un horror vacui exacerbado, The Elder Scrolls Online brilla por la austeridad y por la ausencia de elementos en pantalla. Solamente durante los combates aparecen automáticamente los elementos que necesitamos para la situación (vida, magias, ataques, pociones…). Los menús son los de costumbre de la saga: personaje, habilidades, inventario, mapa, misiones… Nada que nos dificulte la adaptación a este nuevo mundo online. Los combates también siguen la estela de la saga. Sigue siendo muy limitado en cuanto a movimientos, pero gana en riqueza de tipos de ataque y magias, aparte de un sistema de fintas y contrataques que hacen que los ataques en sí resulten más sencillos y mecánicos, dejando más espacio para planear las magias y las protecciones.

 

El nivel de personalización de nuestro personaje sigue siendo una de las características más agradecidas del juego. Desde el principio podemos configurar nuestra apariencia hasta el detalle más nimio. Desde ese punto hacemos nuestro al personaje. En adelante la progresión resulta también muy familiar. Cada vez que subimos de nivel se nos otorga un punto que podemos aplicar para mejorar vida, aguante o magia, además de un punto de habilidad para desbloquear nuevos ataques, magias o habilidades pasivas; además, dejamos atrás el sistema de constelación de Skyrim y volvemos a un sistema más sencillo pero también más directo. Por supuesto, también podemos confeccionar, encantar o reparar armas, armaduras y accesorios, así como comprarlos directamente. Y, como siempre, todo lo que hagamos repercutirá en nuestra experiencia en cada campo.

 

 

Lo que quiero con este texto es trasladar una idea muy clara: The Elder Scrolls Online es exacta y únicamente Elder Scrolls Online. No hay más de Online que de Elder Scrolls, no hay más agentes externos de los que un fan de la saga necesita para sentir que el juego le da una vida nueva a su vicio preferido. Los que sean verdaderos seguidores de la saga, vendrán. Los que quieran probar un nuevo MMORPG, vendrán. Los que sigan sin padre desde que WoW adoptó a los pandas como animales de compañía vendrán. ¿Pero el resto? Los tiempos cambian, y 15€ al mes caen como una gran roca que agujerea nuestros bolsillos, vaciándolos… Ridículas analogías aparte, ahora me queda probar la segunda parte del juego: el player versus player. Entonces concluirá este avance, a dos meses de la salida del juego.

Hoy es viernes 14 de febrero, día del cumpleaños de mi buen Tonichan  y del fin del embargo de la prueba de jvj (o pvp, para entendernos). El fin de semana pasado la prensa pudo acceder a los encuentros para darse de toñas dentro de Tamriel, más específicamente en la Provincia Imperial, Cyrodiil. Para acceder a esta modalidad de juego no hace falta más que haber llegado al nivel 10. En ese momento podemos acceder al menú de facciones para introducirnos en una partida contraoperativa.

 

Una vez pasada la pantalla de carga aparecemos en la región de Cyrodiil. Si nos fijamos en el mapa podremos observar un territorio plagado de fortificaciones. Cada una de esas fortificaciones presenta un color, correspondiente a las facciones del juego. Y el objetivo principal del jcj es… teñir el mapa de nuestro color, claro está. Para ello hace falta organización y, sobre todo, armas de asedio. Tenemos a nuestra disposición catapultas, ballestas y fundíbulos, para los ataques a distancia y de apoyo, y arietes para tirar abajo las puertas de las fortificaciones. Ahora bien, ¿qué justifica semejantes asedios y la pérdida de vidas virtuales? El hecho de que dentro de cada fortificación se encuentra un Elder Scroll, calentito para el que se lo gane. Y, como todos sabemos, los Elder Scrolls son vitales para conocer el destino de cuantos habitan en Tamriel.

 

 

Además de tomar estos castillos tendremos más deberes. Por una parte, tenemos la obligación de tomar edificios estratégicos que suelen encontrarse entre cada fortificación. Se trata de aserraderos, granjas o herrerías que aportan materia prima a las fortificaciones. Por otra parte, hay una serie de misiones secundarias a las que podemos acceder a través de tablones de anuncios. Misiones de reconocimiento en territorio enemigo, de asesinato selectivo, y esas cosas que se suelen hacer en tiempos de guerra.

 

Si bien me encantaría tener la capacidad de compararlo con otros pvp del mundo de los MMORPG, no me es posible, así que solo me queda evaluarlo per se. Esta modalidad de juego supone un contraste ante lo que podemos hacer en la campaña principal. Adquiere un cierto tono de tower defense, con salpicaduras de estrategia sobre una cama de… perdón, demasiado Chicote a mis espaldas. Lo que quiero decir es que el juego gana en variedad, gracias a esos asedios y las misiones en territorio de guerra que nos ponen en alerta constante.

 

De cualquier manera, reitero mi reflexión ante el primer vistazo del juego la semana pasada: el mayor reto que va a tener que superar Zenimax con este The Elder Scrolls Online es el de lograr que los jugadores sientan que los 13€ al mes están justificados


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