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Avance Max Payne 3 ,PS3

¿Cómo quiere la carne? ¿Finita o a trozos con combo alto?
Jueves 01 de Marzo de 2012 por Diego Emegé

Amigo Max. Max Payne. Cuántas cosas hemos pasado juntos. A pesar de estar siempre unos metros detrás de ti, siempre he visto todo lo que marcó tu personalidad. La terrible desgracia que sufriste hace unos años no tiene nombre. Seguro que todo lo que vino detrás te pareció una jodida broma en comparación... Has limpiado mierda como nadie, aunque siempre has tenido la mala suerte de que te salpicara. Tu herramienta era uno de mis vínculos más importantes contigo. Alguna vez he intentado imaginarme su presencia en las manos. Siempre lo describías muy bien, así que no me costaba figurarme ese peso inerte, a veces frío, a veces hirviente, en las yemas de los dedos. A veces paraba el tiempo. Nunca te lo dije, pero así lo hacía. De alguna forma te decía: «Ahí, apunta ahí, Max». No quiero quitarte mérito, compañero. Siempre lo has hecho muy bien tú solito. Vaya, parece que fuera ayer cuando sucedió todo, pero, para ya han pasado casi 10 años.

 

Te veo muy desmejorado... si es cierto eso que me han contado de ti, estos años habrán sido como una puta losa en tu cabeza. Max, el alcohol no es la solución... ni ninguna droga. Los analgésicos fueron excelentes amigos durante tu particular guerra, pero nunca debiste llevarlos a tu batalla interna. Menos mal que pudiste levantar la vista y te diste cuenta de que valías para algo más que para arrastrarte por los bares de Nueva York. Dicen que cuando llegas a lo alto, los escalones se vuelven diminutos. Quizá lo comprobaste mejor que nadie, y quizá tú mismo te pusieras la zancadilla. La caída fue tremenda, pero has tenido suerte de que tu yo pasado aún te vigile. 

 

Max se va a hacer las américas.

 

También tuviste mucha suerte de encontrarte a Raul Passos. ¿Qué tal te va en Brasil? Ya, ya sé. Estás trabajando para Rodrigo Branco. Estoy bien enterado. El tío se lo ha montado bien; aunque parece que lo lleva en la sangre: entre la carrera política de su hermano Víctor y el exagerado tren de vida que lleva Marcelo, no me sorprende que sea todo un magnate industrial en Sao Paulo. Creo que Rodrigo sintió celos de su hermano Marcelo. Fabiana nunca le quiso, eso es obvio, pero dudo que él mismo la quisiera. Recuerdo que la llevara como un trofeo a los eventos más importantes. Sinceramente, no me sorprendió que decidieran robársela. 

 

Ahora bien, Max. Yo no sé como lo haces, pero siempre atraes los problemas. No es normal. Te veo ahí, con Passos, en medio del estadio de fútbol, a punto de darles un maletín rebosante de billetes a los atracadores y, de repente: «¡pum!» y se va todo al carajo. Un francotirador se carga a un par y a ti te mete una bala en todo el brazo. Visto y no visto. Parece que estuvieras deseando una razón para meterte entre pecho y espalda un bote entero de analgésicos, joder. Al menos, en el ala médica, Passos y tú pudisteis reorganizar el plan y respirar un poco. Pero justo después es cuando realmente brillaste como solías hacerlo antes. 

 

 

Eso sí, parece que estos años que han pasado te han hecho madurar como uva en barrica. Nunca te he visto moverte así. Antes solías moverte como si fueras un puto robot, Max. Ahora te mueves con mucha naturalidad. El ejemplo más cercano es la manera de moverse de Nathan Drake. Pero no… tu cuerpo parece tener vida propia ahora. Bueno, tu cuerpo y el de todo ser «viviente» de tu entorno. Ahora los cuerpos tienen peso, dependen del entorno absolutamente. Es gracioso, hace años saltabas, se paraba el tiempo, volabas y daba igual dónde cayeras. Ahora ya no da igual. Y puede parecer hilarante, pero los golpes que te das contra las paredes, las sillas, las barandillas, etc. tienen pinta de ser muy dolorosos

 

Fue fascinante verte volar y acabar con los componentes de las dos bandas que plagaban el estadio. Algunos parecían muy avispados y no te dejaban respirar ni un segundo. A pesar de que estabas bien cubierto, no dudaban en flanquearte y dejarte en calzoncillos. Menos mal que contabas con tu tiempo-bala, tus analgésicos y tu puntería. No se cómo lograste salir con vida de ahí, pero sé que la cosa fue a peor. No solo no lograsteis recuperar a Fabiana, sino que encima os metisteis en algo mucho más grande de lo que esperabais. Aunque, a quién vamos a engañar; eres experto en meterte hasta el fondo en los lagos del infierno, tocar fondo y volver a salir

 

El juego tendrá coberturas modernas. 

 

Vaya, Max, sigo pensando en cómo has cambiado estos años... Parece mentira que los hayas pasado en tugurios desperdiciando tu vida. Manejarte es una experiencia adictiva. Para serte sincero, siempre lo fue. Pero han sido casi 10 años trabajando con otros individuos, y algunos de ellos también causaron mi admiración. No obstante, aquí estás otra vez, con tu capacidad para abrirte paso en una jungla de muerte entre lluvias torrenciales de balas. Desprendes vida, Max. Si antes dije que te veía muy desmejorado, lo matizo: solo necesitas arreglarte un poco la barba, porque, por todo lo demás, has mejorado en todos los aspectos. Por los dioses, si hasta las balas que disparas tienen vida propia... 

 

En fin. Es todo un placer tenerte de vuelta por nuestro mundo Max. Has estado haciendo los deberes estos años. Has aprendido de la competencia pero sigues manteniendo tu esencia. Bienvenido.

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