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Avance Mad Max ,PC,PS3,PS4,X360,XONE

Imperator furioso
Viernes 07 de Agosto de 2015 por Diego Emegé

Normalmente las pruebas a puerta cerrada suelen consistir en una presentación detallada y luego la parte en la que nos permiten jugar directamente. En el caso de Mad Max la cosa fue mucho más directa. El responsable de Avalanche Studios dedicó poco tiempo a recordarnos que el título es un juego de acción en mundo abierto con conducción, combates cuerpo a cuerpo y una historia que transcurre en el universo de las películas de Mad Max sin llegar a entrar en las líneas narrativas de ninguna de ellas, pero con una fuerte influencia en su universo de arena, coches, gasolina, balas y sangre. El Valhalla nos espera.


Lo primero que nos recomendaron al ponernos a jugar fue personalizar al Magnum Opus, y no nos sorprende, porque este coche es nuestra más preciada posesión: es nuestro medio de transporte, nuestra mejor arma y, leñe, es la mejor forma de hacer nuestro el juego. Podemos hacer montones de ajustes y modificaciones a varios niveles: primero lo que comprende la propia conducción, como el motor, la inyección, el turbo, el manejo, etc.; después tenemos todo lo que implica la defensa y el ataque del Magnum Opus, como la rejilla, los pinchos, el lanza-arpones y demás; y por último está todo el tema estético, en el que entran el color del coche, las calcomanías o accesorios para reforzar el aspecto macarra de nuestro buga.

 


En nuestra partida teníamos como misión encontrar a una cierta persona, y para ello nos pusieron en ese mundo árido en el que transcurre la saga cinematográfica con la única compañía del Magnum Opus y un esbirro responsable de la defensa y el ataque en carretera (que además es un salao). Ojo, no nos explicaron nada, pero al minuto teníamos controlado cómo desenvolvernos con las mecánicas del coche. Mientras conducimos a toda mecha podemos lanzar arpones a los enemigos para dejar inservibles sus vehículos, disparar con las armas del propio Max y reparar daños. Lo primero era acabar con unas catapultas que tenían asediado un asentamiento. Controlando el lanza-arpones con el esbirro lográbamos deshacernos de ellas. El resultado fue un espectáculo explosivo que llenaba de fuego y sangre la pantalla.


Ya a pie nos encontramos con un juego algo distinto, en el que la forma de dialogar con los enemigos del lugar pasa por un sistema de combate cuerpo a cuerpo, pero algo distinto a lo que nos tienen acostumbrados juegos como los Batman Arkham o Shadow of Mordor. En general —y aquí también me refiero a la experiencia de conducción— el juego tiene una cierta sensación de peso, como si todo lo que controlamos tuviera una gruesa capa de herrumbre. Lo decimos en el sentido más positivo, porque el efecto es claramente buscado, y logra que nos metamos muy bien en el personaje de Max. 

 

Justamente para meternos en la piel del pobre Max hacía falta tener muy en cuenta los recursos. Aunque en la demostración no llegamos a comprobarlo, sabemos que en el erial la vida es complicada, y el agua, la gasolina y la comida escasean mucho. Por ello tendremos que realizar misiones exclusivas para buscar estos materiales y tener mucho cuidado hasta con el agua que bebemos. Además, saquear los cuerpos de los enemigos y sus vehículos estropeados nos proporcionará piezas y chatarra necesaria para mejorar nuestro querido Magnum Opus.

Otro de los elementos que logra que nos metamos es el apartado visual. Lo que habíamos visto hasta ahora no le hace justicia al juego real. Después de ver la película de Fury Road, las imágenes de Mad Max se nos antojaban algo aburridas y planas en comparación, pero que no os engañen: el juego se ve maravillosamente, y la ambientación tiene carácter y detalles a raudales. A pesar de tener referencias artísticas de sobra, parece que los diseñadores del juego han sabido encontrar un espacio exclusivo para lo que querían contar.

 

 

La primera vez que vimos Mad Max nos embargó el escepticismo. Parecía una mezcla de ideas prestadas de otras obras, y ahora que lo hemos probado… resulta que es exactamente eso, y no pasa nada, porque el condenado es divertidísimo y tiene un carácter que, obviamente, no vamos a encontrar en otro título, gracias a las referencias que nutren su trasfondo y ambientación. Los combates a bordo del Opus son canela fina, y no tienen nada que envidiarles a las bestialidades de las que fuimos testigos en Fury Road, y el combate se sitúa lejos de la agilidad de los Batmanes, Taliones y demás campeones de la lucha contra grupos. En fin, que no le perdáis la pista a Mad Max, porque podría ser un sleeper de los que tanto nos gustan.


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