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Avance Devil's Third ,WIIU

Una sorpresa, de eso no hay duda.
Miercoles 15 de Julio de 2015 por Víctor Junquera

Por dónde empezar... Quizá lo más fácil sea empezar por el primer tráiler de Devil's Third, lo que el juego era al comienzo de su concepción para PS3 y 360. Si acto seguido vemos el tráiler del Devil's Third actual, exclusivo para Wii U, ya hay algo que rechina. Podríamos pensar que tiene un tufillo a caspa con cierto toque de genialidad, que podría llegar a convertirse en algo de culto a pesar de lo feo que es porque puede que tenga carisma o puede que sus villanos terminen por ser algo memorable como los de Metal Gear Solid... Pero pongámonos serios. Devil's Third es un juego malo.

 

Ha caído en mis manos una copia final, de esas que aquí llegarán en completo inglés (o francés), y tengo más de un mes para ver si todo lo que queda de juego es tan terrible como lo que llevo visto. Sigue habiendo un mínimo halo de esperanza, por aquello de que Devil's Third es un juego de Tomonobu Itagaki, creador de Ninja Gaiden y Dead or Alive, pero en estos momentos dudo mucho que llegue a ver algo en el juego que me quite esta mala primera impresión, tras más o menos siete horas de juego.

 

Los finishers varían dependiendo del arma equipada, pero lo normal es que se repitan muchísimo.

 

De un nombre como Ninja Gaiden con un sistema de combate tan endiabladamente bueno y variado, uno no se puede esperar, ni por asomo, encontrarse algo tan fallido como el combate de Devil's Third. La gracia en este caso está en la mezcla de armas blancas y armas de fuego, pero cuando ninguna de las dos facetas del juego funcionan bien, el problema es mucho más grave que un simple 'no está a la altura de lo que se espera de Itagaki'.

 

Hay una buena variedad de armas para el cuerpo a cuerpo que podemos ir recogiendo de enemigos o del escenario, pero la realidad es que, salvo en el caso de algo pesado como un mazo, todas son terriblemente similares y en realidad sólo hay un combo de ataques débiles y un combo de ataques fuertes que, de hecho, ni siquiera merece la pena completar ya que con encajar un par de toques de Y y pulsar X, se activa el remate y el enemigo vuela en pedacitos. Hay otras dos opciones, como son el lanzar tu arma blanca contra el enemigo y arriesgarte a que desaparezca (algo que parece un bug bastante aleatorio) o utilizar un ataque en salto de apuntado automático, que te lleva hasta el enemigo por inverosímil que parezca el salto, o aunque haya paredes de por medio, y por supuesto le hace saltar en pedazos. Algo común, ver volar de todo en mil trozos, incluso disparando a un enemigo en la pierna, es fácil que todas sus extremidades salgan volando.

 

Es el típico juego en el que el protagonista es el único personaje bien hecho, los demás son como de baja definición, y en este caso es un crimen porque los soldados hablan mucho.

 

Disparar también tiene sus bichos entre una precisión terrible, una ayuda al apuntado que hace lo que quiere y un sistema de coberturas que funciona bien al acercarse para cubrirse, pero no para asomarse y disparar, momento en que la mira apunta muy pocas veces a donde intentas que lo haga. Pero eso sí, casquería como si de una de esas pelis hechas cutres intencionadamente se tratase. El caso es que aquí no parece que sea 'intencionadamente cutre'.

 

De hecho, deseaba que terminase por ser esa especie de videojuego de serie Z, que hubiese conseguido ese equilibrio entre lo casposo y lo gracioso que tienen esas películas llenas de fuentes de sangre, muñecos de látex y marionetas que creen ser monstruos marinos, ya que al menos sería un juego que triunfaría para verlo o comentarlo entre amigos, pero es difícil llevar al concepto de lo cutre un producto de 60€.

 

¡Variedad! Hay ciertas zonas con cositas especiales, pero siguen siendo añadidos mal llevados.

 

Ni siquiera Ivan, los villanos o la historia son dignas de esa relación cutre/gracioso. Ivan se nos presenta como un auténtico badass, pero es algo que dura poco más de 5 minutos, desde el momento de tocar la batería en su celda en Guantánamo hasta que vemos que esperando en una cobertura le da por encenderse un cigarro y combate con él en la boca. Acto seguido, empieza el desastre, Ivan pasa a prácticamente no hablar y a dejar que sean unos soldados insulsos quienes dialogan y tratan de dar tensión a las secuencias, y casi peor aún, empiezan los constantes flashbacks de la misma secuencia en la que su ex-grupo de villanos mata sin piedad y a Ivan no le gusta, y nos lo dejan bien claro.

 

—*bang* A las ratas hay que matarlas en su madriguera

—¿¡Y esos niños en el hospital, también eran ratas!?

 

Vale, es malo, mata a niños en hospitales, menudo cabrón. Pero a la hora de la verdad, lo que parece un grupo de villanos con sus rarezas digno de Metal Gear Solid, se ha convertido, de momento, en tres enfrentamientos insulsos, sin mecánicas especiales, precedidos por un mal discurso y rematados por una transformación en algo un poco más monstruoso y feo al inyectarse un virus.

 

Y siempre piensas que quizá este sea el villano que te sorprenda, pero no tarda ni un segundo en decepcionar.

 

Queda bastante juego por delante, no se sabe si aún hay lugar a algún giro de guión que convierta todo este montón de sinsentidos en algo legendario, pero al menos el aspecto jugable ya no tiene arreglo, y de verdad que viniendo de Itagaki, es una decepción aún mayor.


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