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Avance Dead Rising 3 ,XONE

Dos cabezas piensan más que una  incluso si se vuelven locas
Miercoles 12 de Junio de 2013 por Toni Piedrabuena

Equilibrio y acción. Más acción. Así podríamos definir, en pocas palabras, la tercera entrega de Dead Rising. Una que, de tanto equilibrarse, amenaza con convertirse en otro juego de zombies más cuando su salida, en los albores de la pasada generación, nos trajo un soplo de aire fresco al género de los zombis con una jugabilidad endiablada, por difícil, pero que apelaba a la vieja escuela de jugones.

 

Dead Rising 3 vuelve a los orígenes de la serie en su planteamiento inicial, pero poco más. Esta vez la ciudad se llama Los Perdidos y el protagonista es Nick Ramos, una especie de motero macarra del que no sabemos mucho. Pero Capcom Vancouver se ha marcado una declaración de intenciones que, después de todo lo leído hasta el momento, nos hace albergar algunos pensamientos oscuros.

 

Porque Dead Rising 3 parece apelar a un público más tradicional y huir así de la fórmula que le labró un lugar en el corazoncito de un cierto sector de jugadores. Posiblemente la franquicia no haya sido la más popular del género, pero en su ADN ofrecía soluciones de las que otros juegos rehuían, daba la mano a un tipo de jugador que buscaba retos constantes y se alejaba de un cierto estereotipo.

 

Me dejo de palabrería y voy al grano. El reloj, por ejemplo, va a perder importancia. Todavía habrá un tiempo límite para finalizar la historia, y por lo que se ha léido por ahí van a ser seis horas, lo que nos parece un pelín escaso. Pero toda la jugabilidad derivada de la cuenta atrás, los objetivos múltiples, las decisiones entre salvar a un personaje o aprovechar ese tiempo para otras acciones se van a perder como lágrimas en la lluvia.

 

Más. La función de salvado va a pasar a integrarse de manera automática en el título por lo que se ponbe punto y final al aspecto más hardcore del título. Se ha pasado de un extremo al otro. De poder salvar en determinados puntos del mapa a que el juego lo vaya a hacer manera automática y no nos penalice por salir a explorar tan alegremente.

 

Si bien esa medida es la que más me sacaba de quicio de Dead Rising, hay formas de lanzar un hueso a los usuarios manteniendo un toque de dificultad sin tener que casualizar en extremo el título.

 

Un juego que, además, va a perder parte de ese componente cómico que le caracterizó. Los zombis van a ser mucho más realistas por lo que el gore, las mutilaciones y las vísceras van a estar a la orden del día. Ya sabéis, toca exhibir músculo y la Xbox One es capaz de mostrar auténticas virguerías en pantalla.

 

Siguiendo con los zombis, la premisa es que sigan siendo letales cuando nos encontremos con una horda pero que uno solo de ellos también pueda ponernos en peligro. Y de hecho, en el combate con ellos, llega una de las mejores ideas de Capcom Vancouver en lo que representa la integración con Kinect. En lugar de tener que sacudir frenéticamente los sticks, bastará con sacudir el mando para que Kinect lo reconozca y nos libere de la amenaza de turno.

 

Un Kinect que tendrá otras opciones y que nos permitirá gritar para atraer a algún que otro zombi hacia nosotros. Una opción que en todo caso parece un añadido más que una función en toda regla como lo será el uso de Smart Glass para llamar a la caballería y ordenar un ataque aéreo. ¿Lo utilizaremos a fondo?

 

Al quitar los elementos más hardcore de los Dead Rising previos, Capcom se ha posicionado en el centro del espectro. Quiere un título que guste a todos por igual y corre el riesgo de que no destaque en ninguno aunque nos ha quedado claro que la exploración va a perder terreno en favor de la acción. Y con la de zombis que vimos en pantalla en la presentación de Xbox One nos da la impresión de que vamos a ir sobrados.


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