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Avance Assassin's Creed IV Black Flag ,PS3,PS4,X360

Edward Kenway trae un cambio de rumbo girando el timón hacia islas lejanas y un nuevo concepto para una franquicia que lo necesitaba
Lunes 30 de Septiembre de 2013 por Alvaro Ondina

Son momentos complicados para la franquicia Assassin’s Creed. Por un lado se trata de una serie que, entrega tras entrega, se ha ganado a pulso el cariño de sus fans. Hemos disfrutado de las aventuras de Desmond y sus antepasados y (lamento el posible spoiler) hemos vivido el final de su historia. Ahora, con Assassin’s Creed IV, viviremos el comienzo de una nueva historia y no sólo eso sino también un nuevo concepto de juego en la franquicia.

 

Muchos quedamos algo desinflados con la entrega protagonizada por Connor, esperábamos mucho, probablemente Ezio dejó el listón muy alto y, por la época o su carisma, no nos tocó mucho la patata. Pero eso ya quedó atrás, da igual si nos gustó más o menos, es una larga aventura en el tiempo donde aprendimos como salvar el mundo y obtuvimos un sinfín de referencias históricas mezcladas con teorías conspiratorias. Dejando atrás un pasado, que si alguno no ha vivido le invito a adentrarse, es hora de centrarse en la nueva remesa de la franquicia de Ubisoft. Hemos podido, durante este tiempo, tomar contacto en varias ocasiones con el cambio de rumbo de Assassin’s Creed. Llamémoslo cambio de rumbo porque, aunque comparte similitudes con sus predecesores, se siente diferente.

 

Al contrario que en ediciones anteriores, podremos bucear para buscar tesoros o para pillar por sorpresa a nuestro objetivo


Lo primero que nos llama la atención de Black Flag es que la compañía se ha dado cuenta del potencial que tienen los barcos y lo mucho que nos gusta surcar los mares y vérnoslas con otros marineros. En fin, que lo visto en Assassin’s Creed 3 con los barcos era un aperitivo comparado con esto. Habéis visto más que de sobra videos de situaciones de Edward Kenway en su nave, en islas buscando tesoros o recorriendo senderos de selvas, mientras se ocultaba en la vegetación. Veréis, no hay muchos detalles aún sobre qué ocurrirá con respecto a Asesinos y Templarios o incluso acerca de Abstergo y sus oscuros planes, pero sí hemos surcado los mares por nosotros mismos, hemos combatido y nos hemos infiltrado tratando de ser imperceptibles.

 

En base a lo visto y jugado en Assassin’s Creed IV podríamos decir que Connor se encargó de poner un punto y aparte en la saga. Encarnando a Edward no podemos evitar verlo como si de una franquicia nueva se tratase. Cuando alguien dice que los barcos toman mayor importancia, podríais pensar que simplemente nos veremos en un mayor número de batallas navales ¡Ni mucho menos! Empezad a pensar en el barco como algo más. No es un vehículo, ni un medio de transporte. El barco es un personaje más. De él y de cómo lo tratéis dependerán vuestros éxitos y vuestras cagadas. Os subís a ese barco y vuestro segundo de mando os empieza a dar la tabarra con que mejoréis el casco, los cañones y reclutéis tripulación, ¡hacedlo! Conforme vayáis navegando y adentrándoos en el interior de las islas, veréis que hay tiendas donde en otras entregas mejorabais las armas y ahora tenéis el apartado del barco.

 

El barco es un personaje más que cobra tanta importancia que deberemos estar pendientes de mejorarlo y repararlo
 


Para adquirir estas mejoras no hay nada mejor que conquistar unas cuantas goletas. Las hincháis a cañonazos y, cuando los veáis tiritando, los lanzáis unas balas encadenadas para que no escapen. Así es como vais a conseguir los recursos que os piden en las tiendas. Os preguntaréis por qué tanta importancia a los barcos. Cruzar el mar con el objetivo de reclutar nuevos bucaneros y conseguir materiales y encontrarse con nueve goletas del ejército británico no es broma (Algún compañero del sector os podría contar). Si recordáis la anterior entrega, tendréis presente que las misiones del barco estaban ahí pero no había un guión que nos empujara a realizarlas. Era más el hecho de que nos divertían mucho. Eso es lo que se gana con Black Flag, montaremos en barco por cojones y daremos el salto que nos faltó con el anterior. Querremos a nuestro barco y sufriremos cada bala recibida como si de una estocada en nuestras carnes se tratase. Durante la demo, se mostraba una misión en la que debíamos conquistar varios buques con el fin de recolectar algunos materiales para nuestro barco. Llegábamos a un punto en que si por un casual atacábamos a un barco y teníamos varios navíos de la armada británica o española cerca, no solía acabar bien para nosotros. No tenemos un botón bloquear como cuando manejamos a Edward. Podemos agacharnos como en la anterior edición, pero seguimos recibiendo daño.

 

Dejando claro el papel de nuestra embarcación pasamos a la parte más conservadora, como es la de recorrer a pie las islas. Poco nos sorprenderá en este aspecto. Los movimientos son bastante similares a los encontrados hasta ahora, pero esta vez la forma de ocultarnos en la inmensidad verde, aunque no llegue al nivel de otros títulos, gusta y mucho. Imaginemos que nos encontramos en el tejado de una cabaña y debemos localizar un objetivo para eliminarlo. Observamos su recorrido y, cuando detectamos que pasa sobre o cerca de unos arbustos, nos ocultamos en ellos y, al repetir la ruta y aproximarse a nuestro lado, ¡zas! le damos caza. Otro detalle cuidado es ocultarnos tras una pared y observar desde la esquina. Sí, esto ya podía hacerse con Connor pero resultaba algo forzado y ahora nos da la sensación de estar espiando de una forma más natural. No es que esto convierta a Assassin’s Creed en un juego de espionaje e infiltración pero resulta algo nuevo que rompe con todo lo anterior. Una parte que hemos podido jugar consistía en introducirnos, sin ser vistos, en una base enemiga. No es que cambiemos a jugar a un Splinter Cell, pero si es cierto que Ubisoft pretende sacarle partido al rollo del asesino y nos permite cierto grado de invisibilidad. De hecho, cuando nos encontramos en unos arbustos o tras una esquina y somos descubiertos no nos agrada demasiado entrar en combate directo. Es mucho más satisfactorio ir despacio y observando al enemigo, buscando su espalda.

 

Se da una vuelta de hoja al asesinato por sorpresa, dejando los saltos desde el tejado para dejar espacio a la ocultación


Poco más podemos decir, de momento, sobre Assassin’s Creed Black Flag, pero si parece oportuno dejar algo claro, el fan de la saga que quedara algo cabizbajo por la entrega anterior, puede quedar tranquilo con esta. Continúa siendo un patio de recreo enorme en el que tenemos un millar de cosas por hacer. Las aventuras de Edward Kenway, con lo que ha sido mostrado, marcan un cambio de rumbo para la franquicia. Es más, podemos jugarlo y llamarlo Assassin’s Creed o Las Increíbles Aventuras de Edward Kenway, pero no cabe duda que las horas al timón pasan sin que nos demos cuenta.


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