Avance Wolfenstein The New Order ,PC,PS3,PS4,X360,XONE

Es extraño que, con todos los shooters que me he comido esta generación, de vez en cuando me ponga a los mandos de uno y desaparezcan instantáneamente todas las críticas sobre el continuismo que tengo con este género. Curiosamente, uno de los últimos que no me provocó un soberano aburrimiento fue RAGE, tan criticado por muchos y al que de vez en cuando vuelvo para que me recuerden cómo se debe hacer esto de disparar sin complejos.

Wolfenstein: The New Order es así (así que probablemente si no te gustó la forma de disparar de RAGE pensarás que estoy loco). Es un juego sin complejos, que no se avergüenza de ser un shooter porque sabe que teclas tocar para que un acto tan simplista como apuntar y disparar sea la cosa más divertida del mundo. ¿Cómo lo hace? Volviendo a las mecánicas básicas, puras y que nunca dejaron de funcionar de la vieja escuela: nada de dos o tres armas, un arsenal completo del botón 1 al 9 y con la posibilidad de manejar dos armas al mismo tiempo; poderío en las armas: sentir de nuevo la fuerza de una escopeta, la intensidad de una ametralladora y su retroceso en vez de romper el sonido hasta hacerlo absurdamente irreal; escenarios dinámicos: donde no te vas a quedar en la primera cobertura que veas y limpiar toda una zona desde allí mientras te vas regenerando.

Estas son las cosas que han ido perdiendo el atractivo de lo que antes el shooter presumía. La recuperación de salud en botiquines, por ejemplo, no es sólo una forma más de dificultad, sino que te obliga a salir de tu escondrijo para ir buscándolos por el escenario o quitándoselos a los enemigos que caigan, con el riesgo de que el resto de enemigos que te siguen disparando te hagan picadillo. Un buen ejemplo es parte de la demo de Londres que pudimos jugar, donde puedes disparar una ametralladora y quedarte ahí viendo desfilar a todos esos nazis como si estuvieras reproduciendo la escena final de Rambo 4. El problema es que si no sales de ahí tu vida bajará irremediablemente porque no estás recogiendo los botiquines de los enemigos caídos o repartidos por el escenario. Así que olvídate de las malas costumbres que has cogido esta generación, aprende a morir y repetir misión y échale un par de huevos, que no te va a pasar nada.

Porque en Wolfenstein vas a morir por encima de la media de lo que te gustaría y de lo que estás acostumbrado. Han rescatado muy bien el estilo de hacer las cosas de id y se han inspirado muy mucho en esa maravilla llamada Return to Castle Wolfenstein. Aunque su desarrolladora MachineGames no te suene tanto, su sangre es la misma que Starbreeze, creadores de los juegos de Riddick, a los que Wolfenstein se parece poco, pero lo suficiente como para regalarte algunas escenas jugables muy bien escritas entre misión y misión. De hecho, que el juego tenga cinemáticas fue más una necesidad que una decisión creativa, ya que únicamente sirve para ocultar cargas.

Wolfenstein es todo lo contrario al shooter que se lleva ahora. No verás a B.J. Blazkowicz haciendo rapel o cosas así para entrar como un superhéroe por la ventana. Los que sí verás son mecánicas que ayudan y favorecen al núcleo del juego en sí, como asomarse por las esquinas tanto de pie como agachado, tanto por encima de una cobertura como por debajo… Utilizar tu cortadora láser para romper cadenas y crear trampas; o abrir huecos en una cobertura para poder disparar a través de ella. Lo mismo con ciertas cajas en las que podrás abrir un agujero para coger armas, munición, balas o descubrir secretos.

Definitivamente Wolfenstein no es un juego de id, pero tiene un profundo respeto por la compañía que lo reinventó. Usa su motor id Tech 5 como si lo llevara haciendo toda la vida y jugarlo en un PC a 60 frames por segundo constantes es una de esas cosas que te alegran la vida. Es curioso que entre RAGE, The Evil Within y este Wolfenstein seguimos pensando que RAGE sigue siendo el juego más vistoso de los creados con el motor de Carmack, pero no hay duda que Wolfenstein The New Order ha sabido cómo manejarse técnicamente, jugablemente y acompañado con retazos de historia suficientemente elaborados para mantenerte un poco interesado por este What If…? de Nazis, caos y destrucción. Antes de sentarnos con él y tras el fiasco que supuso la última entrega no habríamos apostado mucho por este New Order, pero tras quince minutos de adrenalina, mentiríamos si no dijéramos que queremos más.