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Avance Thief ,PS4,X360

Ladrón de guante negro
Miercoles 09 de Octubre de 2013 por Alejandro Pascual

Es extraño pensar que una acción tan poco inusitada como el sigilo haya creado un propio género en los videojuegos, con algunos referentes que son recordados como clásicos. Algo debe tener este tipo de obras, que apuestan por evitar el enfrentamiento; que marcan a un sector de los jugadores. Quizá sea el ritmo. La forma de buscar una estrategia, de ser más listo que el rival y salirte con la tuya. A día de hoy son pocos los juegos que siguen esta misma premisa, pero los mejores momentos de juegos como Dishonored, en donde éramos un dios del sigilo, o incluso Deus Ex Human Revolution o Batman Arkham, donde pillábamos a los enemigos por sorpresa, nos producen una sensación de superioridad que nos atrae más de lo que pueda hacerlo disparar un arma de fuego.

 

Thief está lleno de esos momentos. Más aún, si aplicamos la ley de realizar todo como un fantasma, sin tan siquiera dejar rastro de nuestra presencia. Lo mejor del título en la larga hora que pudimos jugar a él es que todas las herramientas que tiene Garret son, más o menos, realistas. Era una gozada en Dishonored moverse gracias a la magia (aunque muchos querían verlo como si usáramos trucos), pero todos los gadgets que tiene Garrett a su disposición son más o menos reales, apelando a la habilidad del jugador para utilizarlos y sobre todo a la buena observación.

 

Porque Garrett no es un superhéroe. Dispara lento, prefiere la porra a la espada y huir a luchar. Sus movimientos de hecho, son gráciles pero lentos, no somos como un personaje de Assassin's Creed atravesando literalmente las calles. Para evitar tener que salir de una situación comprometida, lo mejor en Thief es no crearla, y para no crearla lo mejor es observar el entorno, analizar todas sus posibilidades y elegir la que creemos que será más sutil.

 

Mirad esta maravillosa estampa nocturna. ¿No tenéis ganas de recorrer cada rincón?

 

Puede sonar interesante, pero lo cierto es que en la práctica muchos jugadores no lograrán entender el objetivo que el juego propone. Porque Thief no te explone más que con leves destellos las opciones que puedes usar. No te sale un cuadro de diálogo, ni una explicación de cómo afrontar cada robo… Nada de eso. No quiere estropearte la sorpresa, quiere que analices la situación y encuentres la solución al problema. Pero en los tiempos que corren, donde todo debe ser rápido y sentir una reacción satisfactoria a cada acción que realices, muchos jugadores se perderán en un amasijo de combates infructuosos y en la frustración de no entender tus objetivos.

 

Pero eso está bien. Saber que caerte puede ser letal, que si te encuentran tendrás que huir y replantear la estrategia, que tienes que ir bien preparado de equipo o tendrás que escoger el camino difícil, es lo que hace que jugar a Thief sea una experiencia tan envolvente. El juego no te regala nada, salvo el premio de haber cumplido cada misión. Para un jugador paciente no hay nada más reconfortante que eso.

 

Garret es un ladrón con un sólo principio: lo tuyo es mío. Es interesante la moralidad del juego, que en lo poco que hemos visto unido a los tráilers deja escapar un cierto mensaje. Somos una especie de Robin Hood que roba a los ricos y se lo queda para él. A diferencia de los anteriores juegos, no hemos detectado, al menos aún, esa aura mágica que siempre rodeó la saga. Steven Gallagher, director narrativo, lo define como "místico". Aunque el mundo fantástico medieval donde se mueve Garrett está mucho más industrializado que el de la trilogía original, sí es cierto que hay un cierto componente de misticismo en él. Mejor aún es el planteamiento que propone, porque de alguna manera conecta con los convulsos tiempos en los que vivimos, donde la diferencia entre ricos y pobres es más fehaciente y la clase media parecer estar desvaneciéndose. Hay algo al actuar como Garrett dentro de un contexto a medio camino entre la venganza y la justicia. Pese a que esto es un juego de mecánicas, tenemos mucho interés en comprobar como se desarrolla la historia cuando el juego salga de las sombras.

 

Quizá el punto más discutible de Thief es que todo el juego parezca ser de noche. Es realista, pero esperamos equivocarnos.

 

Y decimos que es un juego de mecánicas porque aunque no requiera de una rápida o constante pulsación de botón, todo responde a las órdenes del jugador. Al principio, su control se nos hará raro, más aún si venimos de la agilidad de un Dishonored, pero una vez que somos capaces de dominar la maestría de la técnica de Garret podremos crear situaciones espectaculares, aprovechando las alturas o las sombras. El modo Focus es quizá el protagonista (aunque Gallagher recomienda no usarlo si quieres una experiencia Thief más clásica): es esa habilidad "mística" por la cual nuestro ladrón es capaz de avanzar unos metros casi sin ser detectado. Nos salvará el pellejo muchas veces, aunque en otras acentuará más el mayor inconveniente que hemos visto en el título hasta la fecha: una Inteligencia Artificial que hace aguas y que en muchas ocasiones parece que nos dijera: "te he visto, pero voy a contar hasta cinco". 

 

De todas formas, la IA tiene su importancia hasta cierto punto. El objetivo del buen jugador de Thief es que los enemigos ni te huelan. Es un ejercicio de paciencia y habilidad, ya que incluso en momentos en que tienes que atacar frontalmente puedes hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. Dos soldados: tira una flecha a uno, usa el focus para acercarte, rómpele la antorcha con la porra, vuelve a usar la concentración y derríbale cara a cara antes de que pueda atacar con su espada. Como todo buen juego de sigilo, las mejores herramientas de ataque vienen con el factor sorpresa.

 

No voy a negar que como amante de la franquicia, del sigilo y de la ambientación medieval, este título me entra por los ojos y es uno de mis más esperados del año. Reconozco que es más cuadriculado que Dishonored, la comparación odiosa, lo sé, pero logra a su vez hacernos más partícipes en él que el título de Arkane cuando logramos un robo perfecto. Está lleno de misiones secundarias, con secretos a descubrir, puzles que resolver y posee la espectacularidad de la tercera persona en algunos momentos, como bien hacía Deus Ex HR. La tecnología a medio camino entre generaciones hace a su vez que visualmente se comporte de forma sólida y todo sea nítido, algo que necesitamos mucho en un juego rodeado de oscuridad y los pequeños detalles a la hora de cubrirse detrás de una esquina, una caja o esperar encima de una viga, hacen que realmente estemos mirando a través de los ojos de Garrett. De nuevo, estamos ante la gran pregunta: ¿qué tipo de jugador eres? Si eres de los que crees que la paciencia es la madre de la recompensa, Thief es tu gran golpe.


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