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Avance The Legend of Zelda Link's Awakening ,SWITCH

¡Despierta al Pez Viento, Link!
Jueves 12 de Septiembre de 2019 por Julián Plaza

Si tuviésemos que quedarnos con tres The Legend of Zelda encargados de establecer las bases de la serie, me costaría elegir a los otros dos, pero tengo claro que uno sería Link’s Awakening. Por eso de salir en una portátil -por mucho que fuese Game Boy-, ha terminado teniendo una contundencia mediática menor que la de sus allegados de salón; por esa razón, que ahora pegue un salto al presente en calidad de remake es, casi, una cuestión de justicia. 

 

Este fue el primer Zelda sin una princesa a la que salvar o sin un malvado Ganon al que eliminar, pero también aportó novedades y características que se mantendrían hasta el presente como, por ejemplo, el uso de instrumentos. La gran pregunta, claro está, es saber cómo ha aguantado el paso del tiempo, pero podéis estar tranquilos: del mismo modo que otros clásicos de Nintendo han logrado la condición de atemporal, aquí ocurre lo mismo. Este remake toca lo mínimo porque la base es buena, y cuando toca algo lo hace con mucha cabeza

 

 

Si venís de juegos de la serie con una propuesta más abierta y, en especial, de Breath of the Wild, aquí os encontraréis un juego más íntimo en la escala y más restrictivo en cuanto a la libertad. La isla de Koholint es un gran puzle en sí misma e irá abriéndose a medida que añadáis objetos a vuestro inventario. Sí, el camino es más guiado especialmente al principio, pero por otro lado cada porción de terreno tiene muchísimo donde rascar y siempre tendréis motivos para revisitar antiguas zonas. 

 

Esa sobrecarga de tareas en cada cuadrante del mapa es lo que en su momento consiguió que una experiencia portátil se sintiera como un gran Zelda, y la buena noticia es que esa sensación se mantiene. Sobre el papel, tendréis que encontrar ocho instrumentos resguardados en ocho mazmorras de las de toda la vida -algunas, por cierto, de las más ingeniosas de toda la serie-, pero más de una vez será más complicado conseguir la llave que da acceso a cada una que completarla en sí misma. Es un juego que coge A Link to the Past y lo estruja para que quepa lo mismo en un terreno más pequeño. 

 

 

Soy de los que no tenía dudas con respecto al remozado visual, me gusta ese pequeño desenfoque en la pantalla y la estética de figurita de plástico que tienen todas las cosas. Es una elección que da lugar a un juego más que resultón, honestamente bonito y, también, un pelín exigente para Switch en las zonas con más carga gráfica, como por ejemplo la aldea Mabe. Seguimos en fechas previas al estreno y todo lo dicho merece el beneficio de la duda, pero es tan justo decir que las rascadas puntuales están ahí como que, en el fondo, nunca llegan a ser nada grave. 

 

Se agradecen también los cambios en el comportamiento de los enemigos, más inteligentes que antes y con pequeñas modificaciones que hacen que el combate sea más interesante sin cambiarlo más de lo necesario. Siguiendo con las novedades, es una bendición que algunos ítems ahora tengan botón asignado (en el original, todo incluyendo la espada y el escudo tenía que compartir únicamente dos ranuras de botones: A y B), lo que gana el conjunto en fluidez es indescriptible. Por último, ahora el mapa permite añadir marcadores, y siendo esto un juego de “libretita” me parece todo un acierto. 

 

 

Sin querer ahondar más y, de hecho, recomendando que no miréis más de lo necesario, The Legend of Zelda: Link’s Awakening Remake aspira a cumplir como revisión de un clásico y, también, como un gran título que descubrir si no lo habéis hecho ya. Me sorprende incluso la duración de un juego que creía recordar que se alargaba menos, y creo que todavía tiene un par de ases en la manga porque, por ejemplo, aún tengo que investigar a fondo el creador de mazmorras de Dampé. Pero todo llegará. ¿O no? ¡La verdad es que en Koholint nunca se sabe nada a ciencia cierta!


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