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Avance The Legend of Zelda Breath of the Wild ,SWITCH,WIIU

Olvida todo lo que crees que sabes del videojuego.
Viernes 24 de Febrero de 2017 por Víctor Junquera

Olvídate de todo lo que creías saber sobre Zelda para afrontar Breath of the Wild, olvida todas tus posibles expectativas, olvida los convencionalismos del videojuego, olvida los desarrollos guiados, los comienzos lentos y las clásicas forjas del héroe, olvida el sandbox de ir de A a B, hacer favores y recados y cumplir objetivos clónicos, olvida el propio concepto al que nos tiene acostumbrados Zelda de nueva zona-pueblo-mazmorra-repetir, olvida la aventura por pasos marcados, olvida conseguir objetos sagrados para despertar la Espada y conseguir más objetos sagrados para abrir el camino hacia el villano,...

 

 

The Legend of Zelda: Breath of the Wild sabe ser familiar de alguna forma con todos los que saben disfrutar de cualquier forma de un videojuego, y por supuesto sabe ofrecer detalles para el fan de la saga, pero tras unas cuantas horas a los mandos de este nuevo Link, me doy cuenta de que todo lo que podía saber de Zelda aquí sólo sirve para sentir un punto extra de emoción a medida que se va destapando la trama. Pero, ¿qué trama? ¿Cómo se construye una trama alrededor de un juego que te permite una libertad total desde el primer momento y no te pone más límites que tu propia habilidad?

 

Por supuesto, se pueden ver retazos de anteriores Zelda, y es fascinante ver en qué se han convertido esas semillas de diseño plantadas en A Link Between Worlds con su libre elección de armamento para acceder a mazmorras sin orden, en Skyward Sword con el medidor de aguante, la idea de que todo el mundo es una mazmorra y la recolección de objetos para mejorar el equipo, y otro sinfín de detalles reminiscentes de otros títulos de la saga que no comento por ser gigantescos spoilers, pero que también están ahí.

 

 

Pero sin duda, prima la sensación de aventura y hostilidad del The Legend of Zelda original de NES, sólo que aquí el viejo inicial ni siquiera te da un arma. Quizá esta hostilidad sea uno de los pocos puntos flacos de Breath of the Wild pensando en lo habitual, en lo user-friendly que es siempre Nintendo, buscando que todo el mundo sea capaz de jugar y disfrutar de sus juegos, y éste no sólo es el título más grande y ambicioso que han creado nunca, sino que puede ser también el más difícil y exigente a todos los niveles, y el hecho de que haya decidido romper con todo lo establecido durante más de 30 años de una forma tan atrevida tiene un valor incalculable.

 

Como bien se decía, es posible ir a por Ganon desde un primer momento. En teoría sólo hay que completar la primera misión para poder descender de la Meseta de los Albores con la Paravela, pero seguro que alguien encuentra la forma de saltarse incluso esta parte. Estas primeras horas de Breath of the Wild en la zona que ya se ha visto una infinidad de veces ejerce claramente de tutorial del juego, donde te explica una buena cantidad de los detalles que te encuentras una vez desciendes al resto de Hyrule, y desde ese primer momento Link cuenta con todas las habilidades necesarias en su tablet multi función, la Piedra Sheikah, teniendo incluso una fuente ilimitada de bombas que puede servir para ese eventual caso en que todas sus armas acaben por romperse, o el imán con el que utilizar el entorno para atacar además de otras tantas utilidades.

 

 

La verdad, ansío poder decir mucho más de todo lo que sé y lo que voy viendo de Breath of the Wild ya que todos los pocos que lo estamos jugando, cada uno tenemos una experiencia completamente diferente porque nadie ha seguido el mismo camino, pero la sensibilidad al spoiler es extrema en estos casos, así que puedo limitarme a decir algo 'tan sencillo' como que Zelda ha reinventado el sandbox, ese 'género' que ha llegado a estar saturado de entregas que no aportan nada a la industria, de mecánicas y desarrollos predecibles en el que muy pocos consiguen brillar. Breath of the Wild consigue romper con todas esas ideas establecidas eliminando todo tipo de barreras invisibles y puertas cerradas, permitiendo que sea el jugador, de verdad, quien decida qué historia descubrir.

 

En cierto modo, la libertad de The Legend of Zelda: Breath of the Wild tiene más que ver con el mundo de The Witness que con el de cualquier otro videojuego. Tienes un mundo completamente abierto a recorrer para descubrir todo lo que te plantees descubrir, con la única limitación de observar y aprender lo que tienes que hacer para avanzar. Mientras que en The Witness la llave es un lenguaje concreto, una resolución de puzles que comprender, aquí es una observación del entorno y aprovechamiento de recursos. Puedes subir a cualquier torre o montaña desde el primer momento, siempre y cuando encuentres el camino por el que hacerlo, y si se te queda corta la barra de aguante, siempre puedes encontrar objetos que la amplíen, cocinar algún mejunje que sirva a tu propósito o hacer todo tipo de pruebas en los Santuarios para ampliar tu Stamina en lugar de tus Corazones. La respuesta siempre está en el entorno y en cómo sepas aprovecharlo, y no en un momento clave de la historia que abre una puerta que hasta ahora estaba cerrada.

 

 

Se ha hablado mucho de comparativas con todo tipo de ideas, del entorno modificable y la caza de Far Cry, del combate de Dark Souls, de la libertad de Skyrim,... Por supuesto que hay inspiración en todo tipo de obras, pero es la mezcla de todo esto con el entorno de Zelda y la idea de la libertad absoluta lo que hace que Breath of the Wild sea capaz de brillar tantísimo. De alguna forma, consigue incluso hacer que todos esos pequeños pormenores técnicos pasen desapercibidos ante otros tantísimos detalles. Breath of the Wild tiene ciertas caídas de framerate con escenarios demasiado sobrecargados o con más efectos de la cuenta, pero aún así consigue que esos efectos o la vida constante que respira todo el entorno brillen más que la ralentización puntual, o incluso es capaz de hacer entrever entre dos montañas con texturas dignas de la pasada generación la puesta de sol más espectacular que hayas podido ver en un videojuego, con la hierba meciéndose al viento entre tus pies, con el sol reflejado a lo largo de todas las curvas de un río y cuatro solemnes notas de piano que consiguen que todo lo malo no importe.

 

Los más asíduos a Mundogamers ya me conocerán y sabrán que no iba precisamente corto de expectativas ante este nuevo Zelda, pero en ningún momento fui capaz de prever que esto fuese tan, tan revolucionario a todos los niveles. Aún me queda mucho por hacer, llevo más de veinte horas y hay partes de esta gigantesca Hyrule a las que no me atrevo a acercarme porque no me siento preparado para todo lo que me puedo llegar a encontrar aun sabiendo que podría ir perfectamente. Intento seguir las muy sutiles invitaciones del juego a seguir una dirección (que no un camino), pero siempre me encuentro perdido entre la naturaleza, buscando retos personales, queriendo llegar a un punto por el recorrido menos convencional, investigando sobre este mundo hostil y sobre qué llevó a Link a dormir durante 100 años, decidiendo si prefiero obtener más vitalidad o más aguante, buscando lo necesario para cumplir alguna misión, buscando algún tesoro, o sencillamente subiendo a lo más alto para disfrutar de las vistas.

 

 

Y con todo esto, sé que tengo entre mis manos todo un Zelda, un Zelda incomparable a cualquier otro, lejos de cualquier escala de favoritos porque las mazmorras de uno me gustan más o la historia de otro tiene tal o cual momento. The Legend of Zelda: Breath of the Wild cuida al fan, pero es incomparable a cualquier otro videojuego. Por eso, olvida todo lo que sabes de la saga, olvida las mazmorras y las puertas cerradas con llave, olvida los puzles de empujar bloques sobre una cuadrícula, olvida los items desaprovechados con usos puntuales, olvida vestir a Link de verde e incluso olvida que todo esto gira en torno a la Trifuerza y la Espada Maestra, porque puede que en tu partida ni siquiera llegues a encontrarlas.

 

Olvida todo lo que creas que sabes y lo que esperas, escapa de la red y de los spoilers, y prepárate para disfrutar de algo completamente nuevo.


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