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Avance Splinter Cell Blacklist ,PC,PS3,X360

Más mortífero que nunca , Sam
Martes 21 de Julio de 2015 por Bruno Louviers

Una de las metas que tenía Ubisoft con Splinter Cell Conviction era el hacer el juego más accesible al gran público. Desde luego que puede sonar como algo bastante contraproducente para los más viejos del lugar, ávidos de emociones fuertes que se alejen de los anodinos paseos para sexagenarios en los que se está convirtiendo el mundo del videojuego actual… pero lo cierto y verdad es que las anteriores entregas de la serie Splinter Cell eran aventuras bien puñeteras, alcanzando su cénit en términos de dificultad con Chaos Theory, título excelente donde los haya, pero en absoluto apto para todos los públicos. Por ello, tal vez era necesario hacer algún que otro reajuste en pos de que el amigo Sam Fisher encandilara a los usuarios menos hardcore. En este sentido, el que esto suscribe temía y mucho lo que podría encontrarse uno con el producto final. Lo reconozco: soy fan a más no poder de los juegos en los que el sigilo y la planificación de las misiones se conjugan en torno a una dificultad demencial antepuesta totalmente a la acción descerebrada de los shooters convencionales. Es por ello que adoro afrontar los retos de los viejos Splinter Cell, de la serie Hitman y cualquier Metal Gear Solid es su dificultad más alta. Y si bien Ubisoft suavizó sobremanera la firme rigurosidad de sus anteriores programas, Splinter Cell Conviction no dejaba por ello de ser un fantástico ejemplo de juego de acción y sigilo, tan difícil como uno mismo quiera y con una puesta en escena marca de la casa.

 

 

Argumentalmente se le pusieron muy mal las cosas a Sam Fisher en Conviction. Atormentado por el asesinato de su hija y traicionado por el que hasta entonces había sido su agencia, nuestro hombre terminó descubriendo una trama en la que nada era lo que parecía, llegando a un desenlace a todas luces apasionante que, sin querer entrar en detalles, parecía tener un final feliz. En cualquier caso, este capítulo redefinía de medio a medio la mecánica que hasta el momento había ido definiendo a la serie a lo largo de cuatro entregas (Splinter Cell, Pandora Tomorrow, Chaos Theory y Double Agent), doblegando de manera radical una metodología lúdica que, a pesar de los notables avances propiciados por sus desarrolladores, se mantenía rígida, severa y en ocasiones demasiado áspera con el jugador. Yo, que soy muy fan de Sam Fisher y su perenne mesura y calmada planificación de la situación, temía encontrarme ante una “casualización” del estilo que teóricamente debía identificar a la marca Splinter Cell. Pero juzgar antes de probar siempre me ha parecido poco justo, e igualmente justo es dedicarle un buen tiempo en pos de saber hasta cuánto merece la pena contrastar sus novedosas convicciones. Y es que, si bien el juego daba pie a que demasiadas secuencias se puedan resolver a base de disparos y técnicas cuerpo a cuerpo, sí es cierto que la nueva tesitura en la que se veía envuelto Fisher lo justificaba todo de medio a medio. Diantres, nuestro héroe se encontraba en el punto de mira de medio mundo, con momentos en los que se vería rodeado por decenas y decenas de individuos ansiosos por cortarle las alas… ¡difícil lo tendría actuando a la usanza de, por ejemplo, Splinter Cell: Double Agent!

 

 

Con todo el cacao de Conviction resuelto, Ubi continúa la serie con un paso que a todas luces resulta consecuente. Sam Fisher vuelve a ser un operativo de Third Echelon, con una misión asignada que, a priori, no parece distar en demasía de sus anteriores objetivos. Pero lejos de toparnos de bruces ante el tópico paralelismo, sus desarrolladores sabrán adornar la siempre magnífica puesta en escena marca de la casa apoyándose en un guión tremendo sobre el que se sustentará toda la arquitectura jugable. En este sentido, visto lo visto hay que dar por supuesto que, en términos de cinemáticas y demás, Splinter Cell Blacklist se aleja diametralmente de los excesos peliculeros que podemos contemplar en la obra de Hideo Kojima y, si me apuras con un caso más reciente, en Max Payne 3, usándose para la ocasión pocos elementos no interactivos a la hora de desarrollar la trama del juego. Y como decía, el argumento de este nuevo Splinter Cell promete ser de lo más absorbente: un grupo de naciones disidentes no están disposición de seguir tolerando la presencia militar de Estados Unidos dentro de sus fronteras, y con la idea de liberarse de dicha ocupación, ponen en marcha un plan terrorista con un ultimátum llamado “Blacklist”, una dramática cuenta atrás de ataques terroristas en escala sobre intereses americanos.

 

 

Ya en Conviction pudimos ver a un Sam Fisher especialmente embrutecido, y en Blacklist no será menos. Antes, el motivo era la venganza en su estado más puro, pero ahora la situación deja entrever un magnicidio en el horizonte en el que no cabe otra que ser terriblemente expeditivos. En la demostración que pusieron a nuestro alcance los productores del juego se contemplaba a un agente que no conoce la piedad, donde pocos efectivos enemigos quedaban con vida a su paso. En absoluto estamos hablando de un shooter genérico, sino de un juego de acción y sigilo en el que manejamos a una auténtica máquina de matar. Fisher parece haber alcanzado el cénit en lo que a su condición física se refiere, y se muestra tremendamente ágil, rodando, saltando, trepando como si de un Assassin’s Creed se tratara… todo sin darle al enemigo ni un solo segundo de reacción antes de que se pongan el pijama de pino. Y todo ello con la misma elegancia de acciones que ya pudimos ver en Conviction, elevando a la enésima potencia todo lo concerniente al ritmo de juego. Aparte, imaginaos el uso que pretenden los creadores del juego de darle a algo como Kinect: con nuestra voz, podremos pillar desprevenidos a los terroristas, llamar su atención y acabar con ellos de manera desprevenida… ¿mola o no?

 

 

Cabe citar la vuelta del multijugador (el famoso “espías contra mercenarios”) al universo Splinter Cell, tras la notable ausencia del mismo en la última entrega. No obstante, la campaña Splinter Cell Blacklist promete a partes iguales espectacularidad, emoción y diversión sin par. Espectacularidad porque ya sabemos cómo se las gasta Ubisoft con sus productos más mimados… Conviction ya fue toda una muestra de amor de la compañía gala de cara a trabajar con el Unreal Engine, hasta el punto de que el motor gráfico parecía lucir mejor que nunca; en Blacklist, la puesta en escena, con unos escenarios cargadísimos de detalles, promete una ambientación sin igual. La emoción también está garantizada con solo pensar en la trayectoria de las aventuras de Fisher, máxime cuando Conviction era una auténtica montaña rusa de principio a fin, lejos de los aburridos guiones de los primeros Splinter Cell. Y diversión sin par fácilmente refutable tras la, otra vez, experiencia de Conviction… hemos contemplado que, en el peor de los casos, casi todo sigue igual en Blacklist, y eso es una muy, muy buena noticia. En MundoGamers estamos absolutamente convencidos de que la vuelta a las filas de Third Echelon será un ejercicio de lo más apasionante para todo jugón que se precie.


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