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Avance Sleeping Dogs ,PS3,X360

Sleeping Dogs traza un nuevo rumbo en el género sandbox
Lunes 23 de Julio de 2012 por Víctor Junquera

Sleeping Dogs es lo que True Crime quiso ser pero nunca pudo porque Activision dijo «es que no acaba de gustarme...». A los rezagados como yo que aún no sepan la verdad a cerca de Sleeping Dogs les comento, simplemente, que ha pasado por varias manos hasta llegar a Square Enix, quien, por cuestiones de licencias, no pudo continuar la tradición onomástica. En el traspaso de poder no murió nadie. Quizá algún gallo… pero de eso hablo luego. Dicho esto, paso a describir mis opiniones y emociones con respecto a Sleeping Dogs.

 

Hay quien dice que en el mundo de los videojuegos que no hay cosa más satisfactoria que darle un puñetazo a una prostituta en GTA. Mentira grande. Básicamente porque desconocen el inmenso placer que supone propinarle una patada voladora. Sí señores, lo primero que hice a los mandos de Sleeping Dogs en cuanto salí a la calle —dentro del juego— fue correr al lupanar más cercano y comprobar la resistencia de las prostitutas del juego en comparación con las del GTA. No sé si sería por esa primera patada voladora, pero parece que aguantan menos…

 

Y no me sorprende, porque nuestro protagonista, el policía encubierto Wei Shen, es todo un experto en artes marciales, con lo que el juego luce por un sistema de lucha complejo y completito. Tanto es así que, a pesar de empezar conociendo un par de ataques —puñetazos y patadas simples—, a lo largo del juego iremos descubriendo más movimientos. Como si de un beat ‘em up se tratara, se pueden realizar combos, bloqueos, fintas y agarres que, si bien son de sencilla realización, son también muy variados. Me acordé inmediatamente del sistema de lucha de los Batman Arkham: es igual; solo que más realista. Aquí, además, se puede interactuar con los elementos del entorno, como cabinas telefónicas, puertas de frigoríficos, barandillas… Imaginación al poder.

 

La patada voladora es el método de saludo favorito de Wei Shen.

 

Aún está por ver el resto de capacidades ofensivas de Shen, como el uso de armas de fuego (con palancas y cuchillos se maneja), pero en ese aspecto dudo que aporte ninguna novedad, más allá de poder disparar haciendo acrobacias por el escenario y demás, como ya se ha visto en los tráileres.

 

Pero el juego no es solo patadas voladoras (o sí, lo dejo en vuestras manos). Como policía encubierto, Wei Shen tiene que patearse la ciudad de Hong Kong de arriba abajo para realizar misiones, pero la ciudad no lo pone fácil, en especial si padecemos de déficit de atención. Está plagada de misiones secundarias, carreras, peleas, tiendas, etc. En resumen, la ciudad es enorme y no se puede andar ni 10 metros sin encontrarse algo que hacer. Para instarnos a que nos animemos con las misiones secundarias, el juego nos premia con experiencia por cada éxito que tengamos. Toda ella luego es canjeable por mejoras de diferentes naturalezas y utilidades, de forma que podemos cubrir muchos campos de habilidad, imitando a un RPG.

 

La conducción es otro de los pilares de Sleeping Dogs. En esto Sleeping Dogs se desmarca de otros juegos similares por una simple razón cultural, en Hong Kong se conduce por el lado contrario. Parece que no, pero en algunas ocasiones es fácil confundirse de carril y estamparse. En cuestión de variedad de vehículos, el juego está bien servido. Por otro lado, es interesante la interacción con ellos, porque Shen tiene la posibilidad de subirse encima haciendo equilibro para realizar los tiroteos más locos desde el capó de un coche o sobre una moto. La representación de la velocidad y la maniobrabilidad de los coches, así como de las carreteras de la ciudad, es muy fiel a la realidad.

 

Misiones, misiones y más misiones

 

Ah, sí, el juego tiene historia, y una muy turbia. Wei Shen tiene la misión de infiltrarse en las tríadas de Hong Kong y acabar con ellas desde dentro. A partir de este hilo narrativo, el juego se desarrolla en tres partes: en la primera, Shen comienza a tontear con las tríadas; en la segunda, se encuentra dentro absorbido por la organización; en la tercera parte, Shen empieza a dudar de la policía. Es una historia de crimen, traición, violencia... la tensión se puede cortar con tijera.

 

Ante tanta tensión, lo mejor es disfrutar de la ciudad y relajarse. Creo que el cerebro humano aún no está preparado para asimilar la cantidad de cosas que pueden hacerse en solo un videojuego. Ya lo decía antes: hay carreras, peleas, karaokes, tiendas de ropa, tiendas de comida, farmacias, burdeles, más burdeles… Todo ello bien localizado en el mapa para sacar el mejor provecho a nuestro tiempo. Un ejemplo es el indicador de «Peleas de gallos» que encontré de forma aleatoria en el susodicho. Peleas de gallos. No logro expresar con palabras lo que sentí cuando presencié eso. Si se pudiera apostar dinero real lo haría, más no digo.

 

Sleeping Dogs traza un nuevo rumbo en el género sandbox. Logra cubrir un campo inmenso de posibilidades de forma virtuosa. La sensación que se obtiene jugando es muy plena y satisfactoria. Ya empiezan a oírse las opiniones que dicen que este será el gran oponente de GTA V y, si lo que hemos presenciado hasta ahora es representativo de lo que será Sleeping Dogs al final, puedo apostar que sí.


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