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Avance Homefront The Revolution ,PC,PS4

La guerrilla toma forma.
Jueves 06 de Agosto de 2015 por Diego Emegé

Homefront: The Revolution lleva unos cuatro años en desarrollo y ha pasado por tres editoras distintas. Cuando la gente de lo que ahora se conoce como Dambuster dejó atrás la etapa con THQ, comenzó a consolidar la idea definitiva del juego, y, de hecho, el propio estudio ha mantenido la misma mano de obra desde entonces. Siempre quisieron aprovechar el punto de partida propuesto por Homefront, pero también tenían claro que querían hacer algo distinto, no necesariamente una secuela. En The Revolution hablamos de la guerra de guerrillas, de la lucha sin posibilidades y de la supervivencia en un territorio hostil que antes llamábamos casa.

 

Tanto la prueba del juego como la entrevista que pudimos realizar con C.J. Kershner, director narrativo del título, nos permitió descubrir a un estudio muy consolidado y unido. Está formado por unas 120 personas, y todas ellas tienen influencias e intereses distintos, pero también tienen en común una visión muy clara de lo que quieren expresar con este juego. Cuentan con todo el apoyo de Deep Silver, y contaron con todo el apoyo de Crytek hasta que los problemas económicos les arrebataron el título de Crytek UK, con lo que el tiempo que se tomen hasta que The Revolution llegue a las estanterías será tiempo bien empleado.

 

 

La historia tiene lugar en Filadelfia, cosa que es irónica, pero también muy pertinente, porque es uno de los lugares en los que Norteamérica dio comienzo como nación independiente. Volvemos a sumergirnos en una realidad alternativa en la que Corea ha invadido el país y tiene subyugada a su población. La KPA, que es como se llama su ejército, se ocupa de controlar la ciudad y la tiene dividida en tres zonas: la verde, la amarilla y la roja. En la última tuvimos la oportunidad de darnos una vueltecita durante nuestra prueba, y en seguida os la detallaremos. La zona verde es la zona más habitable y segura, donde se encuentra la sede del gobierno coreano, mientras que la amarilla aloja los guetos de la población original de la ciudad, que controlan mediante una flota de drones y patrullas de militares. Ah, y cada zona tendrá sus distritos.

 

La zona roja alberga el territorio en conflicto constante, donde la guerrilla aún tiene la posibilidad de cambiar las tornas del enfrentamiento para tratar de recuperar su tierra. Allí la KPA controla absolutamente todo el territorio, con patrullas numerosas, tanquetas armadas hasta los dientes, más drones y, sobre todo, con asentamientos y enclaves estratégicos. Esos últimos son justamente los que tuvimos que aprender a controlar en nuestra prueba. Para ello teníamos que organizar bien nuestros ataques, porque en The Revolution si hay una constante es la sensación de indefensión frente a un invasor más pudiente que nosotros.

 

 

Como componente de una guerrilla tenemos que buscarnos las castañas para armarnos como mejor podamos, y para ello hace falta saquear todo lo que se nos ponga por delante. Así logramos hacernos con munición y materiales para crear todo nuestro arsenal, que al cabo de un tiempo acaba pareciéndose más a una colección de herramientas de ferretero que otra cosa. Como ejemplo, os comentamos que una sola escopeta podía modificarse con distintas miras, culatas, munición y modificaciones loquísimas que nos permitían hasta lanzar cargas incendiarias.

 

Los chicos de Dambuster nos contaron que el juego tendrá un fuerte componente aleatorio construido en varias capas, como la localización de los enemigos, objetos y objetivos. A esto se le suma el que cada objetivo pueda afrontarse de varias maneras. Por eso cada partida será distinta. En nuestro caso las veces que salimos con vida de un enfrentamiento directo fueron pocas. Lo ideal fue jugar con el enemigo, controlar sus movimientos y aprovechar nuestras armas de guerrilleros, más que las de fuego. Aun así, también habrá un mismo hilo argumental muy bien definido para que el viaje del punto A al punto B tenga la misma dirección, aunque luego podamos tomar nuestro propio camino.

 

 

Visualmente, el juego destaca en entornos controlados por lo llamativo de un Cry Engine explotado a las mil maravillas por un equipo que lo conoce bien (controlados porque en el caso de nuestra prueba se ve que hacía falta un trabajo de pulido) pero, vaya, que hay buena madera en The Revolution. Homefront: The Revolution empieza a ser materia sólida. El fantasma de las bancarrotas queda ya atrás para un juego que propone ideas nuevas y lo hace con sinceridad y desde el buen hacer. Hasta 2016 no lo veremos llegar, pero poco a poco vamos creyendo que esta franquicia podría empezar a rozar el título de Call of Duty de Deep Silver.


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