Avance Epic Mickey Power of Illusion ,3DS
Me he convertido en devoto de Spector y el equipo de desarrollo de Epic Mickey: Power of Illusion, un ejercicio de nostalgia excelente. La generación de finales de los 80 vibramos con la aparición de Mickey Mouse en los distintos juegos de la serie Castle of Illusion por muchos motivos: más allá de la aparición de Mickey se trataba de obras de muy notable factura e inspiración 100% nipona de una Sega que deseaba fervientemente hacerse un hueco en el mercado con sus máquinas de 8 y 16 bits ante un campo devorado por Nintendo. Yo, como niño de esos que gozaron con Castle of Illusion, Land of Illusion o World of Illusion jamás habría imaginado que jugaría a una secuela de esas obras en 2012. Ponerme a los mandos y ver el movimiento del ratón, sus ataques e incluso escuchar sus FXs me ha llegado a emocionar. El equipo de Spector lo buscaba y lo ha logrado: tienen mi enhorabuena.
¿Qué pasa con el resto de gente que las experiencias del pasado les chupa un pie? Básicamente que se encontrarán con un juego de plataformas de la vieja escuela que gustará por su concepto jugable y por la bella composición del título en términos generales. Si encimas eres un loco o loca de la factoría Disney lo vais a gozar: hay personajes, guiños y homenajes para dar y tomar. Hemos podido disfrutar de Power of Illusion en el Gamelab y hemos contado con la presencia de personajes como Pepito Grillo, el Tío Gilito, Wendy, Peter Pan, el Capitán Garfio, la Bestia o Rapunzel, de la película Enredados. ¿Qué nos encontraremos en mundos posteriores? Me encantará poder disfrutarlo con una Nintendo 3DS en mis manos, os lo garantizo.
Plataformas en dos dimensiones, un castillo por explorar en el que iremos desbloqueando habitaciones según avancemos en la aventura principal y un regusto a clásico maravilloso. Mickey puede matar con el trasero a los enemigos, pero también puede usar el pincel mágico para rociarlos de tinta y acabar con las amenazas. Las distintas trampas y circunstancias en el escenario que impiden nuestro paso son fácilmente eludibles borrándolas o pintándolas para hacerlas aparecer y que nos ayuden. El ratón tiene una serie de elementos que podremos invocar al pintarlos que nos ayudarán, y la mayoría de puzles se resuelven con el uso de la brocha.
Es interesante que no hayan contado con un desarrollo pesado a la hora de pintar y que las plataformas sean el claro protagonista de la aventura. Pinchos, caídas y enemigos con rutinas distintas aparecerán ante nosotros y tendremos que acabar con ellos con pericia y agilidad. Lo único que me ha chocado es lo lento de las invocaciones de los distintos elementos que tenemos en nuestra chistera: hay una animación que nos muestra el objeto que debemos pintar, otra que nos lo enseña pintado, otra para aparecer en el escena y por fin, comenzar a jugar. Quizás demasiado lento para mi gusto: una opción para cortarla a partir de la segunda aparición vendría como agua de mayo, ojalá lo tenga en la versión final.
El apartado técnico es precioso. Los personajes de Disney están hechos y animados con mucho cariño y se nota. Los enemigos son muy del estilo de los títulos antiguos y eso también se agradece por parte del sector nostálgico. La banda sonora, puro amor: en el primer mundo se adivina esa fanfarria mítica del legendario estudio de animación para convertirse en una melodía pausada pero preciosa mientras saltamos de nube a nube por el cielo de una Londres estrellada. Las voces, que aparecían en contadas ocasiones, están dobladas al inglés, pero no sería extraño que recibiéramos un doblaje al castellano: todo depende de la distribución que tenga. Ojalá haya suerte y los usuarios de Nintendo 3DS tengan por fin una alegría con nuestro idioma.
Creo que mi texto desborda la ilusión de un niño grande y espero haberos contagiado. La toma de contacto ha sido insuperable, pero me gustaría saber qué sentiría un jugador ajeno al fenómeno Castle of Illusion ante sus mandos. Francamente, creo que tiene ingredientes para triunfar con el público infantil – seguro – y a muchos adultos que al escuchar el nombre de Mizrabel viajarán a su infancia a los mandos de una Mega Drive o Master System. A la lista de deseos debemos añadir que el juego sea largo, rejugable y que esté a la altura del nombre. Deseo toda la suerte del mundo a sus desarrolladores: apunta alto.
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